Taty Almeida, de Madres Línea Fundadora, pidió que se la investigue. Carlotto consideró que la titular de Madres "no puede estar ajena a lo que pasó". Pérez Esquivel confirmó su distanciamiento de la asociación. Sin embargo, el canciller Héctor Timerman defendió a Bonafini
Tras el escándalo desatado en el seno de la asociación Madres de Plaza de Mayo por la investigación judicial que pesa sobre el ex apoderado Sergio Schoklender, distintos referentes de los derechos humanos advirtieron sobre la responsabilidad de Hebe de Bonafini.
Al respecto, la referente de Madres Línea Fundadora, Taty Almeida, reclamó que "se investigue a la señora de Bonafini".
"La gente ya sabrá quién es quién", afirmó Almeida y recordó que "ya en 1986 nosotros nos separamos" de Bonafini. "Atrás de un pañuelo hay 30 mil, y hay que saber llevarlo", fue la conclusión que dio en un breve reportaje con radio Del Plata.
En tanto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, consideró que Bonafini "no puede estar ajena a lo que pasó" con Schoklender.
"Ella es la que dirige una institución. No puede estar ajena a lo que pasa y a lo que ha pasado. Cuando la Justicia hable nosotros escucharemos", señaló Carlotto, al tiempo que pidió "no confundir a las Abuelas con las Madres de Plaza de Mayo".
Es la misma línea se expresó la psiquiatra Diana Kordon, ex colaboradora de Bonafini. En diálogo con Radio 10, sostuvo que la titular de las Madres debía tener "datos evidentes de lo que estaba ocurriendo" con los planes de viviendas.
"Es imposible que Hebe no se haya dado cuenta de lo que estaba pasando. El dinero produce efectos en las personas y era evidente que Schoklender vivía como vivía", puntualizó Kordon.
Por otro lado, Susana Dillón, ex integrante de Madres de Plaza de Mayo, recordó que ella y otras fundadoras de la asociación habían dejado el organismo de DDHH cuando Bonafini decidió sumar a los hermanos Schoklender.
"Los quiso como hijos y se portaron como serpientes", indicó al respecto.
Por su parte, Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en 1980, confirmó su distanciamiento de Bonafini y de las Madres.
Pérez Esquivel explicó que lo que lo separa de Bonafini es "la defensa de los derechos humanos integral y sin distinción".
Sin embargo, el canciller Héctor Timerman defendió la posición de Bonafini al considerar que "hay que ser muy malparido" para no estar a su favor (ver nota relacionada).
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