Ramal que para, ramal que cierra. Hace algo más de 25 años se iniciaba el
último de varios procesos de desmantelamiento de la red argentina de ferro
carriles; ni más ni menos que una de las ocho más extensas del mundo.
Pueblos enteros condenados al olvido, a vivir bajo una nomenclatura fantas
mal; a conjugar en pasado un tiempo de abandono tan presente que parecía
irreal.
Reactivar el sistema ferroviario argentino es reencender los motores de las
economías regionales: es un horizonte para las PyMES; es tender puentes
para el intercambio comercial y el turismo; es contribuir al armado de
una matriz productiva moderna, eficiente y responsable con el cuidado
del medio ambiente; una matriz que como Estado nos permita abaratar
costos en materia de producción y comercialización de alimentos.
Esta misma semana asistimos a varios anuncios alentadores en ese sen
tido. Uno de ellos, el que dio cuenta de los avances del proyecto que
busca llevar el tren de carga al distrito de Berisso, más precisamente al
Puerto La Plata, y a la terminal de contenedores TecPlata, que reciente
mente recibió al primer buque en realizar un servicio de importación y
exportación desde ese puerto con destino a Asia.
También hubo avances concretos en el proyecto de reactivación de ra
males en la provincia de Salta -con mejoras del transporte ferroviario de
pasajeros interurbano-, una iniciativa que forma parte de un plan inte
gral para el desarrollo de un nodo logístico que prevé hacer realidad el
"sueño de una vía comercial con salida al Pacífico".
Desde el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales cele
bramos y promovemos activamente la reactivación y el desarrollo de
la red ferroviaria como elemento dinamizador de las economías regio
nales. El tren es esencialmente una política social que debe planificar
se a muy largo plazo. La reconstrucción y activación de estas políti
cas son una prioridad en el gobierno de Alberto Fernández, y prueba
de esto es que se hayan logrado estos avances concretos en plena pan
demia.
Para eso fueron convocadas universidades, sindicatos, gremios, pro
ductores, empresarios, industriales, referentes sociales y organismos
internacionales. Con todas las voces, con todos los actores, hoy po
demos ver los primeros resultados de un proyecto de bandera. .
Como en todas las decisiones que tienen consecuencias directas en
la vida de miles de vecinos y vecinas, la de reactivar ramales ferrovia
rios también requiere una evaluación pormenorizada de cada una de
las realidades y necesidades locales. En otras palabras, no escapa a
la necesidad de escuchar y tomar nota de las diferentes demandas e
inquietudes para alcanzar de esa forma decisiones consensuadas.
Es el caso del ramal La Plata – Pipinas, un proyecto vecinal que desde
hace años busca la reactivación de "una herramienta clave para el de
sarrollo territorial, la equidad, la inclusión y el arraigo de miles de perso
nas", al que acompañamos activamente junto a la Fundación Ingeniería
y a agrupaciones vecinales de distintas localidades.
El ramal en cuestión une la capital de la provincia de Buenos Aires –
con cabecera en la histórica estación provincial Meridiano V de la ciudad
La Plata- con la localidad de Pipinas, partido de Punta Indio, a lo
largo de 115 kilómetros. La reactivación de ese recorrido beneficiaría
en forma directa a 12 localidades que se levantan en torno a sus esta
ciones intermedias.
Los saberes culturales y gastronómicos propios de cada una de esas 12
localidades y estaciones pueden convertirse en atractivos para impulsar
el turismo regional. Al mismo tiempo, esa reactivación generaría oportu
nidades concretas para los jóvenes en sus lugares de origen, que mu
chas veces se ven imposibilitados de trasladarse, de alquilar un departa
mento y de solventar sus gastos para estudiar.
En definitiva, acercar el entramado universitario al ferrocarril es una for
ma de construir un futuro de juventudes ligadas al mundo del trabajo y a la producción.
La reactivación de ramales ferroviarios es una política de estado de altí
simo impacto económico y social. Porque un tren que vuelve es una esta
ción que se abre; y una estación que se abre es trabajo y comercio en to
rno a esa estación.
Es una oportunidad para emprendedores y productores; es generar
demanda y nuevos nichos para actividades ligadas al turismo y a la
gastronomía. En definitiva, cualquiera sea el ramal, lo cierto es que
todas las vías conducen al mundo del trabajo y contribuyen a resolver
la demanda de transporte público desde una perspectiva ambiental.
Ahora frente al éxodo de las grandes ciudades, fenómeno que muchos
describen como "efecto COVID", el tren asume un rol protagónico.
Transformar las dos peores crisis a nivel mundial - pandemia y desem
pleo- en una usina de oportunidades, depende de todos nosotros. El
tren de las oportunidades no pasa dos veces.
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