campaña de 2013 y ubicó el escándalo en las puertas del despacho
presidencial.
LPOHace 36 minutos
La confesión de Juan Manuel Abal Medina es una de las más impac
tantes que puedan encontrarse en la política reciente. El ex jefe de
Gabinete reconoció al juez Claudio Bonadio que recibió dinero negro
de empresarios para financiar la campaña del Frente para la Victoria
en 2013, de las manos de Roberto Baratta.
"Quien lo recolectaba era Roberto Baratta, ex coordinador del
Ministerio de Planificación Federal de la Nación", dijo Abal Medina,
luego de reconocer que se trataba de fondos no declarados.
Se trata de una declaración de alcance inimaginable porque cierra el
circuito de las coimas y lo ubica en las puertas del despacho
presidencial. En ese momento el único funcionario por encima de
Abal Medina era Cristina Kirchner, que lo había designado jefe de la
campaña electoral.
Al confirmar que era Baratta el encargado de acercar el dinero en
efectivo, Abal Medina llevó la trazabilidad de las coimas hasta el
Sillón de Rivadavia. En el juzgado de Bonadío ya tenían confesio
nes y otras pruebas que ratificaban que Baratta cobró las coimas
de los empresarios. Pero al juez le faltaba conectar esa red de
manera directa con la ex presidenta. Abal Medina le resolvió ese
problema.
El ex jefe de Gabinete está imputado como partícipe necesario de la
asociación ilícita en la que se movieron más de 200 millones de
dólares en sobornos para la política, según la Justicia. Bonadío y el
fiscal Carlos Stornelli llegaron a Abal Medina a través de las notacio
nes de los cuadernos del ex chofer Oscar Centeno.
En estos escritos aparece mencionado en el circuito de recaudación
ilegal el ex jefe de Gabinete y su secretario privado de entonces,
Martín Larraburu. En una jugada muy calculada, el juez ordenó prime
ro la detención de Larraburu, quien fuentes al tanto de la causa
confirmaron que no goza de un pasar económico importante y hasta
hace poco seguía trabajando en el Senado, como único medio de vida.
Larraburu fue sometido a interrogatorios bastante hostiles y su
precaria situación emocional se convirtió así en el canal para llegar
a Abal Medina, que siempre fue el objetivo del juez para alcanzar a
Cristina.
En el despacho de Bonadío consideran al ex senador como el jefe
de Gabinete más frágil de la era cristinista. En vista de lo que declaró
este jueves, el diagnóstico no parece erróneo.
La confesión de Abal no sólo impacta de lleno en el kirchnerismo
sino en otras figuras del peronismo que jugaron en la campaña de
2013, como Daniel Scioli y Daniel Filmus.
Como era previsible, el ex senador nacional quedó en libertad luego
de declarar en Comodoro Py: "Siempre entendí que dichos aportes
de privados eran voluntarios y de ninguna manera exigidos bajo
coerción", intentó justificarse.
Fuentes con acceso a la causa afirmaron a LPO que el secretario
del ex jefe de Gabinete tendría en su posesión un pendrive con
información sobre la distribución de esos aportes ilegales entre
las distintas campañas del kirchnerismo de ese año.
En el peronismo confirmaron que hay mucho temor entre quienes
participaron de aquella campaña porque las declaraciones del ex
jefe de Gabinete abren nuevas líneas de investigación de alcance
impredecible.
"Abal Medina fue normbrado en la Coneau por decreto de Macri"
, intentaron desviar la atención desde La Cámpora, ante una
consulta de LPO. Pero el desconcierto y el impacto de su confe
sión eran indisimulables.
"A la gente le importa que la economía está por explotar", fue otra
de las respuesas ensayas de apuro.
tantes que puedan encontrarse en la política reciente. El ex jefe de
Gabinete reconoció al juez Claudio Bonadio que recibió dinero negro
de empresarios para financiar la campaña del Frente para la Victoria
en 2013, de las manos de Roberto Baratta.
"Quien lo recolectaba era Roberto Baratta, ex coordinador del
Ministerio de Planificación Federal de la Nación", dijo Abal Medina,
luego de reconocer que se trataba de fondos no declarados.
Se trata de una declaración de alcance inimaginable porque cierra el
circuito de las coimas y lo ubica en las puertas del despacho
presidencial. En ese momento el único funcionario por encima de
Abal Medina era Cristina Kirchner, que lo había designado jefe de la
campaña electoral.
Al confirmar que era Baratta el encargado de acercar el dinero en
efectivo, Abal Medina llevó la trazabilidad de las coimas hasta el
Sillón de Rivadavia. En el juzgado de Bonadío ya tenían confesio
nes y otras pruebas que ratificaban que Baratta cobró las coimas
de los empresarios. Pero al juez le faltaba conectar esa red de
manera directa con la ex presidenta. Abal Medina le resolvió ese
problema.
El ex jefe de Gabinete está imputado como partícipe necesario de la
asociación ilícita en la que se movieron más de 200 millones de
dólares en sobornos para la política, según la Justicia. Bonadío y el
fiscal Carlos Stornelli llegaron a Abal Medina a través de las notacio
nes de los cuadernos del ex chofer Oscar Centeno.
En estos escritos aparece mencionado en el circuito de recaudación
ilegal el ex jefe de Gabinete y su secretario privado de entonces,
Martín Larraburu. En una jugada muy calculada, el juez ordenó prime
ro la detención de Larraburu, quien fuentes al tanto de la causa
confirmaron que no goza de un pasar económico importante y hasta
hace poco seguía trabajando en el Senado, como único medio de vida.
Larraburu fue sometido a interrogatorios bastante hostiles y su
precaria situación emocional se convirtió así en el canal para llegar
a Abal Medina, que siempre fue el objetivo del juez para alcanzar a
Cristina.
En el despacho de Bonadío consideran al ex senador como el jefe
de Gabinete más frágil de la era cristinista. En vista de lo que declaró
este jueves, el diagnóstico no parece erróneo.
La confesión de Abal no sólo impacta de lleno en el kirchnerismo
sino en otras figuras del peronismo que jugaron en la campaña de
2013, como Daniel Scioli y Daniel Filmus.
Como era previsible, el ex senador nacional quedó en libertad luego
de declarar en Comodoro Py: "Siempre entendí que dichos aportes
de privados eran voluntarios y de ninguna manera exigidos bajo
coerción", intentó justificarse.
Fuentes con acceso a la causa afirmaron a LPO que el secretario
del ex jefe de Gabinete tendría en su posesión un pendrive con
información sobre la distribución de esos aportes ilegales entre
las distintas campañas del kirchnerismo de ese año.
En el peronismo confirmaron que hay mucho temor entre quienes
participaron de aquella campaña porque las declaraciones del ex
jefe de Gabinete abren nuevas líneas de investigación de alcance
impredecible.
"Abal Medina fue normbrado en la Coneau por decreto de Macri"
, intentaron desviar la atención desde La Cámpora, ante una
consulta de LPO. Pero el desconcierto y el impacto de su confe
sión eran indisimulables.
"A la gente le importa que la economía está por explotar", fue otra
de las respuesas ensayas de apuro.
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