El intendente de Tigre se calzó el traje de candidato y aguarda una primera chance en las legislativas de 2013. Apoyos, recelos y las posturas de Scioli y de CFK en una carrera que tiene como meta final la Presidencia
El jefe comunal quizá recordó el aislamiento que vivió tiempo atrás, cuando se bajó de su candidatura bonaerense, tras un acuerdo con el mandatario Daniel Scioli.
Quedó fuera de la campaña, y con las manos vacías, ya que no recibió lo que había pedido: espacio en el reelecto Ejecutivo, alguna banca más en el Parlamento y pista para iniciar la carrera.
Massa volvió a repasar las encuestas. Eran fabulosas. En 2015, si no prospera ninguna reforma constitucional, ni Scioli ni Cristina Fernández podrán repetir sus mandatos.
El jefe municipal entonces decidió que no había razón para descartar una candidatura de máxima. Y la Presidencia de la Nación se convirtió en la meta final.
En el camino, una de manual: la participación en las listas legislativas de 2013, para comenzar a jugar fuerte. Luego, una profundización de la gestión, para mostrar ejecución, y un trabajo fino en la imagen, para llegar lo más armado posible para 2015.
El trabajo que se inicia ahora es lograr transitar esa carrera sin inconvenientes. La primera discusión es lograr ocupar un lugar en la lista de candidatos a diputados nacionales por el FpV. El plan B es pelear la interna, pero esto significaría una tarea meticulosa de avales partidarios, que hoy está algo lejos de alcanzar. “Una interna la gana el aparato, es difícil”, dicen algunos massistas.
Existen integrantes de su sector que prefieren esquivar esta primera batalla, con la creencia de que una legislativa sólo desgastaría al candidato, que hasta la fecha viene manteniéndose al margen de las peleas partidarias, con una lúcida gestión tigrense. “En 2013 no tiene que jugar, porque su chapa va a ser la intendencia, tiene que quedarse ahí y esperar cómo se arme para la presidencial”, explican.
Hasta la fecha no parece ser la decisión tomada. Massa tiene planeado profundizar la exposición de su gestión, como base electoral, y hacia fin de año, en una suerte de prelanzamiento, ser el anfitrión en su distrito de una exhibición de tenis a cargo de Roger Federer y Juan Martín Del Potro.
El empresario Guillermo Marín ya está ajustando la tarea que, obviamente, será gratuita y con expansión nacional. A partir de allí continuará el diálogo con los demás alcaldes justicialistas, en busca de acuerdos. El resultado electoral del próximo año será fundamental para determinar cómo sigue avanzando.
Hoy las mediciones lo ubican en excelente posición para pelear la Gobernación de la mano del FpV, pero ésa es la apuesta de mínima. Distanciado de Scioli, aspira a posicionarse como el reemplazante más potable de un FpV renovado.
El plan es ambicioso, no hay duda, pero no es nuevo. Hasta el momento lo acompaña una gran parte de jefes comunales de la Primera sección, como Gabriel Katopodis, de General San Martín; Luis Andreotti, de San Fernando; Sandro Guzmán, de Escobar; y porciones dispersas en otros territorios, como el caso de Gilberto Alegre, de General Villegas; Pablo Guacone, de San Pedro; y alcaldes de la Sexta y Séptima. También mantiene diálogo con radicales possitas y meonistas.
En el ámbito legislativo tiene un único vocero: el senador Jorge D’Onofrio, quien intenta mantenerse cerca del cristinismo. No existe aún un nexo fuerte con Nación, pero, según relatan, no les preocupa. La aspiración es convertirse en un candidato inevitable para el kirchnerismo. “Tiene una gestión exitosa, es joven y popular... y no es Scioli”, dicen, con ironía.
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