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miércoles, 8 de noviembre de 2017

El peronismo que viene, entre CFK y el resto

Tras la derrota electoral de octubre, el Justicialismo bonaerense ya 
empieza a pensar en los comicios de 2019, que están más cerca de 
lo que perece. El problema pasa otra vez por los nombres que pue
dan contener a la tropa. Cristina en el centro de la escena
El peronismo que viene, entre CFK y el resto
"Aquí no se acaba nada, empieza todo... Unidad Ciudadana ha venido
 para quedarse. Unidad Ciudadana será la base, no la totalidad, de la 
alternativa a este Gobierno. Unidad Ciudadana sabe que el voto recibi
do es un voto fundacional, una semilla de esperanza política y la
 vamos a regar todos los días", decía Cristina Fernández de Kirchner, 
eufórica, tras la derrota en las legislativas que de igual modo la deposi
taban en una banca en el Senado.

No dijo que se alejaba de la pelea política partidaria, no dijo que le deja

ba el lugar a otros, no habló del futuro y la reorganización del peronismo.
 No dijo nada de los que muchos referentes - si se quiere- del justicialis
mo de la provincia de Buenos Aires esperaban escuchar. Claro, toda
 esa dirigencia no junta ni un cuarto de los votos que juntó Cristina. 
Y saben que si la Doctora juega, la Doctora manda.

Al igual que hace un par de años atrás, cuando la derrota de Scioli es

taba aún fresca, la mayoría de los jefes comunales del FpV, que vienen
 de jugar las legislativas con Unidad Ciudadana, reniegan de la figura 
de la ex presidenta. Por ahora, por lo bajo, en off de record. Más adelan
te, quizá, se animen a hacerlo de manera pública. Por supuesto, el gran 
objetivo es no tener que necesitarla en 2019, como sí la necesitaron 
ahora, en 2017.

De los casi cincuenta intendentes que defendieron la papeleta que 

llevaba la imagen de CFK, apenas unos dos o tres lo hicieron siempre,
 apenas dos o tres jamás la negaron, jamás la escondieron. Mario
 Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Pablo Zurro (Pehuajó) 
y no mucho más. El resto acompañó con la nariz tapada, por convenien
cia, a sabiendas de que CFK era la única dirigente capaz de aunque sea
 dar pelea a la creciente ola amarilla.

Y así fue nomás: dio pelea. Pero perdió, no alcanzó. Y de cara a 2019, el 

peronismo bonaerense deberá enfrentarse no solo con el presidente 
Macri, sino también con el nuevo gran cuco electoral, la gobernadora 
María Eugenia Vidal, que todo indica irá por la reelección. La tarea no es 
sencilla, por supuesto. Tampoco imposible. Los que saben dicen que si
 existe alguna posibilidad de victoria Justicialista se dará a partir de la
 tan mentada unidad.

¿Unidad? Nada de eso pretende el gobernador salteño Juan Manuel 

Urtubey, que en más de una oportunidad ha dejado en claro sus inten
ciones de ser presidenciable y hasta de ponerse el PJ al hombro. "Para
 mí, la construcción del nuevo peronismo debe ser sin Cristina Fernán
dez. Ella no me representa. Lo pagamos electoralmente. Yo no tengo
 que salir a explicar por qué un funcionario mío tira billetes por arriba de
 un tapial", afirmó sin vueltas.

Por ahora nadie lo sigue en territorio bonaerense, nadie se le anima a 

la jefa; al menos con semejante contundencia. Hasta el momento, la 
división está dada entre los que siguen en Unidad Ciudadana y los que
 priorizan al peronismo. Esto último fue lo que se habló en el reciente
 encuentro del PJ provincial llevado a cabo en la sede de Matheu y que 
sirvió sobre todo para oficializar el cronograma electoral partidario.

"El objetivo es empezar a plasmar la unidad, llamar a otros compañeros, 

efectivizar la apertura, eso es lo que hay que hacer, ir en busca de esa 
unidad tan necesaria", señaló el mencionado mandamás de Avellaneda,
 Jorge Ferraresi, como se dijo, uno de los jefes comunales más cercanos 
a la viuda de Néstor Kirchner, y aclaró que "la referencia es para todos 
quienes se sientan y sean oposición al gobierno neoliberal de Mauricio
 Macri".

Por su parte, el diputado provincial y ex intendente de Presidente Perón,

 Aníbal Regueiro, interrogado por si el peronismo va a estar adentro de 
Unidad Ciudadana, dijo que "yo soy peronista, voy a estar adentro del 
peronismo. Unidad Ciudadana fue una herramienta que hizo falta en su
 momento y fue utilizada; eso no quiere decir que los peronistas poda
mos estar juntos; pero primero el peronismo, después todo el resto",
 remató sin dudas, ni vueltas.

En tanto, el mandamás de Laprida, Alfredo Fisher, otrora cercano a

 Randazzo, analizó que la reciente derrota de Unidad Ciudadana está 
relacionada con la caída de 2015, pero que "por más que le pese a 
muchos, sobre a todo a quienes hoy tienen mayor peso en la opinión
 pública, el peronismo está vivo".

Y al respecto de la figura de la ex mandataria, quien pareciera ser hoy 

un obstáculo para la renovación, indicó: "Yo soy un hombre que
 participó de Unidad Ciudadana y que defiende fuertemente lo que 
representa Cristina Fernández de Kirchner para el peronismo, pero 
yo soy peronista desde antes que llegara Cristina a la realidad de 
este país, y en ese lugar se paró el partido hoy, con Cristina adentro,
 pero con todo el resto también", completó Fisher, a modo de resumen.

De movida, los que la conocen un poco, manifiestan que la ex man

dataria no aceptaría ser una simple par de Massa o Randazzo, pues
 advierten que en lo que respecta al chivilcoyano ya no lo aceptó en
 las elecciones pasadas y decidió salirse del PJ. Por eso es que las
 mismas fuentes dicen que esa propuesta de “todos adentro” es el 
portazo final para CFK, aunque todavía sea la dueña de los votos.

Por su parte, la propia Cristina, atenta a los movimientos judiciales 

que en pocos días llevaron tras las rejas a Julio De Vido y a Amado 
Boudou, no deja de jugar a la política electoral y en el Instituto Patria 
recibe a los jefes comunales más cercanos, entre otras cosas para 
salir a buscar heridos, para conseguir una homogeneidad de criterio
 y que la misma llegue al territorio como el camino a seguir de cara 
a lo que viene.

Todos juntos, todos separados, unos por un lado, otros por el otro,

 en una lista o en mil; el siempre indescifrable peronismo tendrá que
 encarar las elecciones de 2019 enmarcado en una de las peores
 crisis de la historia. Sabido es que en política puede suceder cualquier 
cosa, incluso siempre o casi siempre aparece algún que otro imponde
rable capaz de modificar lo inmodificable en cuestión de semanas o 
días. Pero la mano viene brava, muy brava.

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