Con una empresa testigo en la industria alimenticia, el Estado asumiría el con
trol de la planificación, la regulación, análisis de costos, formación de precios
y comercialización en un mercado que está concentrado en corporaciones de
gran poder económico.
El anuncio de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, sobre la
intención del Gobierno de crear una Empresa Nacional de Alimen
tos sorprendió a propios y ajenos, pero en el fondo es una medida
que saca a la luz la silenciosa guerra de posiciones que se libra al
interior del oficialismo por la orientación de las políticas públicas.
En el redil del Frente de Todos conviven forzadamente tribus tan
diversas como La Cámpora, el nonato "albertismo", el Frente Reno
vador de Sergio Massa, el kirchnerismo no camporista, el sector de
Juan Grabois, movimientos sociales, organizaciones sindicales, y
distintas líneas del PJ más tradicional.
La inflación es un fenómeno que preocupa transversalmente a todos
los grupos pero las propuestas para contener ese flagelo, en el mar
co del fracaso de las respuestas que dio el Gobierno en esa materia
hasta el momento, difieren ostensiblemente.
Días atrás, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, hizo una
fuerte declaración política al sostener que se requiere mayor interven
ción del Estado en los precios de los alimentos, que vienen disparándo
se semana tras semana complicando el bolsillo de los consumidores.
"Hay que reconstruir instrumentos estatales que permitan establecer
regulaciones frente a lo que es el libre mercado en la asignación de
recursos de alimentos", resaltó luego de que se difundiera el inquietan
te dato de la inflación del 3,9% de enero.
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aumento de las tasas de interés de la FED
El funcionario kirchnerista fue más lejos en sus consideraciones al
sugerir el desacople del precio local del trigo, maíz, carne y leche
respecto de los precios internacionales. En ese sentido, no ocultó
su respaldo a la propuesta de subir las retenciones a los productos
primarios que no tienen ningún tipo de valor agregado.
Las apreciaciones de Feletti, ex número dos de Amado Boudou en los
tiempos en que el ahora líder de la agrupación "Soberanxs" era minis
tro de Economía, fueron desautorizadas por el ministro de Desarrollo
Productivo, Matías Kulfas, quien no cree con la misma convicción en
la eficacia de ese tipo de instrumentos para contener el alza de precios.
Tampoco Kulfas emitió opinión sobre la Empresa Nacional de Alimen
tos pese al peso que tuvo la noticia desde su anuncio, toda una señal
respecto del poco entusiasmo que esa posible medida le produce.
El sector que saldría ganando en esa puja interna es el Frente Patria Grande de Juan Grabois, que viene debatiendo al interior de su organización en torno a la idea de crear una red de pequeños productores de alimentos con apoyo estatal desde la fallida nacionalización de Vicentin.
Fuentes parlamentarias del Frente Patria Grande reconocieron a NA
que en su momento ellos impulsaron una medida de esas caracterís
ticas, pero aclararon que esta vez no tuvieron "incidencia directa".
Todavía es pronto para determinar si esta proclama de tipo interven
cionista llegará a buen puerto o si terminará nuevamente en la pape
lera donde se apilan nostálgicamente las tantas obras que el Gobier
no quiso emprender pero que no pudo o no se animó a llevarlas a ca
bo. El antecedente de Vicentin no trae buenos recuerdos a quienes im
pulsan el proyecto.
El Director Nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desa
rrollo Social, Rafael Klejzer, fue el funcionario que más detalles reveló
acerca de cómo funcionaría la iniciativa.
De avanzar el proyecto, el Gobierno contaría con una herramienta para
intervenir directamente en el mercado, asociándose con pequeños pro
ductores, que al utilizar la infraestructura provista por el Estado ten
drían canales directos para vender sin intermediarios su mercadería a
la población, a precios accesibles y de referencia para la población.
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Con una empresa testigo en la industria alimenticia, el Estado asumiría
el control de la planificación, la regulación, análisis de costos, forma
ción de precios y comercialización en un mercado que está cada vez
más concentrado por corporaciones de gran poder económico.
"De esta forma, será posible generar un precio de referencia en los pro
ductos de consumo masivo y ponerle freno a la avaricia de las empre
sas que entienden al alimento como una mercancía y no como un dere
cho social", sostuvo Klejzer, referente de la organización social La Di
gnidad.
Según su mirada idealista, cuando la empresa esté en marcha y los pre
cios de referencia de los alimentos que comercializa estén consolida
dos en el mercado, los grandes grupos que actualmente expresan una
situación "monopólica" irán cediendo sus posiciones "dominantes" y
la renta podrá ser repartida más equitativamente.
Además, el Estado podría aprovechar para generar una ganancia adecua
da, que le permitiría tener recursos para volcar en mayor producción o
en otro tipo de políticas sociales.
Desde la oposición de Juntos por el Cambio adelantaron su rechazo a
la iniciativa recordaron que una experiencia similar en la Venezuela cha
vista que no arrojó buenos resultados: en 2008, el Gobierno de Hugo
Chávez creó la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos
(PDVAL), pero pese a las intenciones no alcanzó para frenar la infla
ción más alta del continente.
En 2015, Nicolás Maduro siguió los pasos de su antecesor y creó la em
presa "Gran Comunal" de producción y distribución de alimentos, que
tampoco cumplió con las expectativas.
A diferencia de Venezuela, en nuestro país la idea apenas dio sus prime
ros brotes y no tiene forma de proyecto de ley, ni hay plazos que se ha
yan definido para su presentación oficial, como tampoco se sabe el al
cance que tendría el abanico de alimentos a producir por esta nueva em
presa estatal.
Por lo pronto, la idea ya se echó a rodar, tuvo cierto aval del Gobierno a
través de la palabra de Cerruti, pero habrá que ver si en el camino va
ganando adhesiones de los distintos sectores del Frente de Todos para
conocer si hay condiciones para que se materialice o si se repetirá "la
gran Vicentin".
Escrito por Sebastián Hadida
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