Los vecinos aseguran que se escuchan disparos por la noche y encuen
tran restos de animales dispersos por los campos.
Vecinos de las zonas rurales de Chascomús denunciaron que conviven
con la presencia de cazadores furtivos y corredores de galgos, que
ingresan ilegalmente a sus terrenos y destruyen la fauna autóctona.
“Acá se pueden encontrar antílopes, siervos, ñandúes”, expresó a Info
cielo Manuel Anchorena, vecino de la zona. En este sentido, los grupos
dedicados a la caza ilegal eligen estos lugares por los animales que cir
cundan las tierras, sin respeto por la propiedad privada ni las regulacio
nes en relación a la cacería.
“En el barrio cuidamos esa fauna, todos los vecinos están en contra de
la cacería y la matanza de estos animales”, expuso como principal proble
mática. Y agregó que la zona se encuentra “muy cerca de cascos urbanos”,
donde antiguamente se practicaban carreras para los perros galgos. “Gra
cias a dios se prohibieron las carreras, pero eso lo que generó fue que las
trasladaran a las zonas rurales”, manifestó.
Unos 60 vecinos se comunicaron con las autoridades municipales de la
zona, con Fauna y la Sociedad Rural. Recientemente la asociación Pro
yecto Galgo Argentina hizo eco de la realidad que se vive en la zona rural
de Chascomús y se comunicaron con el intendente Javier Chapa.
“Hay tours de galgueros que van desde Santa Fe, para hacer cacería,
organizan campeonatos de yuntas y amenazan a los dueños de los cam
pos. Dejan tendales de animales muertos incluidos galgos que a veces no
resisten”, expresaron en redes sociales.
Las carreras de galgos están prohibidas en el país desde 2016, tras la
sanción de la Ley 27330, que castiga con hasta 4 años de cárcel y multas
a quien realice, promueva u organice la actividad. Pero, ante la legisla
ción, la actividad pasó a desarrollarse en la clandestinidad, en zonas ru
rales de difícil acceso para las fuerzas policiales.
“Se meten en los campos nuestros, donde buscamos proteger la fauna de
la zona, por la noche ingresan a cazar y practicar las carreras de galgos”,
manifestó Anchorena y agregó que, durante la noche “se escuchan tiros
de fusil, es muy común escuchar los estruendos durante la noche”.
Entre otros impedimentos, los vecinos de la zona manifiestan que, al no
contar con una comisaría en las cercanías al denunciar la presencia de in
trusos dentro de los campos la policía, que se encuentra a 50 kilómetros,
llega cuando es demasiado tarde.
En el lugar solo quedan restos de cadáveres de fauna nativa y galgos “de
sechados” porque ya no pueden correr. Muchos de ellos son dados en
adopción luego por rescatistas, otros no resisten el maltrato y mueren.
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