La automotriz cedió a las presiones y canceló la construcción de una planta que iba a dar empleo a más de 2.800 personas.
El discurso antimexicano de Donald Trump pasó de ser un chiste a un tema muy serio que empezó a provocar serios perjuicios económicos al país azteca y abre un panorama aún más desolador. El magnate logró este martes lo impensado: La automotriz Ford cedió a las presiones y anunció que suspende sus planes para construir una planta en San Luis Potosí.
No es un chiste. Se trataba de un proyecto de más de 1.600 millones de dólares, que iba a generar en esa localidad mexicana 2.800 empleos directos, mas lo que prometía en indirectos y en retornos vía impuestos. Un golpe durísimo además por lo que proyecta para adelante.
Es que Ford se había resistido a las presiones de Trump, como todavía está haciendo la General Motors (GM), a quien este martes el presidente electo amenazó directamente por Twitter, con cobrarle altos aranceles si insiste en seguir produciendo en México.
La embestida proteccionista de Trump comenzó con el leading case de la fabricante de aires acondicionados Carrier, que anunció semanas atrás que iba a mantener en Indiana 800 empleos que pensaba mudar a México. Ese “triunfo” político, exprimido hasta el fondo por Trump y su vice Michel Pence -todavía gobernador de Indiana- fue con el paso de las semanas deshilachándose, lo que abrió dudas sobre le efectividad de las promesas proteccionistas de Trump.
Es que Carrier al final limitó a 800 puestos de trabajo los que mantendrá en Indiana, mientras avanza con su decisión de relocalizar la mayoría de su producción en el estado mexicano de Nuevo León. Además, los beneficios impositivos que le prometieron Trump y Pence para que se quede en EEUU siguen guardados bajo siete llaves, pese a los pedidos de información de importantes medios como el Washington Post.
Para sumarle opacidad a ese trato, se supo que Carrier forma parte de un grupo de tecnología mucho más sofisticado que es uno de los grandes proveedores del Pentágono, con contratos con el Estado por decenas de miles de millones de dólares. Con eso, lo habrían presionado.
Mark Fields, CEO de Ford, hizo el anuncio en una rueda de prensa en Flat Rock, donde elogió los planes de reformas fiscales y desregulatorias de Trump, que en la campaña no se privó de criticar a esta automotriz por sus planes de mudar parte de su producción a México.
"Que nadie se equivoque. Ford es un productor global, pero nuestro hogar está aquí en los Estados Unidos", subrayó este martes Fields.
Cuestionado por la cadena CNN si la decisión de cancelar la planta en San Luis Potosí obedeció a las presiones de Trump, el CEO de Ford reconoció que fue un "voto de confianza" en el próximo gobierno: "Hicimos lo que tenía sentido para nuestro negocio. Y vimos todos los factores, incluido lo que vemos como un ambiente más positivo de manufactura y negocios en EU bajo el presidente electo Trump".
"Literalmente es un voto de confianza en las política procrecimiento que él ha estado delineando y por eso estamos tomando la decisión de invertir aquí en los Estados Unidos y en nuestra planta en Michigan", concluyó.
Envalentonado, ahora Trump quiere frenar los planes de General Motors y Goodyear.
"General Motors está enviando el modelo Chevy Cruze fabricado en México a los distribuidores de autos de Estados Unidos sin ningún impuesto en la frontera. ¡Fabriquen en Estados Unidos o paguen un gran impuesto en la frontera!", amenazó el magnate en su cuenta de Twitter.
Las malas noticias golpean así al gobierno de Enrique Peña Nieto, incluso antes de que hayan comenzado las conversaciones para renegociar el tratado de libre comercio que une a ese país con Estados Unidos y Canadá (ALCA), como pretende Trump.
El pasado otoño, GM inició la producción de la versión hatchback del Cruze en México, mientras que la versión sedán, la de mayor venta, la fabrica en la planta de Lordstown, Ohio. La armadora dijo en noviembre que planeaba cortar un turno en la planta de Ohio y despedir unos 1200 empleados debido a la débil demanda por autos pequeños.
Durante su campaña Trump amenazó con imponer un arancel del 35 por ciento a los autos fabricados por Ford en México que luego vende en Estados Unidos.
Luego del exitoso caso de Ford, ahora Trump apuntó también a la fabricante de neumáticos Goodyear que se dispone a iniciar operaciones en abril en San Luis Potosi. Esta firma también había elegido ese estado mexicano para instalarse porque apostaba a ser proveedora de la futura planta de Ford.
Ahora el magnate quiere que Goodyear cancele ese proyecto, que apunta a fabricar 6 millones de neumáticos desde abril, para lo cual generaría 1,200 empleos director y 5.000 indirectos.
Cuando se hizo el anuncio en abril del 2015 estuvo presente el CEO Frank Kramer, el presidente Peña Nieto y el embajador Anthony Wayne. El mundo era otro.
La inversión se había anunciado poco después de que los fabricantes de autos Toyota y Ford revelaron planes de expansión en México. El segundo ya no existe.
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