La realidad no es la que el gobierno quiere vender. Estamos a pocos días
del comienzo de una de las temporadas más atípicas de nuestra historia,
la cual exigía un marcado compromiso del Estado para brindar un normal
desarrollo para los prestatarios (dentro de las condiciones lógicas) y los
protocolos necesarios de cuidados y salud para los visitantes.
Nada de ello pasó ni pasará: no sabemos con qué capacidad abrirán los
hoteles o restaurantes ni cómo será el acceso y control a las playas y bal
nearios. Sumémosle a ello, la casi nula inversión del Estado provincial y
municipal para el equipamiento sanitario en toda la Costa.
¿Sabe el gobernador Kicillof que hoy por hoy, los hoteles no llegan al
10% de la reserva, cuando años anteriores, a esta altura ya tenían el 50%
vendido? ¿es consciente de que el 30% de las PyMEs de la industria
turística, de no mediar una temporada medianamente aceptable, ce
rrarán sus persianas el 1° de abril del año próximo?
La desidia del gobierno no sólo sigue dinamitando el sustento de cien
tos de empresas familiares; también pone en peligro la salud y la inte
gridad de turistas y vecinos.
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