Logró que la Justicia cerrara el caso tras un acuerdo. Estaba imputa
do de homicidio culposo agravado por conducción negligente por el
hecho ocurrido en marzo de 2018.
En el último momento posible antes de que comenzara el juicio en su contra, el abogado Manuel Beccar Varela, acusado de la muerte de
Tamara Suetta, la joven a la que impactó con una lancha en el Delta
en marzo 2018, logró lo que buscó desde el día posterior a la tragedia:
la Justicia archivó la causa. Más temprano que tarde, se dictará su
sobreseimiento.
¿Qué pasó? Beccar Varela habló con la familia de Tamara y llegó a un
acuerdo dentro de un marco lícito, contemplado en la ley de resolu
ción alternativa de conflictos.
La mediación se concretó semanas atrás, después de una audiencia
para fijar las pautas del juicio contra el abogado, que estaba pronto a
comenzar y cuyo comienzo quedó dilatado por la pandemia. Beccar
Varela estaba acusado del delito de homicidio culposo agravado por la
conducción negligente, imprudente y antirreglamentaria de un vehículo
con motor, en referencia a la muerte de la joven, y lesiones graves, por
las heridas que ocasionó en Ángel Suetta y Elena Fontini, los padres
de la víctima y sobrevivientes del accidente ocurrido la noche del 23 de
marzo de 2018 en una curva del río Carapachay, en el Delta del Tigre.
Sin embargo, no llegó a sentarse en el banquillo de los acusados. Abo
gado de prestigio, recursos y extensa trayectoria (incluida la gestión
política en el Ministerio de Justicia bonaerense entre 1999 y 2001), en
esa audiencia ante el Juzgado Correccional N° 1 de San Fernando
, Beccar Varela ofreció cumplir con el castigo con una probation, que
incluía un ofrecimiento de reparación de daño a la familia Suetta con
una cifra de dinero muy importante. Hacía tiempo que el abogado que
ría dejar esta inquietud “sobre la mesa”, para escuchar a las víctimas
aceptar o negarse al acuerdo.
En esa audiencia, el Tribunal le dio la palabra a la víctima querellante,
que aceptó abrir una instancia de conciliación. La resolución alternativa
de conflictos puede llevarse a cabo, según dice la ley, hasta antes del
inicio del juicio. Si las partes aceptan, como ocurrió en este caso, el caso
debe ser archivado por el fiscal de instrucción: el acuerdo no implica la
aceptación de la culpa por parte del acusado. Es decir, al conseguir el
acuerdo, Beccar Varela conserva limpio su prontuario.
Según contaron fuentes del caso con acceso al expediente, la instancia
de mediación fue breve y el pacto entre las partes se resolvió pronto.
Beccar Varela le pidió disculpas a la familia y consideró que la muerte de
una persona no tenía precio. No obstante, les ofreció una reparación económica superior a la que se calcula en casos similares.
La investigación, primero a cargo del fiscal Mariano Magaz y luego a
manos de Sebastián Fitipaldi, no lo dejó bien parado al abogado, que iba
a enfrentar un juicio que difícilmente no terminaría en condena. La pena
por el delito más grave que se lo acusaba es de hasta cinco años y la de
lesiones leves tiene una condena máxima de tres. Beccar Varela nunca
estuvo detenido por el caso y probablemente la condena tampoco lo iba
a mandar a la cárcel. Pero las pruebas en su contra eran contundentes.
En las pericias quedó demostrado que el abogado conducía su lancha
“Bicuña” con más alcohol del permitido por la ley: se constató que tenía
0,83 gramos de alcohol por cada litro en sangre, cuando el máximo
permitido es de 0,50 gramos.
El choque ocurrió cerca de las 20 horas de aquel viernes 23 de marzo.
Beccar Varela timoneaba su lancha por el carril contrario al que debía
e impactó contra la embarcación “Correcamino”, que manejaba Ángel
Suetta, de 63 años en aquel momento, en una curva. En la proa, pero
mirando hacia popa, iban su esposa Elena Fontini y la hija de ambos,
Tamara. El choque fue frontal.
Beccar Varela volvía hacia el puerto de Tigre con sus amigos, debía
conducir por la margen derecha y doblar a la izquierda bien abierto.
Pero hizo todo lo contrario. El impacto fue inesperado y violento. La
lancha del abogado le dio en la cabeza a Tamara, que murió en el acto.
Los tres tripulantes de “Correcamino” cayeron al agua. Fueron resca
tados por un vecino que escuchó el estruendo del golpe y se lanzó al
agua, y por personas que venían en otra lancha. Todos ellos, más Be
ccar Varela y sus amigos, asistieron a las víctimas.
En su dictamen final de elevación a juicio, el primer fiscal de instruc
ción, Mariano Magaz, consideró que “sus reflejos y percepción pudie
ron haber estado disminuidos” por el consumo de alcohol y que eso
pudo haber contribuido en la dificultad que tuvo para evitar el choque,
que consideró “a las claras” una omisión del deber de cuidado que
debía mantener en su condición de timonel de una embarcación a mo
tor en la que circulaban, además, seis personas más: sus amigos.
Ángel Suetta sufrió una fractura de su vértebra C7, una herida cortante
en el muslo derecho de ocho centímetros y un golpe alrededor de su
ojo izquierdo. Fontini padeció la fractura de su clavícula derecha, fisu
ras en sus costillas y una herida cortante en su cabeza de cuatro
centímetros. Tamara, que recibió el impacto de espaldas, murió al
instante.
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