Según un informe realizado por la Consultora Analytica que dirige Ricardo Delgado, las condiciones en las que “iniciará la Presidenta su nueva administración son algo peores a las del primer mandato”.
La presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner arrasó en las elecciones del pasado domingo y arrancará, el próximo 10 de diciembre, un nuevo mandato. Un informe de la Consultora Analytica que dirige Ricardo Delgado marca algunos puntos de la economía que se viene y los cambios que se pueden producir.
Según resalta el informe de Analytica, “las condiciones en las que iniciará la Presidenta su nueva administración son algo peores a las del primer mandato, en especial en términos de crecimiento global. En 2007, el mundo crecía más (más de 5%), y China y Brasil . La soja venía en ascenso y el dólar era más débil, aunque las tasas eran más altas. Claro que ya estaba discutiéndose si la crisis de las hipotecas subprime terminaría derramándose en los mercados globales…algo que finalmente ocurrió meses más tarde. Ahora, las chances de una contracción no son pocas, China y Brasil (más el segundo) se enfría, la volatilidad financiera es extrema y las herramientas fiscales y monetarias disponibles (incluido el liderazgo de la crisis), menores”.
Sin embargo agrega que “algo de la decisión del domingo tiene que ver con el modo en que el gobierno respondió ante la crisis pasada. Esta experiencia se percibe como necesaria en tiempos inciertos. La Argentina perdió poco empleo en 2009 (cuando en el mundo desarrollado el desempleo explotó), la depreciación nominal del peso fue inferior a la de otras monedas de la región (que en la recuperación se apreciaron fuertemente) y no fue necesario postergar los pagos de deuda (otra “novedad” de la historia económica local)”.
Para Ricardo Delgado, “el modo en que se iniciará la economía de la segunda gestión de CFK depende en gran medida del manejo cambiario y de tasas del último trimestre. En el mercado ya se empezó a jugar el post-23. Desde julio la demanda de dólares es intensa (proyectamos una fuga de usd 19.000 millones este año), en parte por la incertidumbre financiera pero en lo esencial por la preferencia a dolarizar los excedentes en tiempos en que la moneda norteamericana es percibida como “barata” por los inversores locales. El Banco Central pierde reservas, y en algunos momentos (como en estos días) no son suficientes las ventas spot y a futuro para contener la suba de tasas y el aumento de la brecha con el “blue” y el contado con liquidación”.
Según el director de Analytica, “esta dinámica hace temer en algunos sectores el regreso de los mercados desdoblados, otro clásico argentino. La creación de un dólar comercial para las exportaciones y otro financiero para importaciones y pagos externos, en lo básico, no parece ser hoy una salida inevitable. En general, la historia argentina enseña que los gobiernos multiplican los tipos de cambio cuando están políticamente débiles y, en lo fundamental, con escasez de stocks (reservas) y de flujos de divisas (déficit comercial y alta carga de deuda). No es el caso actual. La Argentina mantiene todavía importantes reservas en el BCRA (como porcentaje del producto), una baja carga de deuda, y superávit comercial (aunque menor que en 2011)”.
Y agrega: “La brecha cambiaria con los mercados “paralelos” hoy ronda 10% en los máximos (el “contado con liquidación”). En el Plan Primavera, la antesala del estallido hiperinflacionario de 1989, fijó por decreto una diferencia de 25% entre el dólar oficial y el libre. Todavía se está lejos de este cuadro”.
Para terminar, el informe de la consultora indica que “señales sobre qué hacer con la inflación influirían positivamente sobre las expectativas cambiarias, y también sobre las propias expectativas de los formadores de precios, que siguen siendo determinantes en la explicación de la inflación”.
Según resalta el informe de Analytica, “las condiciones en las que iniciará la Presidenta su nueva administración son algo peores a las del primer mandato, en especial en términos de crecimiento global. En 2007, el mundo crecía más (más de 5%), y China y Brasil . La soja venía en ascenso y el dólar era más débil, aunque las tasas eran más altas. Claro que ya estaba discutiéndose si la crisis de las hipotecas subprime terminaría derramándose en los mercados globales…algo que finalmente ocurrió meses más tarde. Ahora, las chances de una contracción no son pocas, China y Brasil (más el segundo) se enfría, la volatilidad financiera es extrema y las herramientas fiscales y monetarias disponibles (incluido el liderazgo de la crisis), menores”.
Sin embargo agrega que “algo de la decisión del domingo tiene que ver con el modo en que el gobierno respondió ante la crisis pasada. Esta experiencia se percibe como necesaria en tiempos inciertos. La Argentina perdió poco empleo en 2009 (cuando en el mundo desarrollado el desempleo explotó), la depreciación nominal del peso fue inferior a la de otras monedas de la región (que en la recuperación se apreciaron fuertemente) y no fue necesario postergar los pagos de deuda (otra “novedad” de la historia económica local)”.
Para Ricardo Delgado, “el modo en que se iniciará la economía de la segunda gestión de CFK depende en gran medida del manejo cambiario y de tasas del último trimestre. En el mercado ya se empezó a jugar el post-23. Desde julio la demanda de dólares es intensa (proyectamos una fuga de usd 19.000 millones este año), en parte por la incertidumbre financiera pero en lo esencial por la preferencia a dolarizar los excedentes en tiempos en que la moneda norteamericana es percibida como “barata” por los inversores locales. El Banco Central pierde reservas, y en algunos momentos (como en estos días) no son suficientes las ventas spot y a futuro para contener la suba de tasas y el aumento de la brecha con el “blue” y el contado con liquidación”.
Según el director de Analytica, “esta dinámica hace temer en algunos sectores el regreso de los mercados desdoblados, otro clásico argentino. La creación de un dólar comercial para las exportaciones y otro financiero para importaciones y pagos externos, en lo básico, no parece ser hoy una salida inevitable. En general, la historia argentina enseña que los gobiernos multiplican los tipos de cambio cuando están políticamente débiles y, en lo fundamental, con escasez de stocks (reservas) y de flujos de divisas (déficit comercial y alta carga de deuda). No es el caso actual. La Argentina mantiene todavía importantes reservas en el BCRA (como porcentaje del producto), una baja carga de deuda, y superávit comercial (aunque menor que en 2011)”.
Y agrega: “La brecha cambiaria con los mercados “paralelos” hoy ronda 10% en los máximos (el “contado con liquidación”). En el Plan Primavera, la antesala del estallido hiperinflacionario de 1989, fijó por decreto una diferencia de 25% entre el dólar oficial y el libre. Todavía se está lejos de este cuadro”.
Para terminar, el informe de la consultora indica que “señales sobre qué hacer con la inflación influirían positivamente sobre las expectativas cambiarias, y también sobre las propias expectativas de los formadores de precios, que siguen siendo determinantes en la explicación de la inflación”.
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