Nouriel Roubini, el economista que anticipó la última crisis financiera consideró que la decisión del juez neoyorkino de obligar a Argentina a pagarle a houldouts afectará futuras reestructuraciones de deuda y pondrá contra las cuerdas a Grecia. Consideró que el mundo necesita un “régimen estable” para negociar pasivos.
El economista Nouriel Roubini sostuvo que el fallo del juez de New York Thomas Griesa, que ordenó a Argentina a negociar la deuda con los bonistas que no ingresaron al canje en default, tendrá implicancias mundiales ya que afectará una futura reestructuración de Grecia.
“El fallo ha creado por ende una situación en la que hay un conflicto no solo entre el soberano y los holdouts, sino también entre los acreedores que han aceptado el canje y los que no”, interpretó Roubini, en un documento publicado por Global Economics y traducido por el blogs FocoEconómico.
“Este desorden afecta a la Argentina ya que las acciones legales de un determinado holdout amenazan los pagos a quienes entraron al canje; el país podría tener que hacer un nuevo default sobre los bonos reestructurados o redireccionar los pagos a la jurisdicción local si no acepta pagar a los holdouts”, interpretó el economista que en 2008 saltó a la fama por prever la crisis hipotecaria de Estados Unidos, causa de un colapso financiero mundial.
Nouriel Roubini.
Roubini tambíen interpretó que el fallo de Giresa afecta a Grecia “ya que el canje de deuda ofrecido en 2012 intercambia bonos emitidos bajo jurisdicción local por nuevos bonos emitidos bajo ley inglesa, que son más difíciles de reestructurar”.
“Si bien las cortes de Inglaterra no han fallado aún en cuanto a la interpretación de la cláusula pari passu, si el precedente de Nueva York se convirtiese en la norma global, tendría serias consecuencias para Grecia (en caso que necesitase reestructurar nuevamente la deuda con acreedores privados) y para otras futuras reestructuraciones ordenadas tanto en países en desarrollo como en países emergentes”.
El economista advierte que “ahora el riesgo de que procesos de reestructuración de deuda beneficiosos tanto para el soberano deudor como para los acreedores fracasen ya que acreedores que hubiesen estado dispuestos a aceptar el canje ahora pueden rechazarlo por miedo a que los pagos sean tomados por otros holdouts”.
Y considera dormidos al volante “al sector oficial”, donde engloba al FMI, el Tesoro de Estados Unidos y otros gobiernos de países desarrollados, porque “mientras un juez de Nueva York amenaza con alterar el régimen existente de reestructuraciones de deuda soberana”.
“La relación del sector oficial con Argentina ha sido antagónica por más de una década, pero lo que se está decidiendo en las cortes norteamericanas no es solamente relevante para un país que algunos perciben como un “estado canalla” (rogue state). A menos que el gobierno de Estados Unidos comience a prestar atención, está en riesgo toda la arquitectura global de reestructuraciones ordenadas de deuda soberana, con serias consecuencias para la estabilidad financiera global”.
Insiste en que el fallo “tiene potenciales implicancias para la reestructuración de los reclamos oficiales y privados sobre Grecia, y para toda la arquitectura global de reestructuraciones ordenadas de bonos soberanos que se ha desarrollado desde fines de los 90s”.
Si bien pero diferencia Argentina y Grecia dijo que “ambos revelan que la arquitectura global de reestructuraciones de deuda, guiada por las políticas de la comunidad internacional, tal como se ha desarrollado en los últimos 15 años, está en crisis”.
“Argentina reestructuró en forma ordenada – luego de un default extremadamente desordenado– 93% de su deuda pública, pero ahora una minoría de holdouts que ha hecho juicio contra el país en las cortes de Estados Unidos está cerca de ganar la batalla para que los bonos que poseen sean pagados en su totalidad”.
“Entonces, Argentina se encuentra en la difícil posición de tener que decidir si paga a estos holdouts o si hace un nuevo default sobre los acreedores que entraron al canje de deuda. Más seriamente aún, como veremos luego, la nueva interpretación amplia y radical de la cláusula pari passu por parte de un juez norteamericano – junto con sus interpretaciones de inmunidad soberana y las obligaciones de terceras partes, como los agentes de pagos – amenaza con destruir el actual régimen internacional de reestructuraciones ordenadas de deudores soberanos insolventes”.
Roubini cree que la interpretación de Griesa “permite a los holdouts tomar posesión de activos equivalentes al pago que un soberano realiza a otros acreedores que han aceptado el canje. El fallo de Griesa ha creado por ende una situación en la que hay un conflicto no solo entre el soberano y los holdouts, sino también entre los acreedores que han aceptado el canje y los que no. Además, la decisión crea gran incertidumbre en el régimen internacional de reestructuraciones de deuda desarrollado durante la última década en el que se recurre a un enfoque de mercado –complementado por la inclusión de CACs en los nuevos bonos– para lograr reestructuraciones ordenadas”.
“La crisis en la arquitectura global de reestructuraciones de deuda también importa para Grecia ya que el canje de 2012 intercambió viejos bonos emitidos bajo jurisdicción local (donde el soberano tenía mucho poder para imponer una reestructuración ordenada dado que la legislación doméstica se podía usar, y fue usada, para cambiar los términos financieros de los viejos bonos) por nuevos bonos que, sujetos a la ley internacional (Reino Unido), incluyen cláusulas de agregación (pero no de super-agregación) sobre los bonos existentes (pero no sobre bonos futuros que Grecia podría emitir en caso de recobrar acceso al mercado). A pesar de que la existencia de cláusulas de agregación reduce los riesgos de holdouts, no elimina este riesgo, como sí lo haría un enfoque reglamentario”.
El economista concluye en que “las lecciones de los casos de Argentina y Grecia son que el “enfoque de mercado” respecto las reestructuraciones de deuda soberana es muy problemático dada la nueva dinámica causada por las decisiones del juez Griesa[4]. Debido a la nueva interpretación radical de la cláusula pari passu, y en particular las soluciones impuestas al soberano y las terceras partes, futuras reestructuraciones ordenadas de deuda de países insolventes podrían peligrar ya que los pagos a acreedores que acepten el canje podrían ser bloqueados o embargados. La paradoja es que, si las reestructuraciones de deuda fracasasen en el futuro, los holdouts no tendrían los fondos dirigidos a los acreedores que entraron al canje para embargar, como sí los tienen hoy, dado el fallo del juez Griesa”.
“El sector oficial puede no preocuparse mucho por lo que le ocurra a Argentina (la relación ha sido antagónica por ya más de una década), pero lo que se está decidiendo en las cortes norteamericanas no es solamente relevante para un país que algunos perciben como un “estado canalla” (rogue state)”.
“A menos que algún alto funcionario del gobierno de Estados Unidos comience a prestar atención a este asunto, el riesgo es que el rol de Nueva York como importante centro de emisión de bonos de países emergentes se vea amenazado y la arquitectura que el sector oficial diseñó en la última década para la reestructuración de deuda soberana sea destruida, con serias consecuencias para la estabilidad financiera global en un momento en que grandes deudas públicas pueden requerir mecanismos para una reestructuración ordenada”, finalizó Roubini.
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