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viernes, 29 de marzo de 2019

La paciencia y la obediencia partidaria de María Eugenia Vidal, ¿cerca del límite?

La Gobernadora empieza a sentir que cede demasiado a cambio de 
pocos gestos por parte de Nación, y está preocupada y enojada por 
el caso de espionaje. Pero no es el único tema que la desvela y la 
pone en una encrucijada en su vida política. ¿Y a Macri, le ponen un 
límite?
La paciencia y la obediencia partidaria de María Eugenia Vidal, ¿cerca del límite?
Por Hernán Sánchez

“Hice todo lo que tenía que hacer”. La frase la han escuchado de la

 boca de María Eugenia Vidal los más cercanos, y algunos que no lo
 son tanto pero que se cruzaron con ella en reuniones pequeñas en 
todo lo que va de este año. Si ya destilaba bronca antes de conocerse 
que era espiada por algún tipo de servicio de inteligencia (estatal o 
paraestatal, para este caso es lo mismo), ahora directamente está 
furiosa.

El “hice todo” incluye tanto a una ristra de decisiones tomadas des

de la Casa Rosada, que afectaron a la Provincia, como aquellas 
acciones que ella quiso llevar adelante pero chocaron con la nega
tiva de Presidencia.  Y además de lo estrictamente político también
 tiene un costado económico.

Empecemos por esto último. La política provincial festejó con bom

bos y platillos la recuperación de divisas del Fondo del Conurbano.
 Pero no se había terminado de descorchar el champagne cuando
 desde de la Casa Rosada, gracias a la suma habilidad de los gober
nadores peronistas,  le zamparon vinagre a las copas.

La absorción de los subsidios y de Edenor y Edesur a la que se vio 

obligada la administración bonaerense, licuó en un suspiro los dine
ros extras con los que Vidal soñaba potenciar la obra pública en el 
territorio que gobierna, y que pretende dejar como legado. Entonces
 pidió una compensación.

No pudo lograr que hubiera un compromiso firmado, por parte de Na

ción, de que de alguna u otra manera llegaría una ayuda extra de 
20.000 millones de peso. Sólo hubo una promesa de palabra, porque
 el Ejecutivo no quería alterar otra vez las relaciones con los goberna
dores peronistas que llevaron a la Rosada a desproteger a su goberna
dora para calmar ánimos allende las fronteras bonaerenses.

Pasaron tres meses y nada se ha transferido. No obstante, la Provincia

 apuró el acuerdo con los docentes y les hizo una oferta tentadora para
 cerrar las paritarias de este año y las inconclusas de 2018. Por ahora 
el esfuerzo económico sólo corre por cuenta de las arcas provinciales.

Si se quiere, ese no es el principal motivo de las molestias, pero le suma

 decibeles a la bronca por las acciones políticas. Pese a que digan lo 
contrario públicamente y ante la prensa, en Cambiemos bonaerense (y 
esto excede largamente a la Gobernación) todavía no digieren que Mar
cos Peña haya impuesto su postura sobre la negativa al desdoblamiento
 de las elecciones provinciales. Sobre todo cuando las últimas encuestas
 dejan a Vidal en una situación muy endeble para retener la Gobernación,
 empujada hacia abajo por la caída de imagen del Presidente.

Preparar todo el terreno para avanzar con el desdoblamiento, que 

comenzó con un acuerdo político con dos sectores afines de la oposi
ción (el massismo y los intendentes dialoguistas del PJ), para que sea 
bajado de la noche a la mañana casi sin atenderse las razones de la 
movida, fue un golpe bajo para Vidal y su gente.
La última grajea del combo fue más bien un jalapeño metido en la torta. 

Ya no quedan dudas que la Gobernadora era espiada, y más allá de que
 fuera o no una organización inorgánica de la AFI la que cometió el
 delito, la Agencia de Inteligencia del Estado falló en la protección a
 la gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Es, claramente, un
 problema de seguridad interior, y difícilmente se pueda convencer a
 Vidal de que la orden no vino del Gobierno.

Con todo eso, ¿hasta dónde llega la obediencia partidaria de la Gober

nadora para poner otra vez la cabeza al frente de una lista en la que 
podría ser decapitada su continuidad? Es cierto, como le recordó por 
los diarios Marcos Peña, que ella siempre dijo que no usaría la Gober
nación como trampolín a la Presidencia. Pero no es menos cierto que
 también se repitió varias veces que no quería perderse por la política
 el crecimiento de sus hijos.

¿Teme alguien en Cambiemos que llegado el momento de confirmar

 las candidaturas María Eugenia Vidal diga “me voy a mi casa”? Sí, 
algunos lo temen, y para justificarlo apelan a una frase contundente:
 “Vidal tiene muchísimas virtudes, pero tiene un defecto que no siem
pre es conveniente en política: no se banca una derrota”. Por ahora 
son los menos quienes abonan la teoría sobre el abandono del barco,
 y son mayoría aquellos que sostienen que su lealtad a Macri es hasta
 las últimas consecuencias. Igual, nadie pone las manos en  el fuego.

QUINCE DIAS

Con todo, la gobernadora bonaerense sigue siendo la figura con

 mayor apoyo a nivel nacional, y eso empuja sistemáticamente la 
idea del Plan V, que la encaramaría como candidata a presidenta. 
Por obligación, públicamente todos los oficialistas muestran apoyo
 a la continuidad de Macri, pero por abajo se cuece cada vez más 
fuerte el estofado del cambio, antes de que el precipicio se devore
 a todo el colectivo Cambiemos.

Versiones sobran, y en las últimas horas, junto con el regreso al país

 de Jaime Durán Barba, se aventó el rumor de que el gurú ecuatoriano
 tenía un plazo culmine para establecer cómo la alianza gobernante 
debería ir a la próxima contienda electoral. Hasta se dijo que Durán
 barba ya le habría anticipado a Macri que con los números de hoy y
 las proyecciones de corto plazo la posibilidad de retener la presiden
cia es casi nula. 

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