El cierre de negocios es una constante en la Provincia. Tarifazos
y caída de las ventas impactan con fiereza. En los concejos
deliberantes proliferan los proyectos para ir en su ayuda
abordado por filósofos como Platón (hablaba de un reflejo que era cap
tado por los sentidos) y Aristóteles, su discípulo (quien defendió la idea
de que era algo que captaba esos sentidos). Más adelante, Descartes,
Kant y Freud dejaron su impronta en el abordaje del tema.
Para los de a pie, es lo que efectivamente existe, lo que es, lo que no
forma parte de la imaginación o de la fanta-sía. Así le sucede a buena
parte del comercio bonaerense, que poca atención pone a la filosofía
cuando la crisis impacta en primer plano y se hace sentir con cruel
realismo.
Para hacer frente a lacalamitosa situación que afrontan pequeñas y
medianas empresas en diversos distritos del territorio bonaerense, los
concejos deliberantes se han convertido en cajas de resonancia de los
reclamos, in-tentando encontrar paliativos (mínimos, pero paliativos al
fin) para el oscuro pa-norama que afronta el comercio en la Provincia y
el país todo.
La economía de muchos negocios se ve amenazada por los tarifazos,
especialmente de luz y gas, que suman incertidumbre sobre su
continuidad y acrecientan las posibilidades de la tan temida “bajada
de persiana”.
Por ello, desde diversos cuerpos deliberativos surgieron iniciativas
para declarar la Emergencia Comercial en sus distritos, que no han
prosperado o están en etapa de análisis de por parte de los ediles.
Pergamino, Chivilcoy, Bragado y Campana son algunos municipios
que debatieron -en algunos ni se sometió a consideración- proyectos
para aliviar en algo la situación del comercio, sobre todo el familiar.
Desde reducciones en impuestos locales hasta pedidos a los inten
dentes para gestionar auxilio ante instituciones bancarias, pasando
por solicitudes para evitar cortes de servicios o desalojos por falta de
pago.
Tarifazos, caída en el consumo y gastos fijos imposibles de reducir
ponen al comer-cio local al borde del precipicio, con la consecuencia
no sólo económica, sino también social. Y esto preocupa aún más.
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