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domingo, 17 de mayo de 2020

Preocupación en Cambiemos porque volvieron a dividirse en el Senado

Votaron fracturados el decreto que suspende los despidos y se habían 
separado por otras leyes. Los grupos de Morales, Nosiglia y la presión
 de Pato Bullrich. El enigma Rafecas.
Preocupación en Cambiemos porque volvieron a dividirse en el Senado
En sus reuniones presenciales previas a la pandemia, en las teleconfe
rencias, en los grupos de whatsapp, en los comunicados y las sesio
nes los senadores de Cambiemos se pelean y se dividen. Ni siquiera 
votan juntos: el miércoles, 9 de los 25 aprobaron con el frente de Todos
 el decreto que suspendió los despidos por 60 días. El resto se abstuvo
 y Esteban Bullrich lo rechazó. 
Y no fue una excepción, sino la regla, porque desde diciembre el inter
bloque conducido por el radica Luis Naidenoff rara vez vota unido y no
 siempre es posible identificar grupos sólidos, ni espacios duros y dia
loguistas como si los hay a simple vista en Diputados.
Pero en cada revuelta dejan sus marcas referentes de Cambiemos como
 la jefa del PRO Patricia Bullrich y o los radicales Gerardo Morales y Enri
que Nosiglia, preocupados por poner un pie en la Cámara del Congreso
 más sólida del oficialismo.
Lousteau, identificado con Nosiglia pero también con el teléfono abierto 
del presidente de la UCR Alfredo Cornejo, casi siempre tira la primera pie
dra, pero nunca lo siguen los mismos: en diciembre presionó, antes y 
durante la sesión, para no habilitar el tratamiento de la ley de emergencia 
económica y obligar a Cristina Kirchner a esperar la semana reglamenta
ria entre dictamen y sesión. Quedó en minoría.
En febrero el cordobés Ernesto Martínez, que figura como PRO pero lle
gó a Cambiemos de la mano de Luis Juez, se negó a votar la ley de gón
dolas por considerar que como estaba redactada no favorecía a nadie
 Lo siguieron varios, como su coterránea Laura Rodríguez Machado, pe
ro los demás votaron a favor.
Con debate de la ley que bajó las jubilaciones de jueces y jubilados casi
 llega la sangre al río en una reunión de bloque: Lousteau se desmarcó
 de la decisión de acompañarla que había tomado el jefe del interbloque
 Luis Naidenoff, cuyo padrino en la UCR es Morales.
Arrastró a la radical mendocina Pamela Verasay, cercana a Cornejo; y a 
los PRO Bullrich, Guadalupe Tagliaferri y Gladys González, entre otros
, suficiente para que torcer a la mayoría de los radicales. Otros se fueron
 del recinto junto a varios macristas, encabezados por su jefe Humberto 
Schiavoni. 
Cambiemos votó dividido en el Senado en varias 
leyes. Pato Bullrich les exige endurecer posturas y
 Gerardo Morales es la línea dialoguista. El trata
miento del pliego de Rafecas podría complicar la 
interna y por eso quieren posponerlo. 
Con la pandemia como excluyente, Lousteau logró respaldo del ex mi
nistro de Educación cuando presentó un proyecto para bajarle el 30%
los sueldos a los empleados de mayores ingresos del sector público. 
No quiso sumarse Tagliaferri, al parecer, por una gestión de Larreta, 
que en esos días se separaba de la línea dura de su partido. 
 Curioso: hace 15 días, el economista enfureció al leer el comunicado 
del bloque que rechazaba el premio a los custodios o personal de lim
pieza del Senado que trabajara durante la pandemia. Junto a Verasay,
 abandonaron el grupo en común de whatsapp.
El texto citaba a los senadores, tenía membrete de Juntos por el cambio
 pero no las firmas de los jefes Naidenoff y Schiavoini. Fue publicado en
 las redes sociales por Patricia Bullrich y no por ellos, que hasta nega
ron su autoría ante los líderes gremiales del Congreso.
Schiavoni, antecesor de la ex ministra de Seguridad en la presidencia
 del PRO, sufre sus garras seguido. Chocaron cuando respaldó el pro
yecto de Roberto Basualdo para obligar a los altos patrimonios a una 
inversión que agilice la economía proporcional al impuesto a la riqueza 
que había propuesto Máximo Kirchner. Deberían optar entre una cosa 
u otra. 
Empresario de profesión y aliado del PRO en San Juan, a Basualdo po
co le interesa la grieta y está dispuesto a debatir estos temas con los
 legisladores del frente de Todos. La ex ministra de Seguridad hizo lle
gar su reproche por no haber pedido permiso, pero esa vez no fue es
cuchada.
En una de las teleconferencias del PRO, Schiavoni pidió no prestarle 
atención y seguir la línea de Horacio Rodríguez Larreta, por entonces
 en diálogo con la Casa Rosada y sin lugar a disonancias. Pero cada
 vez le fue más difícil ignorar su presencia, hasta que llegó a quitarle
 la firma. Nadie confirma si Macri es el que intermedia a favor de su ex
 funcionaria. Todos lo sospechan. 
Si Pato Bullrich es la que pide endurecer posturas, Morales es el cul
tor de la cordura, aun cuando en el oficialismo del Senado empezó a 
tratar antes de la pandemia un proyecto para intervenir la justicia de 
su provincia. 
El gobernador de Jujuy fue el primero en pedir sesiones remotas cuan
do Cambiemos las negaba en ambas Cámaras y la semana pasada, en
 una entrevista radial, se desmarcó de los pedidos del PRO para levan
tar la cuarentena aun en zonas con circulación social del virus.  
"Es distinto estar en gestión de gobierno y teniendo que administrar 
una pandemia. Concuerdo con lo que ha hecho el presidente y el go
ierno nacional. En mi calculo ha salvado de 2500 a 3000 vidas, compa
rando con la política Brasil", se diferenció Morales.
Si hay un tema que puede eclosionar el interbloque y exhibir quién es
 quién es el pliego del juez Daniel Rafecas como procurador general. 
Rápido de reflejos, para habilitar las sesiones remotas, Naidenoff nego
ció con Cristina Kirchner restringirlas a proyectos sobre el Covid 19, 
pero el decreto que las habilitó llegó con una trampita.
El artículo 2 señala que "las sesiones remotas tratarán sobre medidas
 específicas en el marco de la emergencia sanitaria declarada a raíz del
 COVID-19", pero también sobre "aquellas leyes que requiera el Poder
 Ejecutivo Nacional". 

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