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jueves, 7 de septiembre de 2017

Cambiemos y Unidad Ciudadana en la disyuntiva: cómo levantar en suelo adverso y ganar en octubre

Después de confirmarse el triunfo de Unidad Ciudadana por escaso
 margen, cómo buscará el kirchnerismo mejorar en el interior, donde 
algunos alcaldes amenazan con militar sólo la boleta local, y cómo 
Cambiemos tratará de subir en el Conurbano.
Cambiemos y Unidad Ciudadana en la disyuntiva: cómo levantar en suelo adverso y ganar en octubre
La confirmación del triunfo de Cristina Fernández en las PASO 
edulcora a la militancia K, pero el margen escaso con respecto al 
segundo agrió un poco la expectativa de una mayor diferencia, 
que le permitiera a Unidad Ciudadana otra comodidad de cara a 
las generales del 22 de octubre.
Con la derrota consumada, en Cambiemos se resisten a apagar el 

fervor de la noche del 13 de agosto, cuando simularon una victoria,
 y ven en el 0,21 por ciento de distancia entre la expresidenta y Es
teban Bullrich un “empate técnico”, con amplias chances de conver
tir en favorable.
Cristina Fernández tiene el mayor respaldo en el populoso Conur

bano, sobre todo en las regiones más postergadas; y la fortaleza
 de Cambiemos está en el interior, con sus ciudades grandes inclui
das. Entonces, sin descuidar lo que ya se ha conseguido, es clave 
para ambos frentes electorales mejorar en las regiones donde apare
cen débiles. Y nada mejor que empezar por casa, es decir, empujar a 
los intendentes propios que no anduvieron bien en las PASO a que 
se comprometan a levantar la puntería en octubre. Allí, los desafíos
 se tornan complejos, disímiles y capaces de disparar rebeldías, prin
cipalmente en el panperonismo.

Los frentes encabezados por Sergio Massa y Florencio Randazzo que

daron seriamente heridos en el primer turno electoral, las pesas tienen
 demasiada carga para poder levantarlas en toda la Provincia, y ven 
rondar los buitres sobre sus cabezas.
Tanto 1País como el Frente Justicialista Cumplir son vistos por los

 ganadores como fuentes para nutrirse de más votantes. El desafío 
para Unidad Ciudadana y Cambiemos es alimentarse de allí sin que el
 rival haga lo mismo, para evitar que se neutralicen las ecuaciones.

UNIDAD CIUDADANA EN EL INTERIOR
Con la estrategia de posicionar la campaña en los términos de “elegir 

el tercer senador” y plantar la grieta entre Jorge Taiana o Gladys Gon
zález, el kirchnerismo volverá a centrar sus cañones en el Conurbano, 
donde también se les exige a algunos intendentes que mejoren la per
formance de agosto, aun cuando hayan ganado. Es que en varios dis
tritos la diferencia no fue la calculada.
Para los alcaldes del Gran Buenos Aires, el desafío aparece menos 

complejo que para sus colegas del interior. Mientras los primeros bus
carán sumar caudal a la base electoral de la expresidenta y exhiben vic
torias en las PASO, los de la Provincia agropecuaria, en muchísimos 
casos, deben revertir una situación de derrota que compromete a sus
 propios concejos deliberantes.
“Cristina nos barrió”, sentenció ante La Tecla un jefe comunal del cora

zón bonaerense, que reconoció estar “como turco en la neblina”, sin 
saber qué ha-cer para dar vuelta un duro panorama local post primarias.
 Otro intendente, acosado por la inundación, dijo que ni siquiera esa 
situación podría afectar el voto de Cambiemos. “El agua se va a ir en al
gún momento, y el campo no se olvida de algunas cosas que pasaron 
durante nuestro Gobierno nacional”, lamentó.

La muestra de descontento quedó plasmada en el acto de La Plata, don

de se festejó el triunfo a senador nacional de Unidad Ciudadana. Más de
 40 alcaldes adhieren a este frente, pero sólo 19 estuvieron para escu
char en vivo a la exmandataria en el club Atenas. Del interior dijeron pre
sente nada más que Francisco Durañoña (San Antonio de Areco), Pablo 
Zurro (Pehuajó), Héctor Olivera (Tordillo), Gustavo Cocconi (Tapalqué) y
 Juan Carlos Gasparini (Roque Pérez).
Casi al unísono hubo encuentros entre intendentes peronistas que no 

asistieron al acto (incluso algunos cuyos triunfos no correrían riesgos),
 donde de la catarsis por lo sucedido en las primarias se pasó a buscar
 una estrategia conjunta para, por lo menos, salvar la ropa propia. “La 
gran mayoría va a reforzar la campaña local, vamos a poner todo el es
fuerzo en la lista de concejales”, contó a este medio un jefe comunal
 cuya nómina quedó debajo de Cambiemos en las PASO.
No debería extrañar que librerías del interior se provean en los próximos

 días de guillotinas y tijeras. “Si nos piden la cortada, vamos a dar la cor
tada”, se sinceró un intendente ante la imposibilidad en su distrito de lle
var los niveles de votantes de Cristina a los que él necesita para no per
der la mayoría en el Concejo.
En el búnker K saben de este inconveniente, y es por ello que algunos 
de los asistentes al acto de La Plata aseguraron que parte de la estrategia para el interior va a ser, precisamente, tratar de contener a los jefes comunales propios, fomentando la obra que han hecho en sus distritos. En síntesis: que sean ellos los que traccionen hacia arriba, y no al revés, como sucedería en muchos de los municipios metropolitanos.

CAMBIEMOS Y EL CONURBANO
María Eugenia Vidal se expondrá aún más, Mauricio Macri visitará con mayor asiduidad la Provincia, y el muestreo de obras será constante, mientras se agiganta la grieta con la dicotomía “sigamos el camino del cambio o volvamos al pasado”. En rasgos generales es la estrategia del oficialismo, rendidora en las clases altas de la zona norte del Conurbano, en la Provincia agraria y en sectores me-dios de las grandes ciudades, sobre todo del interior. ¿Pero alcanza para vencer en octubre con la diferencia que el oficialismo pretende?
En los laboratorios PRO, a nadie escapa que la elección de Esteban Bullrich para enfrentar a Cristina Fernández de Kirchner tuvo evidentes errores de cálculo. Lo dejó demasiado en evidencia que la lista encabezada por Graciela Ocaña sacara unos 31.000 sufragios más que la de senadores, y además fuera la más elegida entre todas las categorías.
También se analiza con lupa la actuación en cada uno de los distritos en los que el gobierno local es de Cambiemos y la performance estuvo debajo de la esperada. Incluso hubo advertencias a dirigentes del interior en este sentido.

El foco está puesto en el Conurbano, y tiene varias aristas. Una es tratar de revertir los resultados en comunas en las que se perdió a pesar de que el jefe comunal es de Cambiemos, como Quilmes, Berisso, Pilar y General Rodríguez.
Otra es trabar el crecimiento de los caudillos peronistas. “Sabemos que es difícil, pero en algunos lugares tenemos que tratar de quebrar el voto de ella (por Cristina), porque en ese caso vale doble aun cuando no vaya para nosotros”, expresó a La Tecla uno de los armadores del espacio en la Provincia.

Y reconoció que a los alcaldes les han pedido “hacer valer la tenencia del municipio”. Dicho así suena elegante, pero no es más que apostar al voto clientelar, “recordarle” al vecino quién le sostiene el plan o la cooperativa de trabajo, por nombrar solamente dos ejemplos.
En las intendencias donde al gobierno municipal lo ostenta otra fuerza, el macrismo elabora el plan de acción en base a un dato estadístico: “entre las elecciones primarias y las generales, los intendentes del Partido Justicialista siempre han tenido un crecimiento, porque recorren más y van a los lugares donde no tienen el voto seguro”.

El antídoto que ensayan es ir a pelearles los electores de los “barrios bajos”, allí donde el kirchnerismo tiene sus cimientos. Quizá sin demasiada ilusión de robarle esos apoyos, pero sí generando para los intendentes una preocupación que los tendría entretenidos y concentrados en esos sitios, quitándole tiempo a la expansión.

“Que (Martín) Insaurralde no se preocupe por mejorar el centro de Lomas de Zamora, sino en no perder votos en Cuartel Noveno”, ejemplificó un miembro de la mesa política bonaerense.

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