En la presentación de su libro, pidió un "contrato social" de todos los
argentinos y dijo que el acuerdo que propone su sucesor no alcanza.
Cristina Kirchner evitó hablar de su candidatura en la presentación del
libro Sinceramente en La Rural, aunque buscó dar señales de modera
ción política e hizo un nuevo guiño a la gestión de Donald Trump en
el inicio de su campaña.
"Miren lo que está pasando en Estados Unidos. La economía vuela,
tienen el índice de desempleo más bajo desde hace 50 años", señaló
en un claro elogio a la política económica de Trump, y agregó que
"sería bueno que los que viajan tanto para allá y escuchan tanto lo que
les dicen allá, imiten lo que hacen allá".
La ex Presidenta ya había hecho un guiño a Trump en el libro, cuando
hizo una autocrítica por haber firmado el memorándum con Irán por
el caso AMIA. Y también envió a Axel Kicillof a Washington a anticipar
que no va a defaultear la deuda con el FMI, en otro intento por generar
confianza y eliminar el recelo internacional.
Lo cierto es que Cristina busca desde hace tiempo dar signos de
moderación política. Mientras en los equipos de Kicillof esquivan
hablar de "reestructuración" y se empeñan en recordar que siempre
pagaron las deudas, este jueves la ex Presidenta corrió por derecha
a Macri y lo acusó de duplicar la cantidad de planes sociales que
ella dejó al salir de la Rosada: cuando entregaron el Gobierno había
207 mil y ahora esa cifra supera los 400 mil, aseguró.
En ese tramo, sorprendió cuando recordó que los planes Jefes y Jefas
de Hogar eran un "instrumento importante que había tenido el
gobierno de Eduardo Duhalde y el ministro Roberto Lavagna para
paliar la terrible crisis de 2001". La mención, breve, no pasó desa
percibida en una audiencia que reconoce que sus citas nunca son
ingenuas.
En diálogo con LPO, varios referentes del kirchnerismo coincidieron
en que Cristina se esforzó por reivindicar aquellos primeros años
del "nestorismo" -acaso más amplio que su continuación- y los
elogios más claros fueron para Carlos Tomada, Alberto Fernández
y el propio Néstor, ovacionado por la audiencia y por los militantes
que se amontonaron alrededor de las dos pantallas gigantes -una
adentro y otra afuera de la Feria- para seguir el discurso.
Pese a su insistencia por reflejar esa moderación, Cristina volvió a
mostrarse junto a la vieja guardia y la primera plana de La Cámpora
-salvo su hijo Máximo, que suele sentirse incómodo cuando compar
ten actos- y no incorporó gobernadores o referentes de peso del pero
nismo, más allá del aterrizaje en los últimos tiempos de Pino Solanas
y Felipe Solá.
La presencia más sorprendente fue la del dueño de América, Daniel
Vila, que se sentó en la primera fila frente al escenario de la sala Jorge
Luis Borges. Una ausencia notable fue la de Daniel Scioli, que pese a
que Alberto Pérez apareció ayer en el Patria para buscar las pulseritas
de ingreso al acto, finalmente pegó el faltazo y alimenta las versiones
de nuevos cortocircuitos con el núcleo duro de la ex Presidenta.
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