A poco más de un mes para las elecciones en la CGT, el moyanismo haría una jugada fuerte: borrar a Luis Barrionuevo. El líder de la CGT disidente, junto a 38 gremios, dejó de pagar la cuota de afiliación en 2008, cuando pegó el portazo y armó su propia central obrera. Esto inhibiría a sus congresales a participar de los comicios, con lo que la oposición perdería a 400 de los 1200 que dice tener
Si en el mundo de la política todo vale, esta regla es mucho más marcada en la esfera sindical. Allí, en donde las normas se estiran como chicle, el moyanismo habría encontrado una forma de hacerse con la re-reelección al frente de la Confederación General del Trabajo: sacar a Barrionuevo del mapa.
Y el Gastronómico ayuda. Desde 2008, los 38 gremios que conforman la CGT Azul y Blanca, a cargo del catamarqueño, dejaron de pagar la cuota de afiliación de la CGT oficial.
Estar al día con los pagos es uno de los requisitos para votar, aunque habitualmente no se tiene en cuenta. Si la estrategia del Camionero sale como la diseño, sus detractores perderían bastante peso en los comicios: 400 congresales.
En esta movida, los manuales le juegan para Moyano: sin cuota de afiliación no estarían habilitados para votar.
En números, poco certeros en sí, los disidentes señalan que tienen 1200 congresales, sobre un total de 2000. Esto dejaría a Moyano sin posibilidades, aunque con el nuevo escenario sin Barrionuevo, pasarían a estar empardados en 800.
Según se calcula, un sindicato como el de Gastronómicos debería abonar una cuota de 27 mil pesos mensuales, que multiplicado por los 4 años que transcurrieron desde la fundación de la Azul y Blanca, supondría una deuda de al menos 1,3 millones de pesos.
De todas formas, por ahora esta cuestión es sólo un elemento que Moyano podría utilizar en caso de que sus aspiraciones a la reelección se compliquen.
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