Tras la derrota electoral de octubre, el Justicialismo bonaerense ya
empieza a pensar en los comicios de 2019, que están más cerca de
lo que perece. El problema pasa otra vez por los nombres que pue
dan contener a la tropa. Cristina en el centro de la escena
empieza a pensar en los comicios de 2019, que están más cerca de
lo que perece. El problema pasa otra vez por los nombres que pue
dan contener a la tropa. Cristina en el centro de la escena
para quedarse. Unidad Ciudadana será la base, no la totalidad, de la
alternativa a este Gobierno. Unidad Ciudadana sabe que el voto recibi
do es un voto fundacional, una semilla de esperanza política y la
vamos a regar todos los días", decía Cristina Fernández de Kirchner,
eufórica, tras la derrota en las legislativas que de igual modo la deposi
taban en una banca en el Senado.
No dijo que se alejaba de la pelea política partidaria, no dijo que le deja
ba el lugar a otros, no habló del futuro y la reorganización del peronismo.
No dijo nada de los que muchos referentes - si se quiere- del justicialis
mo de la provincia de Buenos Aires esperaban escuchar. Claro, toda
esa dirigencia no junta ni un cuarto de los votos que juntó Cristina.
Y saben que si la Doctora juega, la Doctora manda.
Al igual que hace un par de años atrás, cuando la derrota de Scioli es
taba aún fresca, la mayoría de los jefes comunales del FpV, que vienen
de jugar las legislativas con Unidad Ciudadana, reniegan de la figura
de la ex presidenta. Por ahora, por lo bajo, en off de record. Más adelan
te, quizá, se animen a hacerlo de manera pública. Por supuesto, el gran
objetivo es no tener que necesitarla en 2019, como sí la necesitaron
ahora, en 2017.
De los casi cincuenta intendentes que defendieron la papeleta que
llevaba la imagen de CFK, apenas unos dos o tres lo hicieron siempre,
apenas dos o tres jamás la negaron, jamás la escondieron. Mario
Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Pablo Zurro (Pehuajó)
y no mucho más. El resto acompañó con la nariz tapada, por convenien
cia, a sabiendas de que CFK era la única dirigente capaz de aunque sea
dar pelea a la creciente ola amarilla.
Y así fue nomás: dio pelea. Pero perdió, no alcanzó. Y de cara a 2019, el
peronismo bonaerense deberá enfrentarse no solo con el presidente
Macri, sino también con el nuevo gran cuco electoral, la gobernadora
María Eugenia Vidal, que todo indica irá por la reelección. La tarea no es
sencilla, por supuesto. Tampoco imposible. Los que saben dicen que si
existe alguna posibilidad de victoria Justicialista se dará a partir de la
tan mentada unidad.
¿Unidad? Nada de eso pretende el gobernador salteño Juan Manuel
Urtubey, que en más de una oportunidad ha dejado en claro sus inten
ciones de ser presidenciable y hasta de ponerse el PJ al hombro. "Para
mí, la construcción del nuevo peronismo debe ser sin Cristina Fernán
dez. Ella no me representa. Lo pagamos electoralmente. Yo no tengo
que salir a explicar por qué un funcionario mío tira billetes por arriba de
un tapial", afirmó sin vueltas.
Por ahora nadie lo sigue en territorio bonaerense, nadie se le anima a
la jefa; al menos con semejante contundencia. Hasta el momento, la
división está dada entre los que siguen en Unidad Ciudadana y los que
priorizan al peronismo. Esto último fue lo que se habló en el reciente
encuentro del PJ provincial llevado a cabo en la sede de Matheu y que
sirvió sobre todo para oficializar el cronograma electoral partidario.
"El objetivo es empezar a plasmar la unidad, llamar a otros compañeros,
efectivizar la apertura, eso es lo que hay que hacer, ir en busca de esa
unidad tan necesaria", señaló el mencionado mandamás de Avellaneda,
Jorge Ferraresi, como se dijo, uno de los jefes comunales más cercanos
a la viuda de Néstor Kirchner, y aclaró que "la referencia es para todos
quienes se sientan y sean oposición al gobierno neoliberal de Mauricio
Macri".
Por su parte, el diputado provincial y ex intendente de Presidente Perón,
Aníbal Regueiro, interrogado por si el peronismo va a estar adentro de
Unidad Ciudadana, dijo que "yo soy peronista, voy a estar adentro del
peronismo. Unidad Ciudadana fue una herramienta que hizo falta en su
momento y fue utilizada; eso no quiere decir que los peronistas poda
mos estar juntos; pero primero el peronismo, después todo el resto",
remató sin dudas, ni vueltas.
En tanto, el mandamás de Laprida, Alfredo Fisher, otrora cercano a
Randazzo, analizó que la reciente derrota de Unidad Ciudadana está
relacionada con la caída de 2015, pero que "por más que le pese a
muchos, sobre a todo a quienes hoy tienen mayor peso en la opinión
pública, el peronismo está vivo".
Y al respecto de la figura de la ex mandataria, quien pareciera ser hoy
un obstáculo para la renovación, indicó: "Yo soy un hombre que
participó de Unidad Ciudadana y que defiende fuertemente lo que
representa Cristina Fernández de Kirchner para el peronismo, pero
yo soy peronista desde antes que llegara Cristina a la realidad de
este país, y en ese lugar se paró el partido hoy, con Cristina adentro,
pero con todo el resto también", completó Fisher, a modo de resumen.
De movida, los que la conocen un poco, manifiestan que la ex man
dataria no aceptaría ser una simple par de Massa o Randazzo, pues
advierten que en lo que respecta al chivilcoyano ya no lo aceptó en
las elecciones pasadas y decidió salirse del PJ. Por eso es que las
mismas fuentes dicen que esa propuesta de “todos adentro” es el
portazo final para CFK, aunque todavía sea la dueña de los votos.
Por su parte, la propia Cristina, atenta a los movimientos judiciales
que en pocos días llevaron tras las rejas a Julio De Vido y a Amado
Boudou, no deja de jugar a la política electoral y en el Instituto Patria
recibe a los jefes comunales más cercanos, entre otras cosas para
salir a buscar heridos, para conseguir una homogeneidad de criterio
y que la misma llegue al territorio como el camino a seguir de cara
a lo que viene.
Todos juntos, todos separados, unos por un lado, otros por el otro,
en una lista o en mil; el siempre indescifrable peronismo tendrá que
encarar las elecciones de 2019 enmarcado en una de las peores
crisis de la historia. Sabido es que en política puede suceder cualquier
cosa, incluso siempre o casi siempre aparece algún que otro imponde
rable capaz de modificar lo inmodificable en cuestión de semanas o
días. Pero la mano viene brava, muy brava.
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