Cerca del 50% vive en condiciones sanitarias precarias. Especialistas cuestionan la falta de políticas públicas para la adolescencia y la niñez
Según una investigación difundida por la Universidad Católica Argentina (UCA), el 10% de los niños y jóvenes menores de 18 años de todo el país sufren de “inseguridad alimentaria severa”
o “hambre de modo directo”. Asimismo, el informe advierte que el 47,7% de los menores se encuentran en condiciones sanitarias deficitarias.
Pensar el futuro de un país implica necesariamente dar un marco de contención a los millones de niños y adolescentes que en un futuro próximo serán quienes conduzcan los hilos de la Nación.
La asignación universal por hijo puede enmarcarse dentro de una política paliativa, pero no como una perspectiva integral. En ese sentido, el informe de la UCA da cuenta de la vulnerabilidad a la que se encuentra sometida toda una generación de jóvenes.
La indagación realizada por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia centra sus relevamientos en menores que residen en centros urbanos, de los cuales extrae que el 20% de las personas observadas tienen alguna de sus necesidades básicas insatisfechas.
En el relevamiento final, el problema de la vivienda cobra real importancia, ya que el 19,3% de la niñez urbana reside en viviendas “deficitarias en su construcción”, y el 20,8% vive en condiciones de hacinamiento. A su vez, el 45,6% no tiene acceso a la red de cloacas, mientras que el 18,6% no accede a la red de agua corriente. Los datos extraídos fueron generados a partir de una muestra de 6.400 niños y jóvenes de 3.181 hogares de una veintena de centros urbanos del país.
“Esto sin duda va a tener sus impactos en el futuro, más allá de la actualidad. Hay múltiples factores incidiendo, hay una política alimentaria que debe estar atrás y pautas culturales que deben modificarse”, indicó a Hoy Analía Otero, socióloga e investigadora asistente del Conicet.
Casi el 10% no cursa estudios secundarios
Según el informe, el 9,1% de los adolescentes no realizan estudios secundarios, aunque sólo
el 1,4% de los menores no hizo la primaria. En ese sentido, y como complemento de la problemática educativa, el 17,6% de los miembros familiares de entre 5 y 17 años realizan algún tipo de trabajo, lo que, según la UCA, los ubica “en situación de vulnerabilidad social”.
“Lo que está reflejando el informe es el incremento de una desigualdad reflejado en la alimentación, que es la básica, y termina afectando a todo lo que tiene que ver con la trayectoria de un joven”, aseguró Otero, quien además señaló que “el tratamiento a la joven generación es un punto muy cuestionable, porque dice lo que quiere una organización social”, con lo cual “tendría que ser la punta de lanza” de cualquier política estatal.
o “hambre de modo directo”. Asimismo, el informe advierte que el 47,7% de los menores se encuentran en condiciones sanitarias deficitarias.
Pensar el futuro de un país implica necesariamente dar un marco de contención a los millones de niños y adolescentes que en un futuro próximo serán quienes conduzcan los hilos de la Nación.
La asignación universal por hijo puede enmarcarse dentro de una política paliativa, pero no como una perspectiva integral. En ese sentido, el informe de la UCA da cuenta de la vulnerabilidad a la que se encuentra sometida toda una generación de jóvenes.
La indagación realizada por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia centra sus relevamientos en menores que residen en centros urbanos, de los cuales extrae que el 20% de las personas observadas tienen alguna de sus necesidades básicas insatisfechas.
En el relevamiento final, el problema de la vivienda cobra real importancia, ya que el 19,3% de la niñez urbana reside en viviendas “deficitarias en su construcción”, y el 20,8% vive en condiciones de hacinamiento. A su vez, el 45,6% no tiene acceso a la red de cloacas, mientras que el 18,6% no accede a la red de agua corriente. Los datos extraídos fueron generados a partir de una muestra de 6.400 niños y jóvenes de 3.181 hogares de una veintena de centros urbanos del país.
“Esto sin duda va a tener sus impactos en el futuro, más allá de la actualidad. Hay múltiples factores incidiendo, hay una política alimentaria que debe estar atrás y pautas culturales que deben modificarse”, indicó a Hoy Analía Otero, socióloga e investigadora asistente del Conicet.
Casi el 10% no cursa estudios secundarios
Según el informe, el 9,1% de los adolescentes no realizan estudios secundarios, aunque sólo
el 1,4% de los menores no hizo la primaria. En ese sentido, y como complemento de la problemática educativa, el 17,6% de los miembros familiares de entre 5 y 17 años realizan algún tipo de trabajo, lo que, según la UCA, los ubica “en situación de vulnerabilidad social”.
“Lo que está reflejando el informe es el incremento de una desigualdad reflejado en la alimentación, que es la básica, y termina afectando a todo lo que tiene que ver con la trayectoria de un joven”, aseguró Otero, quien además señaló que “el tratamiento a la joven generación es un punto muy cuestionable, porque dice lo que quiere una organización social”, con lo cual “tendría que ser la punta de lanza” de cualquier política estatal.
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