Por Gustavo Alejandro Girado
Gran parte de ese proceso, se ha estudiado, está relacionado
con la presencia de las transnacionales en su territorio, que
explican hoy casi la mitad de las exportaciones de China, y lo
mismo con las compras que se realizan desde allí. Convertir
el crecimiento en desarrollo fue y es la meta del Politburó, y
de esa manera consolida su poder político en un régimen que
llaman “soclialismo con características chinas”.
China ya es grande, se despliega por el mundo con sus intere
ses, se integra al resto muy rápidamente desde 2001 (cuando
accede a la OMC), y aprecia que las instituciones creadas
desde la segunda guerra mundial, no la contienen. Sus inte
reses no fueron tenidos en cuenta, y de allí que mientras trata
de establecer relaciones más duraderas, de largo plazo y
confiables con aquellas economías que le importan, es que
crea su ropía institucionalidad. Aparecen así la Organización
de Cooperación de Shanghai, el Banco de Desarrollo
(ex BRICS), y dos que nos tocan más de cerca, al menos
políticamente: el Banco Asiático de Inversión e Infraestruc
tura, y la Iniciativa de La Franja y la Ruta, o BRI (por su
sigla en inglés).
Tracé ex profeso este recorrido, porque precisamente ese
despliegue de China por sobre el mundo en vías de desa
rrollo, se caracteriza por usar esos recursos institucionales
que se enancan en toda una serie de relaciones comerciales
y de inversiones ya de vieja data, relación que fue ganando
masa crítica en la medida que las relaciones entre China y
esas economías fue progresando, haciéndose más estrecha
. Con muchas tiene una relación especial que China caracteri
za de acuerdo a su propia mirada: relaciones bilaterales amis
tosas, asociativas, integrales, cooperativas, etc.
Con nuestro país tiene firmado una Asociación Estratégi
ca del tipo Integral (2014), que se caracteriza por superar
las instancias comerciales y de inversiones, para incluir
otro tipo de relación política e institucional, pues se des
pliega también sobre campos que tienen que ver con las
posiciones en organismos multilaterales, el diálogo polí
tico, las cuestiones de defensa, cooperación académica,
integración cultural, entre varias otras. No solamente, en
definitiva, somos socios cuya relación comercial y de in
versiones va creciendo, sino que China se aviene a propo
nernos financiamiento, infraestructura y tecnología, acti
vos que constituyen el centro de su oferta a los países de
ficitarios en esos segmentos
Por otro lado, se sabe, nuestro país se caracteriza por ser
competitivo a nivel global con una serie de productos agroa
limenticios, que constituyen un altísimo porcentaje de nues
tras ventas totales anuales a China. Deberíamos evitar que
se cristalice y se convierta en nuestra única moneda de cam
bio al momento de darle sentido a la muy rica agenda bilate
ral que tenemos con China. En definitiva, evitar la primariza
ción de nuestra oferta exportable hacia China.
En ese sentido, el nuevo gobierno argentino planea recuperar
y reencauzar la agenda bilateral con China, pues fue notoria la
diferencia que tuvo su gestión durante la administración Macri
en comparación con las tres que lo precedieron. Entonces se
firmaron muchos acuerdos y progresó mucho la relación bilate
ral -cuando China se convertía en una aspiradora de comodities
y en inversor en el exterior-, que ya con Macri fue cuestionada
al inicio, enfriando la relación durante meses. Desde que tene
mos relaciones bilaterales, hemos firmado 182 acuerdos con
China, setenta de ellos desde la Asociación Estratégica Integral.
Recuperar el ritmo y densidad de la agenda bilateral es indis
pensable, y las señales de Fernández parecen ir en ese senti
do, al hablar de la apertura de un nuevo consulado en China,
recibir sus donaciones y comprarles material sanitario en la
crisis pandémica, adherir al Banco Asiático de Inversión e In
fraestructura, e informar que se evalúa positivamente la adhe
sión argentina a la BRI mencionada, entre otras señales re
cientes.
En el terreno comercial, China ya es el principal socio de
Argentina, y en ese plano hay perspectivas que capitales chi
nos junto a privados nacionales, transformen proteína vegetal
en animal en nuestro país para enviar a China, permitiendo
que mejoremos la calidad de nuestra oferta e ingresen más
divisas vendiendo producto más valioso; parte de ello es po
sible por la firma previa de acuerdos en materia sanitaria y
veterinaria. A su vez, como los planes políticos de China en
el terreno tecnológico avanzan, sus observaciones del espa
cio celeste desde Neuquén se consolidan; asimismo, como
resolver nuestros problemas financieros nos obliga a atender
el estado de nuestras reservas en divisas, la reafirmación del
swap de monedas también es un indicio de mayor confianza a mediano
y largo plazo.
En definitiva, el sentido del vínculo parece dirigirse a la consolidación de
la confianza mutua vía el mayor intercambio cultural, educativo y deporti
vo, visados (turismo y negocios) y militar (rejerarquización de la Agrega
duría argentina de Defensa en Beijing), entre los destacables. Hacer que
la relación pueda ser aprovechada por el lado argentino, requiere la for
mación de RRHH que comprendan que China no está lejos solamente en
términos geográficos, sino que la distancia cultural es aún mayor. Ahí
deben trabajar las universidades, que junto a las chinas están progre
sando para ser importantes nodos para decodificar los mensajes de ca
da estrato institucional y aprovechar las múltiples oportunidades, sirvien
do de guía a la política, cuya dinámica parece impedirle tomar nota de la
importancia que tiene y tendrá China para Argentina y el mundo.
(*) Director - posgrado en China Contemporánea UNLa
BUENOS AIRES, NA
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