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miércoles, 21 de abril de 2021

Número mata relato: pese a su doble discurso, el PRO bajó el gasto educativo en CABA, Provincia y Nación

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El presupuesto educativo 2021 de la CABA es el más bajo de la gestión 

PRO. Como Presidente, Macri recortó un 35% los fondos en educación. 

Vidal hizo lo suyo en PBA, con un recorte del 27%.

La decisión de Alberto Fernández de suspender la presencialidad en

 los colegios del AMBA por dos semanas terminó de desatar un

 conflicto político que latía cada vez más fuerte. Campaña modo on, 

el PRO se volcó definitivamente a la confrontación, ya no con las 

apariciones de Bullrich o Macri, que nunca manejaron otro registro

 político que la más irracional de las polarizaciones, sino con la radica

lización del dialoguismo larretista. Lo que se amagó como un quiebre 

definitivo en septiembre del año pasado por la quita de un punto de 

coparticipación a la CABA, parece hoy haberse vuelto una realidad sin

 retorno, con el escenario electoral por delante. Finalmente, las palomas 

se decidieron a cambiar su plumaje por el de los halcones.

Pero si se observa cómo gestionaron (y gestionan) las políticas educati

vas durante sus gobiernos y se las contrasta con la pose marketinera 

que el larretismo actuó este jueves, más que halcones les cabría el 

nombre de caranchos. Y es que tanto en la CABA, donde gobiernan ininterrumpidamente hace  catorce años, como en sus fugaces manda

tos al frente de Nación y la PBA, el resultado de las gestiones PRO fue

 siempre el mismo: una brutal caída en los recursos destinados a la

 educación, tanto en cuestiones estructurales como la infraestructura,

 como también en políticas educativas y los salarios del personal docen

te. Aunque hoy graznen y cacareen en los grandes medios y la Justicia, 

número mata relato, y el PRO no tiene una sola cifra de la cual agarrarse

 para justificar su caranchismo electoral en el momento más penoso 

del país.

EL PRESUPUESTO MÁS BAJO DESDE QUE GOBIERNAN

Aunque Larreta y Soledad Acuña sobreactúen una supuesta preocupa

ción por la educación de porteños y porteñas, lo cierto es que desapro

vecharon oportunidades concretas para materializar las buenas intencio

nes que muy bien saben declamar en conferencias de prensa o en reunio

nes por Zoom. La primera fue en 2020. El que terminó siendo un año

sin clases, fue también un año sin reformas edilicias, sin mejoras con

cretas en la conectividad, sin diseño de estrategias de movilidad que 

previeran una situación como la actual, por citar algunas cuestiones que 

hoy podrían estar marcando una diferencia. Únicamente con el voluntaris

mo de adelantar el inicio de clases unos días, se arrancó el ciclo lectivo 

en las mismas condiciones estructurales pre pandemia. Resultado: la 

implementación de los protocolos terminó llevando a que los y las 

estudiantes tuvieran en lo que va de 2021 menos tiempo concreto 

de clases que en el mismo período del 2020, a raíz de los numerosos

 aislamientos preventivos de burbujas producto de los casos positi

vos, según informaron desde UTE. Previsible, aunque se le haya

 escapado al gobierno de la planificación.

En segundo lugar y en relación a lo anterior, la gestión Larreta tam

bién pudo haber traducido hacia fin de año todas las críticas que su

 Ministra de Educación esbozara en noviembre hacia los y las do

centes en un presupuesto acorde a esas posturas, que demostrara 

esa vocación transformadora del sistema educativo que tanto prego

nan. Pero hizo todo lo contrario. El 17,18% asignado a Educación en 

el Presupuesto 2021 de la CABA es el más bajo en todos los años de

 gobierno PRO. De hecho, la partida viene perdiendo participación en 

el total presupuestario ininterrumpidamente desde hace una década.

Cuando Macri asumió la Jefatura de Gobierno en 2007, el porcentaje

 del presupuesto asignado a la educación rondaba el 30%. En 2011, al

término de su primer mandato, la partida representaba un 27% del total.

 La “herencia M” que Larreta tuvo que aceptar cuando accedió a su

 primer mandato a fines de 2015, fue un presupuesto con solo un 22% 

destinado a Educación. Progresivamente ese porcentaje se fue redu

ciendo año a año hasta llegar a este 2021, en el cual la fuerza política 

porteña hizo de la educación su principal bandera de confrontación 

con el Gobierno Nacional, al mismo tiempo que redujo los recursos 

destinados a esa partida en su distrito madre a su mínimo histórico.

El aumento nominal para este 2021, año en que debía recuperarse en 

términos educativos el costoso proceso de confinamiento 2020, fue de

 casi 22 mil millones de pesos más que el año pasado. Esto representó

 un 26,9% de aumento con respecto al presupuesto 2020, que cruzado

 con el 29% de inflación proyectada por el propio Gobierno de la CABA 

arroja un recorte en términos reales de 2,1%. Y, si se lo compara con las

 expectativas inflacionarias de más del 45% que el mercado cambiario

 planteó desde finales del 2020 y que numerosos referentes y

 economistas PRO agitaron y siguen agitando, el ajuste real supera el 7%.

Las áreas en las que estos recortes más se expresan son, paradójica

mente, aquellas cuestiones que hubiera resultado necesario reforzar

 para afrontar una segunda ola de la pandemia de la que nadie dudaba.

 De los 3.600 millones destinados a mantenimiento escolar en el 

presupuesto 2020, se pasó a 3.400 millones en 2021, una quita del 

6,4% en términos nominales y de más del 40% si se proyecta una infla

ción alrededor del 35%. En cuanto a la construcción de nuevos estable

cimientos, el ajuste es aún más feroz. De los 3 mil millones presupues

tados en 2020 para dicho fin, se baja a 1.400 millones para el corriente 

año, lo cual representa una baja del 97% considerando la inflación

 interanual. En otras palabras, aunque Larreta y Acuña se llenen la boca

 hablando de garantizar las clases presenciales, las obras en infraestruc

tura edilicia que proyectaron para, por ejemplo, garantizar mayor super

ficie en aulas que permitan las divisiones en burbujas, o el manteni

miento de los establecimientos existentes para su total aprovechamien

to, se redujeron al menos a la mitad del ya magro 2020.

Otra área importante que sufrió el tijeretazo larretista es el de las becas

 estudiantiles. De los 1.500 millones en 2020, sólo se planteó subir este

 ítem a 1.600 millones en 2021, un mísero aumento nominal del 6,67%. 

Con la inflación del 13% en este trimestre confirmada ayer, ya a esta 

altura del año puede hablarse de un recorte real del 6% en las becas,

 y todo lo que crezca la inflación de aquí en adelante engrosará ese 

vergonzoso porcentaje. Por su parte, la Dirección de Gestión Estatal

 también sufrirá una baja interanual del 4,9%, los Programas de 

Extensión y Capacitación de un 25%, la Escuela de Maestros tendrá 

16,7% menos de recursos, y Fortalecimiento de la Comunidad 

Educativa contará con un 18,3% menos. Todos ajustes que irán cre

ciendo en la medida en que la inflación se más alta de lo proyectado, 

excepto que el Gobierno destine partidas extrapresupuestarias a estos 

ítems, lo cual iría en contra de su tendencia histórica a la sub ejecución 

presupuestaria educativa. Por otro lado, vale resaltar aquí también el 

contraste entre el recorte en Educación y el alza de otras partidas,

 mucho más identitarias para el PRO, como Seguridad o Publicidad y 

Propaganda, concepto para el que se destinaron 6,6 millones diarios 

en 2021.

Los jardines de infantes, que fueron materia de campaña cuando Macri 

se comprometió a construir 3.000 si resultaba electo presidente, tam

bién sufrieron un recorte del 75% en términos reales entre 2017 y 2020

. Esa promesa electoral, que en 2017 mutó en las “10.000 nuevas salas”, 

quedó incumplida al registrarse a fines de  2019 poco más de 1400 salas

 efectivamente construidas. La Educación Digital, bandera del modernis

mo macrista, representó en el presupuesto 2020 sólo un 13% de lo pre

supuestado en 2017. La lista podría seguir, pero a efectos de la extensión

 se resaltará como último punto lo destinado a los docentes. La partida 

para la Formación Docente estuvo congelada entre 2016 y 2020 en torno 

a los $ 1.4 millones, los cual implicó una caída real del 200% durante 

ese período a causa de la inflación. En términos salariales, durante el 

período 2016-2020, los recursos del Programa del Fondo Nacional de 

Incentivo Docente y Compensaciones Salariales descendieron un 34%

 en términos reales.

Otro dato del informe resulta esclarecedor sobre las causas de estos 

recortes, que a su vez evidencian las prioridades de este sector político. 

“En el año 2016, Argentina había presupuestado aproximadamente la

 misma cantidad de fondos para deuda que para educación. En 2020, los

 fondos para deuda están en una relación de 4 a 1 con respecto a aque

llos destinados a educación. La relación deuda educación que surge de

 los presupuestos nacionales creció sin excepciones durante todo el 

perío

do: 0,8 en 2016; 1,5 en 2017; 2,0 en 2018; 3,3 en 2019 y; 3,8 en 2020” 

señala el escrito, y no hace falta aclarar mucho más. Aunque Macri es

criba twits y abra fundaciones  educativas, lo cierto es que en todas sus 

gestiones destruyó los recursos reales destinados a la educación.

AJUSTE HISTÓRICO EN LA PROVINCIA DE VIDAL

El recorte presupuestario entre 2016 y 2019 para educación en la PBA 

alcanzó los $64.709 millones, lo cual significó una caída del 27,1% con 

respecto a los números de la gestión anterior. “Desde la apertura demo

crática desde 1983, la educación en la provincia de Buenos Aires no 

sufría un ajuste estructural como el observado entre los años 2016 y

 2019. Todos los indicadores de financiamiento educativo se vieron re

ducidos de forma conjunta e inédita en la historia de la educación de la 

provincia de Buenos Aires” expresó en su momento Agustín Claus, esp

ecialista en economía de la educación y autor de una serie de informes

 sobre la evolución de los presupuestos educativos y sus ejecuciones,

 que pueden consultarse en la web de CIPPEC (Centro de Implementa

ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) “una orga

nización independiente, apartidaria y sin fines de lucro que produce cono

cimiento y ofrece recomendaciones para construir mejores políticas 

públicas” según su propia definición.

Los números del desfinanciamiento educativo bonaerense durante la ges

tión Vidal han sido permanentemente denunciados por el gobierno de Kici

llof, y tuvieron expresiones como el conflicto sindical docente más largo 

de la historia de la provincia, el cierre de más de 40 establecimientos 

educativos, y el imperdonable suceso de la explosión en la Escuela Nº 49 

“Nicolás Avellaneda” de Moreno, que se cobró la vida de la vicedirectora 

Sandra Calamano y el portero Rubén Rodríguez. Las pésimas condiciones

 edilicias del establecimiento habían sido denunciadas al gobierno provin

cial unos meses antes, juntos con muchos otros casos similares de la pro

vincia, frente a lo cual la única respuesta fue una inacción negligente que 

terminó en esa tragedia.

El PRO tiene en su ADN el marketing político. Por sus venas corre un 

talento inusual para la generación de discursos que aprovechen la coyun

tura para sacar una tajada, independientemente de lo que muestre la 

realidad de sus acciones. La promesa de campaña de “pobreza 0” y la

 realidad de su incremente en diez puntos a lo largo del mandato Macri 

es tal vez el ejemplo más acabado de este modus operandis amarillo.

 Pero, aunque se entiendan las reglas del juego político, lo que no deja 

de sorprender es su falta absoluta de todo límite. En medio de una pan

demia mundial y en el peor momento de ese proceso en el país, el macris

mo hoy devenido en larretismo sigue fiel a su conducta de vender lo que

 haya que vender para desgastar al adversario, sin importar las conse

cuencias. Un accionar que se vuelve cada vez más peligroso, en una so

ciedad hiper polarizada, con el tsunami COVID llevándose todo puesto y 

el invierno y las elecciones por delante. 



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Fuente: Diagonales

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