Algunos intentan sacar tajada política del episodio que está siendo investigado y apuntan sus miras hacia la titular de la cartera de Seguridad. Pretender cuestionarle o negarle a Garré su compromiso con la democracia y los Derechos Humanos es más que absurdo; es una muestra cabal de ignorancia respecto de la trayectoria de una dirigente que ha demostrado un coraje, una coherencia y una vocación democrática que nos llena de orgullo.
Es este gobierno, nuestro gobierno, el que reabrió los juicios a los represores y genocidas, el que hizo y hace de la defensa de los Derechos Humanos una política central del Estado, el que incentiva la participación política popular y el que terminó con la criminalización de la protesta. En esa línea de conducta coherente, es este gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner el que ya está analizando seriamente lo ocurrido en Gendarmería y el que, si hubo investigaciones o bases de datos ilegales, será inflexible con los responsables. Con la misma seriedad y la misma contundencia con la que se le viene cerrando el paso a cualquiera que pretenda restringir el derecho de cualquiera a participar en libertad.
La posibilidad de manifestarse, de disentir, de cuestionar o de reclamar por parte de todos y todas está garantizada desde el gobierno encabezado por Cristina Kirchner. Esa convicción choca con la de algunas autoridades provinciales que hacen lo contrario; y desde el Ministerio de Seguridad se está trabajando para terminar con ese contraste que tiñe la vida democrática en algunos distritos.
En la Argentina que emergió en 2003 se promueve la participación, el debate democrático, el protagonismo político, la movilización popular. Y es este gobierno nacional el que promueve y asegura que se puedan ejercer esos derechos. Así como es nuestro gobierno también, a través de funcionarios como Garré, el que enfrentó y enfrenta a cualquiera que intente restringirlos o negarlos.
Es importante subrayar, en estas horas en las que algunos prefieren el griterío criticón, que nadie debe temer ningún retroceso. Argentina entró hace ocho años en un proceso de recuperación de su democracia, promovido por su gobierno, pero sobre todo, sostenido por una sociedad tan ambiciosa de protagonismo y de participación como consciente de quiénes históricamente quisieron y quieren recortarla y enfriarla. La ampliación y profundización de esta democracia es sinónimo también de que todos y todas nos esforcemos en estar atentos y atentas para frenar a tiempo a quienes pudieran transgredir las leyes y limitar la libertad.
Avanzar en la línea de la seguridad democrática es también terminar con cualquier resabio de fuerzas acostumbradas a actuar al margen de la ley. Si hay posibilidad de hacerlo (y sin dudas que la hay) es profundizando el camino iniciado por Néstor Kirchner, continuado por Cristina y expresado, entre muchos otros y otras, por Nilda Garré
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