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lunes, 21 de septiembre de 2020

Relación China-Argentina, lo que se viene

 


Por Gustavo Alejandro Girado

Gran parte de ese proceso, se ha estudiado, está relacionado 

con la presencia de las transnacionales en su territorio, que

 explican hoy casi la mitad de las exportaciones de China, y lo

mismo con las compras que se realizan desde allí. Convertir 

el crecimiento en desarrollo fue y es la meta del Politburó, y 

de esa manera consolida su poder político en un régimen que

 llaman “soclialismo con características chinas”.

China ya es grande, se despliega por el mundo con sus intere

ses, se integra al resto muy rápidamente desde 2001 (cuando

 accede a la OMC), y aprecia que las instituciones creadas 

desde la segunda guerra mundial, no la contienen. Sus inte

reses no fueron tenidos en cuenta, y de allí que mientras trata

 de establecer relaciones más duraderas, de largo plazo y 

confiables con aquellas economías que le importan, es que

 crea su ropía institucionalidad. Aparecen así la Organización

 de Cooperación de Shanghai, el Banco de Desarrollo

 (ex BRICS), y dos que nos tocan más de cerca, al menos

 políticamente: el Banco Asiático de Inversión e Infraestruc

tura, y la Iniciativa de La Franja y la Ruta, o BRI (por su 

sigla en inglés).

Tracé ex profeso este recorrido, porque precisamente ese 

despliegue de China por sobre el mundo en vías de desa

rrollo, se caracteriza por usar esos recursos institucionales

 que se enancan en toda una serie de relaciones comerciales

 y de inversiones ya de vieja data, relación que fue ganando

 masa crítica en la medida que las relaciones entre China y 

esas economías fue progresando, haciéndose más estrecha

. Con muchas tiene una relación especial que China caracteri

za de acuerdo a su propia mirada: relaciones bilaterales amis

tosas, asociativas, integrales, cooperativas, etc.

Con nuestro país tiene firmado una Asociación Estratégi

ca del tipo Integral (2014), que se caracteriza por superar 

las instancias comerciales y de inversiones, para incluir 

otro tipo de relación política e institucional, pues se des

pliega también sobre campos que tienen que ver con las

 posiciones en organismos multilaterales, el diálogo polí

tico, las cuestiones de defensa, cooperación académica, 

integración cultural, entre varias otras. No solamente, en

 definitiva, somos socios cuya relación comercial y de in

versiones va creciendo, sino que China se aviene a propo

nernos financiamiento, infraestructura y tecnología, acti

vos que constituyen el centro de su oferta a los países de

ficitarios en esos segmentos

Por otro lado, se sabe, nuestro país se caracteriza por ser 

competitivo a nivel global con una serie de productos agroa

limenticios, que constituyen un altísimo porcentaje de nues

tras ventas totales anuales a China. Deberíamos evitar que 

se cristalice y se convierta en nuestra única moneda de cam

bio al momento de darle sentido a la muy rica agenda bilate

ral que tenemos con China. En definitiva, evitar la primariza

ción de nuestra oferta exportable hacia China.

En ese sentido, el nuevo gobierno argentino planea recuperar

 y reencauzar la agenda bilateral con China, pues fue notoria la

 diferencia que tuvo su gestión durante la administración Macri 

en comparación con las tres que lo precedieron. Entonces se 

firmaron muchos acuerdos y progresó mucho la relación bilate

ral -cuando China se convertía en una aspiradora de comodities

 y en inversor en el exterior-, que ya con Macri fue cuestionada

 al inicio, enfriando la relación durante meses. Desde que tene

mos relaciones bilaterales, hemos firmado 182 acuerdos con 

China, setenta de ellos desde la Asociación Estratégica Integral.

Recuperar el ritmo y densidad de la agenda bilateral es indis

pensable, y las señales de Fernández parecen ir en ese senti

do, al hablar de la apertura de un nuevo consulado en China,

 recibir sus donaciones y comprarles material sanitario en la 

crisis pandémica, adherir al Banco Asiático de Inversión e In

fraestructura, e informar que se evalúa positivamente la adhe

sión argentina a la BRI mencionada, entre otras señales re

cientes.

En el terreno comercial, China ya es el principal socio de 

Argentina, y en ese plano hay perspectivas que capitales chi

nos junto a privados nacionales, transformen proteína vegetal

 en animal en nuestro país para enviar a China, permitiendo 

que mejoremos la calidad de nuestra oferta e ingresen más 

divisas vendiendo producto más valioso; parte de ello es po

sible por la firma previa de acuerdos en materia sanitaria y

 veterinaria. A su vez, como los planes políticos de China en

 el terreno tecnológico avanzan, sus observaciones del espa

cio celeste desde Neuquén se consolidan; asimismo, como 

resolver nuestros problemas financieros nos obliga a atender 

el estado de nuestras reservas en divisas, la reafirmación del 

swap de monedas también es un indicio de mayor confianza a mediano 

y largo plazo.

En definitiva, el sentido del vínculo parece dirigirse a la consolidación de

 la confianza mutua vía el mayor intercambio cultural, educativo y deporti

vo, visados (turismo y negocios) y militar (rejerarquización de la Agrega

duría argentina de Defensa en Beijing), entre los destacables. Hacer que 

la relación pueda ser aprovechada por el lado argentino, requiere la for

mación de RRHH que comprendan que China no está lejos solamente en

 términos geográficos, sino que la distancia cultural es aún mayor. Ahí

 deben trabajar las universidades, que junto a las chinas están progre

sando para ser importantes nodos para decodificar los mensajes de ca

da estrato institucional y aprovechar las múltiples oportunidades, sirvien

do de guía a la política, cuya dinámica parece impedirle tomar nota de la

 importancia que tiene y tendrá China para Argentina y el mundo.

(*) Director - posgrado en China Contemporánea UNLa

BUENOS AIRES, NA

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