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viernes, 13 de mayo de 2016

En el Congreso ya hablan de un cambio de época por la derrota kirchnerista

LPOEl FpV mostró límites problemas para conseguir aliados. Gioja y
 Bossio, los más desdibujados.
La imagen de resignación Teresa García, histórica secretaria parlamen
taria del FpV; las bromas de Diana Conti por una derrota anunciada y la
 resignación de Máximo Kirchner regalaban una foto desconocida.
“Hay un saldo positivo: tenemos 79 diputados y sentamos más de
 100”, intentaban consolarse algunos kirchneristas en la reunión de
 bloque, que tuvo más de 3 horas de catarsis y una aceptación gene
ralizada, a veces tácita y otras no tanto, de que ya no pueden liderar
 una sesión cuando se les de la gana. 
Hay un saldo positivo,
 tenemos 79 diputados
 y sentamos más de 100, intentaban resignarse en
 el bloque kirchnerista
 tras tres horas de catar
sis, conscientes que se 
terminó la época en que
 podían liderar una se
sión cuando se les die
ra la gana.
Según supo LPO, los más racionales no confiaban en la táctica de emparentar a Massa por los despidos que se vengan, eclipsada por el propio líder del Frente Renovador al lograr que Emilio Monzó difundiera temprano un plan de labor para la sesión del próximo miércoles, con la ley antidespidos como tema principal. 
Massa, por si fuera poco, los acorraló para el miércoles. Es que si le dictamen del FpV es rechazado y el de Cambiemos también, recién en el último turno se tratará el del Frente Renovador y no hay kirchnerista que se anime a aventurar un voto en contra que entierre por siempre la ley antidespidos. 
Tal era la desesperación de sólo imaginar ese momento que Axel Kicillof, en plena reunión de bloque, se puso a leer 
el dictamen del Frente Renovador. No le gustó.  

El mayor dolor en el FpV es que casi todos los bloques opositores evita
ron ser arrastrados por ellos, aun cuando se trata de una causa que la 
mayoría comparte.

El caso más evidente fue el de los cuatro diputados del Partido Socia
lista, que cuando vio que el FpV y el massismo iban en sentidos opues
tos, se quedó detrás de las cortinas y se negaron a ingresar. "Cuando 
los peronistas están en medio de una interna, hay que darles su tiempo
 hasta que se acomoden", explicaban filosóficos los socialistas.
Si idea, como la de muchos otros que comparten la idea de la ley antides
pidos, era esperar a que los kirchneristas se acercaran a los 129 del quó
rum para recién ahí sumarse. Pero el kirchnerismo también fracasó en
 ese plan y se ancló en 102, con un techo de 108 según las cuentas más 
optimistas, que sumaban a los distraídos que entraron tarde. No siempre
 esas demoras son inocentes.
El cambio de época más 
evidente fue que casi to
dos los bloques oposito
res y buena parte de los
 aliados provinciales, 
prefirieron que se caiga
 la sesión, antes que apa
recer arrastrados por el kirchnerismo.
Los bloques provinciales le dieron la espalda a los K y algunos se permitieron cierto destrato como los 6 del Frente Cívico de Santiago.
Uno de ellos, Manuel Juárez, firmó el dictamen del FpV ayer hoy se asomó solo y ni se sentó. Neuquinos, cordobeses, chubutenses y puntanos dejaron claro que sólo atienden el teléfono de los gobiernos de turno.
Los únicos que no parecen incómodos mezclándose con los K son los 4 de la izquierda, aunque Néstor Pitrola trata siempre de diferenciarse. No así Miriam Bregman, del PTS, predispuesta a firmar cualquier proyecto o pedido de
 sesión del FpV.
Con su presencia, el bloque peronista liderado por Bossio y creado con
 diputados emigrados en enero del kirchnerismo, dejó una imagen ende
ble, sin escenario político. Desde el octavo piso del anexo C, los diputa
dos massistas no entendían porqué Bossio no sólo se plegó a la estrate
gia del kirchnerismo sino que hasta ingresó con ellos al recinto. Massa
 intentó sumarlo a una negociación la semana pasada, pero el ex Anses
 se resistió.

La ausencia del sindicalismo en las gradas y afuera del Palacio del Con
greso desconcertó al kirchnerismo y sus aliados del bloque justicialista 
tal vez más que la falta de quórum, porque poder posicionarse como enla
ce con los gremios los dejaba mejor parado en una renovación peronista
. La oportunidad era hoy y los sindicatos le dieron la espalda.

No fue casual. Acaso el principal trabajo político de Massa fue desactivar
 esa posibilidad explicando que era la mejor oportunidad para marcarle la 
cancha al kirchnerismo y elpróximo miércoles ya sin el liderazgo del Fren
te para la Victoria, sacar la ley.
Hugo Moyano aceptó que su hijo y el camionero Jorge Taboada no dieran 
quórum y fueran a todo o nada el miércoles. De nada sirvieron los contac
tos que aún tiene Héctor Recalde con los gremios moyanistas.
Gioja, flamante presidente
 del PJ, se metió a fondo a
 buscar el quórum y su rol 
fue triste, ni siquiera pudo convencer a sus amigos 
puntanos de darse una 
vuelta por la Cámara.
Cansado de que lo vinculen con el kirchnerismo, Pablo Michelli, de la CTA disidente, habló con Massa y se comprometió a no protestar.
Tampoco se oyó a los dos jefes de centrales sindicales kirchneristas hasta el 10 de diciembre: Hugo Yasky (CTA) y el metalúrgico Antonio Caló, que la semana pasada rodeó el Congreso con sus militantes y hoy ni siquiera se fue a ver la sesión al palco.
“Entendíamos que era un discusión parlamentaria”, se excusó Abel Furlán,
 diputado del FpV y dirigente de la UOM. No conformó mucho a sus pares.
La foto de la sesión trunca dejó en un plano intrascendente a La Cámpora,
 que no tuvo ni un diputado buscando aliados; y mucho más atrás a José
 Luis Gioja, flamante presidente del Partido Justicialista.
Gioja se metió ayer a buscar quórum y su rol fue triste: ni siquiera pudo 
convencer a sus amigos puntanos de darse una vuelta por la Cámara. Tra
jo del brazo a su coterránea Graciela Caselles. No sirvió de nada.

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