Los principales actores de la entrega infame construyeron una gran cortina de humo. Primero con arengas nacionalistas y peleas mediáticas ficticias con el gobierno británico en torno a las islas Malvinas, aprovechando para ello el 30º aniversario del conflicto bélico. Y luego, con la supuesta recuperación de YPF, cuando en realidad el Estado se terminará haciendo cargo de una empresa saqueada, por obra y gracia del Gobierno nacional. Pero la realidad, que es la única verdad, se pone de manifiesto cuando se analizan los verdaderos intereses que se esconden tras bambalinas. Concretamente, el Gobierno nacional tendría decidido designar como nuevo CEO de la petrolera (actualmente intervenida por el ministro Julio de Vido), una vez que se convierta en ley la iniciativa, a una persona que estuvo estrechamente ligada con Repsol y que ahora forma parte de una empresa con participación de capitales ingleses y que se encuentra estrechamente vinculada con la exploración petrolera en Malvinas, en clara violación a la soberanía nacional.
El elegido del kirchnerismo Concretamente, el elegido para hacerse cargo de la petrolera sería Miguel Galuccio, quien trabajó para los españoles de Repsol hasta el año 1999, período en que se aplicó un feroz ajuste en la empresa, que dejó a miles de trabajadores librados a su propia suerte, ya que fueron obligados a aceptar un régimen de retiro que los llevó a pasar de tener un empleo estable a ganarse la vida como remiseros, taxistas, kiosqueros o pizzeros. El resultado fue que la gran mayoría de ellos terminaron quebrados y, consecuentemente, hubo un importante deterioro del lazo social, algo que se hizo visible en el Gran La Plata con índices récord de pobreza y desocupación. Tras su experiencia en Repsol, Galuccio se sumó a la empresa Schlumberger. Según pudo saber este diario, se trata de una compañía -con sede en Londres- que realizó la logística de parte de la operación petrolera en el archipiélago del Atlántico Sur por medio de firmas subsidiarias, como D&M (pozos direccionales), Wireline (perfil, testing, punzado) y Well Service (cementación y fractura de pozos petroleros). En Comodoro Rivadavia, hubo protestas generalizadas contra Schlumberger por “discriminación” al seleccionar personal y excluir a los trabajadores argentinos en beneficio de brasileños, por temor a sabotajes o filtración de informaciones. Actualmente, Galuccio es un alto ejecutivo de la Integrated Project Management, unidad de Schlumberger que está dedicada a proveer servicios de exploración y perforación. Es decir, el servicio básico que están utilizando las petroleras que buscan oro negro en el archipiélago del Atlántico Sur.
En foco Un peligroso cheque en blanco para los saqueadores
Es realmente lamentable el espectáculo que están dando en el Congreso los personajes que en los ‘90 avalaron la entrega infame de YPF y gran parte de la oposición que se ha entregado mansamente. Si uno no fuese mal pensado, y no pensara que detrás del voto de algunos legisladores hay intereses económicos concretos, pareciera que algunos opositores padecen algún tipo de trastorno neurológico que les impide ver la realidad. Y los lleva a no darse cuenta de que están permitiendo que los mismos delincuentes que expoliaron lo que era la petrolera más importante de Sudamérica ahora estén en condiciones de hacer nuevos negociados. La expropiación de YPF fue diseñada por personajes nefastos como Julio de Vido, su asesor Roberto Dromi (el arquitecto menemista de las privatizaciones en los ‘90) y una runfla de ejecutivos de multinacionales que también están vinculados con la explotación petrolera en las islas Malvinas. Dirigentes con amplia experiencia, y de mente lúcida, que durante años denunciaron los oscuros manejos en la política hidrocarburífera ahora están dando un cheque en blanco al Gobierno. Pero tanto la Presidenta como su marido muerto son grandes responsables del proceso privatizador. No sólo hicieron lobby y mandaron a votar a favor de la venta a Repsol cuando gobernaban Santa Cruz, sino que una vez que llegaron a la Casa Rosada permitieron que el robo se incrementara exponencialmente. Una clara muestra es que sus representantes en el directorio de YPF, durante casi una década, avalaron casi todos los balances que incluían el giro de hasta el 90% de las utilidades al exterior, en momentos en que caían los niveles de reserva de petróleo y gas por la falta de inversiones. Pareciera que muchos de los que tendrían la obligación de denunciar todo este tipo de situaciones tienen miedo al qué dirán, a que sean tildados de “antinacionales”. Pero defender los intereses de la nación no pasa por permitir que el Estado se haga cargo de una empresa saqueada, sino en ponerse en otro nivel con ideas claras e irrenunciables, planteando la realidad tal cual es, aunque duela y caiga poco simpático. El desarrollo de un país no se construye con encuestas de opinión y marketing político. En definitiva, los argentinos estamos asistiendo a un escenario muy similar al que se configuró antes de la Guerra de Malvinas de 1982, cuando gran parte de la sociedad apoyó a represores y genocidas que mandaron a muchachos de 18 años, en su mayoría correntinos, a morir por un conflicto generado por los sueños de perpetuidad de una dictadura decadente. Los dirigentes políticos, sociales y empresarios que respaldaron esa locura ya sabían en aquel entonces lo que había ocurrido durante los años de plomo del gobierno de facto. Y, no obstante ello, igual no escatimaron su apoyo. Treinta años más tarde, los responsables de ser una opción al poder establecido están cometiendo los mismos errores.
Caída en la Bolsa
El índice líder Merval de la Bolsa de Buenos Aires cerró ayer con una baja de 1,32%, a 2.241,71 puntos. Las transacciones de títulos sumaron 29,7 millones de pesos (6,7 millones de dólares), con un balance general de 19 alzas, 38 bajas, y 13 papeles cerraron sin modificaciones. Las mayores caídas en el panel de vanguardia correspondieron a la distribuidora eléctrica Edenor (-7,41%) y Telecom (-6,19%). En tanto, la mayor ganancia fue para la intervenida petrolera YPF (+2,76%), en una jornada en la que la Cámara de Diputados comenzó a tratar el proyecto de expropiación a la española Repsol. En tanto, Wall Street terminó dispar ayer, cuando se conoció una desaceleración de las contrataciones en el sector privado en abril, justo antes de que se conozcan las cifras mensuales sobre el empleo mañana: el Dow Jones cedió 0,08%
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