Las boletas de gas comenzaron a llegar a los hogares del interior
bonaerense y calentaron la atmósfera política de los pagos chicos.
El peronismo canalizó los reclamos de los afectados y logró aco
rralar a los intendentes de Cambiemos
bonaerense y calentaron la atmósfera política de los pagos chicos.
El peronismo canalizó los reclamos de los afectados y logró aco
rralar a los intendentes de Cambiemos
rense. Si la bajada de línea de Cambiemos para los intendentes es
que exhiban obra pública, la contrapartida del peronismo es enros
trar las facturas de gas. Es que los aumentos exorbitantes en las
boletas que empezaron a llegar a los hogares encendieron la alar
ma de los vecinos y les allanaron el camino a los diferentes secto
res peronistas para emprender una cruzada contra el oficialismo.
A priori, los primeros perjudicados políticos fueron los intendentes
que responden a la alianza gobernante, pero el tarifazo también reper
cutió contra los estamentos superiores. Todo depende de la coyuntu
ra política: en aquellos distritos donde el jefe comunal está identifica
do con Cambiemos y no goza de una mayoría en el Concejo Delibe
rante, los ediles peronistas avanzaron en la sanción de la “Emergen
cia tarifaria”. En cambio, en ciudades donde el intendente cuenta
con cierto amparo legislativo, las acciones no pasaron de un mero
pedido de informes. Claro que también hubo casos donde los mis
mos alcaldes, sin distinción de banderías políticas, decidieron tomar
la posta para adelantarse a todo tipo de jugada política.
Como sea, en mayor o menor medida, el peronismo ganó una carta
central más para afianzar el voto popular y meterse en la disputa del
electorado made in clase media. No fue magia, fueron números. Los
incrementos golpearon duro y se movieron dentro de dos cifras esca
lofriantes para el bolsillo: entre 300% y 1.000% más que las facturas
de igual período del año anterior. Ergo, los concejos deliberantes
dejaron de ser un actor de reparto para tener un rol principal, ya que,
en numerosos ejemplos, los ediles comenzaron a recibir las boletas
de gas por parte de los vecinos y se transformaron en la caja de reso
nancia de los malestares del pago chico.
Dentro de este contexto, la lógica para declarar la emergencia tarifaria
puso la lupa sobre los jefes comunales, debido a que son los munici
pios los que deben elevar el reclamo a la Provincia para que el Ejecuti
vo bonaerense instrumente el beneficio para los afectados. Así las co
sas, no hubo distrito alguno a lo largo y ancho del vasto territorio pro
vincial en que la discusión por el tarifazo no fuera el centro de los
debates. Para colmo, la postura adoptada por parte del Gobierno de
sostener los aumentos bajo el argumento del “sinceramiento tarifario”
puso a gravitar la discusión dentro de cada distrito, extremando las
posturas y allanando el camino para que la Defensoría del Pueblo se
meta en los casos particulares.
En efecto, concejales de Carlos Casares, Bragado, Villa Gesell, Bahía
Blanca, 25 de Mayo, Saladillo, Pehuajó, Olavarría, Necochea y Cañue
las, por mencionar sólo algunos casos, buscaron articular la ayuda
con el Defensor del Pueblo, Guido Lorenzino. Pero el organismo bo
naerense se metió además de manera extrapartidaria en los munici
pios, ya que habilitó la recepción de denuncias particulares para pre
sentar un amparo colectivo ante la Justicia.
Frente a este panorama, quienes alzaron la voz fueron los sectores
peronistas, que, en cualquiera de sus versiones, coparon la agenda
política bajo el bypass de la “insensibilidad social”. “La gente llega
ba con lágrimas en los ojos mostrando sus facturas”, señaló, por
caso, la randazzista y presidenta del Concejo Deliberante casarense,
Ana Laffont, quien, de paso, cargó contra Vidal, al señalar que
“tiene un solo objetivo: recaudar”.
A 350 kilómetros de allí, en Adolfo Alsina, la edil massista Paula Cuco
despotricó contra el mandatario de Cambiemos, David Hirtz, por no
hacerse eco del pedido que concejales de la oposición le realizaron
luego de recibir las quejas de los vecinos: “Al intendente le da lo mis
mo; como tiene mayoría y quórum propio en el recinto elige ignorar
estos problemas”. En Bragado, desde el bloque kirchnerista le caye
ron a otro alcalde oficialista, Vi-cente Gatica, por no liderar el reclamo:
“Vemos que desde el Municipio, que es quien debería defender a los
vecinos, no se hace nada, y nosotros quisiéramos que el intendente
estuviera a la cabeza de este reclamo, pero, en cambio, se queda
quieto”.
A río revuelto, ganancia de pescadores
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