la estabilidad del dólar.
Los ministros de Hacienda y de Interior participarán la semana próxima
en la Reunión de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional que se llevará a cabo en Washington entre el 12 y el 14 de
abril. Viajan con una agenda signada por las necesidades que impone
el cronograma electoral: liberar fondos para la obra pública y garantizar
la estabilidad cambiaria hasta octubre.
La Casa Rosada necesita acordar una flexibilización en el acuerdo nego
ciado para tener más margen de maniobra en un período crítico y que
promete turbulencias políticas. Frigerio se concentrará en reuniones
con el Banco Mundial y Dujovne llevará las negociaciones con el Fondo.
Con un déficit fiscal esperado del 0,4% del PBI de acuerdo al último REM
(y creciendo), el Gobierno ya consumió el "amortiguador" del 0,3% que
Lagarde le había habilitado para sostener el gasto social y necesitaría
recurrir al otro "colchoncito" previsto en el Acuerdo Stand-By, el deno
minado "ajustador de gasto de capital" que le permitiría ampliar el déficit
otros $30.000 millones el año pasado y que este año, como anticipó
Hasta la fecha, Nicolás Dujovne, viene pisando la obra pública para
poder cumplir con el déficit cero. Así, obras que iban a poder inaugu
rarse en los próximos meses deberán esperar para su conclusión. Y
el Gobierno no cuenta con esa holgura. El calendario electoral se im
pone y los ministros saben que necesitan poder mostrar terminadas
las pocas obras que no fueron canceladas.
El problema es que aún aquellas obras que tienen financiamiento inter
nacional asegurado el FMI las computa en los presupuestos como
déficit. El primer caso importante fue revelado por LPO. La cancelación
del acueducto de Río Colorado, una mega obra de USD 150 millon
s que iba a solucionar el déficit crónico de agua de Bahía Blanca y que
sólo restaba adjudicar. La gobernadora María Eugenia Vidal decidió
darla de baja porque le consumía todo el "espacio fiscal" de su presu
puesto y le imposibilitaba hacer obras más urgentes en el Conurbano
. Los dólares provenían de la CAF, pero eso no importó a los técnicos
del FMI.
Una situación similar afectó al cronograma de obras de saneamiento
de Aysa, por montos incluso más importantes. En este momento, todo
el programa económico quedó reducido a un objetivo único: la
estabilidad cambiaria.
Por eso, el Banco Central reforzó la dureza de su política contractiva
y lanzó un sistema de competencia entre bancos para forzarlos a
subir las tasas de interés de los plazos fijos. Y el Tesoro se compro
metió a vender dólares en el mercado cambiario con el objetivo de
asegurar que no haya otra escalada cambiaria. Pero con 60 millones
diarios en un mercado de 600 millones diarios no bastaría si la oferta
se retira para evitar que el dólar salte, como ya ha sucedido.
De hecho, en el Gobierno estiman que el campo solamente liquidará
un tercio de la cosecha récord. Si el campo pone otros 10.000 millo
nes de dólares en el mercado cambiario, sería menos de lo que puso
el año pasado pese a la "peor sequía en medio siglo". Solo en Leliq
hay 23.000 millones de dólares (a $44,50 el dólar) que se pueden -en
un escenario extremo- pasar al dólar en el transcurso de un mes si
los depositantes se asustan y buscan refugiarse en el dólar.
El propio FMI en el reporte de su staff que difundió este viernes luego
de liberar el tramo de USD 10.800 millones para la Argentina recono
ció ese riesgo: "Las elecciones de Octubre representan el riesgo más
visible en el corto plazo", en una obvia referencia a la posible candi
datura de Cristina Kirchner agregó que cuando se conozcan los can
didatos, el 22 de junio, "se podría despertar ansiedad en el mercado
y potencialmente alimentar una dolarización y fuga de capitales más
grandes de la esperada que debilitarían el peso y crearían preocupa
ción sobre la dinámica de la deuda y el financiamiento".
Otra corrida cambiaria sería un golpe letal para el Gobierno. Si el
dólar se acelera, tampoco importa que se inauguren las obras. Macri
se expondría más a escraches y reproches que a una mejora de su
imagen en actos públicos.
Por eso la estabilidad cambiaria es crítica. Y esta es la carta que
Dujovne va a llevarle a Lagarde y a su vice, David Lipton, señalado
como el más inflexible del organismo con la Argentina. El argumento
es simple: sin flexibilidad en materia cambiaria y en materia de obras,
el FMI le está regalando la elección a la oposición a Cambiemos, en
especial a Cristina Kirchner, incrementando las probabilidades de
reestructuración de la deuda o incluso cesación de pagos, un tiro
por la culata.
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