Trump sostiene a Milei que depila con elogios a Mauricio. “No tiene sentido negociar, León, el electorado ya nos pertenece”.Por Jorge Asís
Escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial para JorgeAsisDigital.com
Mañana cambia para peor el mundo. Corresponde a un ciclo in
sensible de la inhumanidad. Para espanto del impotente portador
de pensamiento crítico. Se imponen ideologías dignas de ser re
sistidas por razones estéticas y morales.
Trump sostiene a Milei
La fotografía del poder mundial se concentra en la ceremonia de
Washington.
Para Argentina es positivo, permite estimular el insumo barato de
la esperanza.
El Panelista de Intratables atraviesa un ciclo sublime de gloria,
situado conceptualmente a la derecha de Donald Trump.
El universo que interesa amaga con desbordar por el mismo extremo
donde lució Garrincha.
Pese a las trascendentes diferencias culturales -y a representar
países que distan de ser complementarios- Trump sostiene a Milei.
Lo privilegia, lo destaca, como si fuera la señora Giorgia Meloni.
Desde El Salvador llegó también a Washington el paisano Nayib
Bukele para marcar presencia.
Un providencial paradigma de la santa represión que se sitúa
incluso más a la derecha de Trump y aún del propio Milei.
Otro gran estadista, Jair Bolsonaro, no logró anotarse en el
acontecimiento.
Lo afectó la Ficha Limpia de Brasil.
Desde la crueldad del elogio
La realidad de plastilina tiene capacitados moldeadores que sa
ben hacer correctamente su trabajo.
Lo peor es que persisten graves ilusiones de solución. Cuesta
extinguirlas.
Deben conseguir billetes prioritarios.
“Un par de miles de palos, tal vez 10, una bajada de línea telefó
nica de Trump a la Kristalina, se arregla con el Fondo y se termi
na con el cepo”.
Es la antesala del Milagro de Milei.
“En un par de meses nadie detiene el crecimiento”.
Un milagro real porque lleva un año de gobierno y ni siquiera man
tiene un diálogo de circunstancia con la señora vicepresidenta Vic
toria Villarruel, La Cayetana (por Álvarez de Toledo).
Aniquilada por la prepotencia del lenguaje de la señora Lilia Le
moine, Nicole Kidman.
Instrumento profesional de destrucción masiva que nunca ate
núa su ritmo encantador de masacre.
En lo que sin embargo le va mejor a Milei es en la licuación efec
tista del poder de Mauricio, El Ángel Exterminador.
Decidió exterminar a Mauricio a través de la crueldad del elogio.
Una hazaña.
Cada vez que rescata alguna actitud noblemente republicana le
sopla algún dirigente.
Experto artesano de la frialdad. Mientras lo celebra, Milei lo depila
sin piedad.
Desvanece la influencia de Mauricio con calificativos honorables,
mientras capta funcionarios.
Cualquier día por ejemplo lo cuelga el senador Luis Juez, Hábito
Ecuatoriano.
Deja de pronto de ser jefe de bloque para delirar con el sueño de
ser «el candidato de Milei en Córdoba».
O le sopla, como si se peinara, un jefe de policía.
O llega a la sublime veleidad de soplarle un minigobernador, del
tipo de Diego Valenzuela, Todo es Historia.
Lo importante es que Milei supo generar alrededor de Mauricio
una especie de fobia maligna que alude a la Puerta 12.
Cuando cientos de desventurados pugnaban por huir del estadio
desde la puerta que estaba efectivamente cerrada.
“No tiene sentido negociar, León, el electorado ya nos pertenece”.
El partido PRO dejó de ser una Mutual eficazmente festiva para
brindar la penosa impresión del desbande.
El germen del georgismo
Mientras se licua el poder de Mauricio paradójicamente se conso
lida la identidad política de Jorge, el primo, Monsieur Le Maire.
En la práctica Jorge es la figura más potente del espacio.
El proceso de desprestigio y vaciamiento de Mauricio fortalece
sustancialmente a Jorge porque Jorge gobierna.
«Tiene fierros».
Conserva un distrito con apetecibles recursos y mantiene su se
cretamente asumido proyecto de poder.
Con una simple característica nada banal. Conoce de memoria el
poder territorial de Buenos Aires, en la versión patéticamente su
burbana.
Téngase en cuenta que Jorge fue minigobernador de Vicente Ló
pez, durante dos mandatos.
Y quien lo consultaba en tal condición lo tenía predestinado para
competir, a lo sumo, por la gobernación de La Provincia del Pecado.
Acaso para sacarlo de la competencia por el distrito del pecado
(disputado por Diego Santilli, El Bermellón, Néstor Grindetti, Gar
ganta I, y Cristian Ritondo, El Potro), asombró entonces Mauricio
cuando prefirió nominar repentinamente al primo para despachar
los chocolatines en el Maxiquiosco del Artefacto Autónomo.
Pero Jorge es de carrera e intuyó justamente que asomaba el ger
men del georgismo.
Le ganó a Sir Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, que sigue
inalterablemente invicto.
Le ganó también al radical reversible Leandro Santoro, El Capicúa.
Un cuadro literal del peronismo que permanentemente se entrena
para la revancha.
Ningún observador sensato se atreve a menoscabar la importancia
de despachar cigarrillos en el Maxiquiosco que generó, en 30 años,
dos presidentes. Estadistas de la magnitud de Fernando de la Rúa
, Radical Traicionable, y nuestro Ángel Exterminador que padece
un avanzado proceso de exterminación, aplicado sin el atributo de
la crueldad.
Más grave aún, Milei lo pulveriza desde el elogio.
Las encuadradas “fuerzas del cielo” le sugieren al Panelista que no
pacte ningún acuerdo con Mauricio.
Y hasta lo instigan a repetir el error de Mauricio. Describen la conve
niencia de “polarizar con La Doctora”.
El similar horror de Mauricio fue asignado a la dupla de sabios des
venturados.
Don Jaime Durán Barba, El Equeco, y Marcos Peña, el Pibe de Oro
injustamente olvidado.
Si Mauricio y Milei prefieren evitar entenderse, La Doctora puede ser
nuevamente beneficiaria.
Y hasta Santoro, El Capicúa, puede exprimir lícitas ilusiones de des
pachar preservativos y habilitaciones del Maxiquiosco.
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