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domingo, 14 de marzo de 2021

Marchas opositoras: ¿Quién controla la calle?



La exhibición de las bolsas mortuorias en la última movilización de

 Juntos por el Cambio dejó abierto el interrogante sobre si la política 

puede administrar sus propias convocatorias.

Tras la dura derrota de Juntos por el Cambio en las Primarias Abiertas,
 Simultáneas y Obligatorias (PASO) de 2019, la ex ministra de seguri
dad Patricia Bullrich propuso como herramienta política incentivar mo
vilizaciones. “El PRO puro, Marcos Peña, por ejemplo, no lo entendió”,
 recuerdan. Lo cierto es que entre agosto y octubre, la fórmula que lide
raban Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto levantó diez puntos. 

La herramienta se siguió usando por Juntos por el Cambio en el primer
año del presidente Alberto Fernández, que transitó con la pandemia a
su lado. Las movilizaciones opositoras fueron variando los motivos de
repudio, pero siempre, en contra de acciones del Gobierno nacional: la
cuarentena estricta, la expropiación de la cerealera Vicentin, las refor
mas en la Justicia. 
El peronismo en el Gobierno trató de no contradecirse en su combate
contra el coronavirus, por lo que evitó convocar a aglomeraciones de
gente, para que no hubiera circulación del virus. “Perdieron la calle”, se
 aventuraron a decir desde la oposición. 

La agenda de marchas de 2021 tenía fecha de ini
cio el sábado 27 de fe
brero. El motivo de la cita eran las irregularidades
 en las vacunaciones, por las que se despidió al
entonces ministro de Salud, Ginés González García.
 Era un escándalo para que Juntos por el Cambio
 explotara, pero terminó siendo una derrota ante la
opinión pública. 

De la movilización opositora de fin de febrero quedó la
 imagen de diez bolsas de consorcio negras, que simula
ban contener cadáveres, colgadas de la reja de la Casa
Rosada y rotuladas con nombres de dirigentes y referentes del
Frente de Todos, entre ellos, el de la líder de Abuelas de Plaza de
Mayo, Estela de Carlotto. 
La pregunta que sobrevuela es si hay control de la política en estas
movilizaciones, ya que tienen un alto grado de partidización y pre
sencia de dirigentes de Juntos por el Cambio, para evitar exhibicio
nes macabras, como las bolsas mortuorias u otros hechos similares:
 agresiones a periodistas o difusión de consignas conspirativas anti
ciencia.
“No tenemos control. Es imposible, porque se da una simbiosis de
 convocatoria autónoma y, al mismo tiempo, desde Juntos por el
Cambio”, reconocieron, en off the record, a La Tecla voces que inte
gran el armado de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, que ejer
ce casi como un brazo ejecutor del expresidente Mauricio Macri.
“Las marchas son espontáneas, de alguna manera, ya que no hay una
 organización o logística; pero, no, no hay ningún control”, comentó
una voz de la Coalición Cívica, uno de los socios de Juntos por el Cam
bio. Hoy por hoy son muchos los referentes nacionales del conglomera
do de fuerzas opositoras que se suman a las movilizaciones. 
Juntos por el Cambio, tras salir eyectado de la Casa Rosada y de la Go
bernación bonaerense, vive una lucha interna entre el ala dura, referen
ciada en Bullrich, y el sector más dialoguista o blando, con varios refe
rentes, entre ellos, la ex gobernadora María Eugenia Vidal. Desde sus
inmediaciones recordaron que no participaron de “ninguna” de las mo
vilizaciones.
“Hay electorado para esos dirigentes políticos. A nosotros nos moviliza
ron todo el tiempo. Es parte de la democracia y hay reclamos, que en
este caso, nos parecen justos”, explicaron en el vidalismo. 
En este año de elecciones legislativas, desde Juntos por el Cambio ga
rantizan que volverán a incentivar el movimiento de gente. Lo que no se
 sabe es qué tipo de imágenes se llegarán a ver y, tampoco, si, en defi
nitiva, la herramienta de las convocatorias sin control es garantía de
triunfo electoral. 

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