Cambiemos quedó a 20 votos de los dos tercios. Fue clave el apoyo de los mandatarios al ex ministro.
Cambiemos no pudo reunir los votos para que Julio De Vido sea expulsado de la Cámara de Diputados por "indignidad moral", producto de la férrea defensa de gobernadores de todas las fuerzas al ex ministro de Néstor y Cristina Kirchner.
La votación terminó con 138 votos a favor de la expulsión, 95 en contra y 3 abstenciones, 20 menos que lo necesario para alcanzar los dos tercios y echar a un diputado de la Cámara.Fue la tónica de esta semana marcada por acusaciones y desplantes entre los mandatarios provinciales y Macri. Nada cambió en el Congreso sino que, por el contrario, el recinto se convirtió en el escenario de la disputa entre macrismo y peronismo que animará las primarias presidenciales.
"De Vido sólo pudo defenderse a sí mismo. El resto habló de Macri. Si quieren hacemos otra sesión especial", despidió la sesión Mario Negri, jefe del interbloque Cambiemos. Se quejaba porque un rato antes Héctor Recalde había criticado la gestión presidencial para proteger a su compañero de bloque.
"Está claro que los 12 años de ejercicio en su función han generado compromisos en sus lugares, y se han hecho públicos, y nosotros preveíamos que podía ocurrir. Pero esta sesión se caracterizó por la evidencia de los hechos, la evidencia de las conductas", completó el radical cordobés.
Tras un nuevo capítulo de debates constitucionales entre referentes de cada bloque, llego el esperado e histórico duelo entre De Vido y Elisa Carrió.
El ex ministro realzó su gestión, dijo estar disponible ante la justicia y acusó al gobierno de entregarle los "servicios a fondos off shore" y se animó a definirse como un funcionario honesto.
"Conmigo no lo van a lograr, desde el lugar en el que tenga que estar, seguiré batallando en contra de este programa neoliberal que lleva al hambre y la miseria al pueblo argentino", cerró, para ganarse los abrazos de sus compañeros de bloque.
Carrió lo siguió desde su banca con cara de espanto. Luego lo acusó de "cajero" y dijo estar feliz pese a la derrota inevitable. "Recé durante años que el más corrupto de la historia de este país, llamado De Vido y Néstor Kirchner, que Dios los tenga en su gloria, yo esperaba este momento para denunciar este saqueo, y gracias a Dios por darme esta oportunidad", evocó.
Amenazó a Axel Kicillof con denunciarlo por la expropiación de YPF, pero el ex ministro, que estaba a 5 metros de distancia, no le prestó atención y siguió mirando sus chats.
Amigos gobernadores
De Vido, que no había ido a las reuniones de comisión a defenderse, llegó a su despacho temprano con varias carpetas y causó risas entre sus pares. "Se ve que te venis a cargar a todos", se escuchó.
Es que sus secretos pesaron más en los gobernadores que las presiones de la Casa Rosada, que se hicieron sentir desde el martes pero terminaron en un rotundo fracaso.
La mayor decepción de Cambiemos fue el Bloque Justicialista, de Diego Bossio, hasta el lunes supuesto aliado en esta sesión: de los 17, sólo 4 votaron a favor. Fueron el ex jefe de Anses y los 3 salteños.
Entre los ausentes estuvo Oscar Romero, el jefe del bloque y ladero de Florencio Randazzo, quien había criticado a su ex compañero de Gabinete. Los riojanos (Teresa Madera y Luis Beder Herrera), el tucumano Pedro Miranda y el catamarqueño Héctor Tomasi se plegaron al kirchnerismo y los dos pampeanos no aportaron a Cambiemos.
"¿Qué les pasó a los que hace unos meses se fueron del Frente para la Victoria porque no querían ser cómplices de evitar el allanamiento pero hoy vienen a preservarle los fueros de allanamiento al diputado De Vido?", cuestionó en el debate la macrista Silvia Lospennato.
Sergio Massa puso el cuerpo contra De Vido pero no pudo sentar a 2 diputados (sorprendió la ausencia de Marco Lavagna y tampoco fue Verónica Couly) y 3 aliados, todos cercanos a Hugo Moyano: su hijo Facundo, Jorge Taboada y María Florencia Peñaloza. Las ausencias desconcertaban a Cambiemos, pero no pesaban tanto como los respaldos inesperados al ex ministro, porque para echarlo hacían falta los dos tercios de los presentes en sus bancas.
De hecho, la Casa Rosada presionó sin éxito para dejar en sus provincias a los 3 puntanos y 6 santiagueños, que se hicieron ver por el recinto y defendieron al ex ministro "Ayer no nos atendían el teléfono y hoy vinieron con la cara pintada", se sorprendían en el kirchnerismo, que de a ratos sentía vivir una jornada épica. Temprano supieron que se saldrían con la suya.
Sobraba indignación de los macristas con Rogelio Frigerio, encargado del vínculo con estas bancadas y con otros mandatarios peronistas como Juan Manzur (Tucumán) y Gustavo Bordet (Entre Ríos).
El diputado José Luis Gioja y el gobernador formoseño Gildo Insfrán fueron los encargados de llamar a sus pares y pedirles no ceder ante la Casa Rosada y hasta lograron sumar a "sin tierra", como el jujeño Héctor Tentor, del Bloque Justicialista.
También alistaron a Omar Plaini, del gremio de Canillitas y Héctor Daer de la CGT, que hasta ayer sólo garantizaba no votar con Cambiemos. "Tienen el tupé de intervenir organizaciones sindicales haciendo demostración de fuerza y planteando temas que hacen a la vida interna y a la libertad de los sindicatos", acusó al Gobierno, en una semana que terminará con un acto de la central obrera.
Los K festejaron las inesperadas ayudas de Alcira Argumedo (cercana a Pino Solanas) y 3 de los 4 de izquierda (sólo se abstuvo Juan Carlos Giordano).
Los 3 misioneros sí ayudaron con su ausencia, según decían en el kirchnerismo, tras un llamado de Marcos Peña al gobernador. La provincia se plegó a Cambiemos: nunca llegó al recinto el misionero Daniel Di Stéfano, del FpV-PJ.
Además de Urtubey, Juan Schiaretti y Mario Das Neves aportaron sus votos para echar a De Vido. Frigerio sí pudo con ellos.
Massa no pudo sentar a todos los suyos y prefirió no presionar para tratar su dictamen, que incluía la eliminación de los fueros de su bloque. Podían aprobarse con mayoría simple, pero el clima no daba para intentar hazañas. Sobraban miradas desconfiadas.
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