Los principales referentes de Unidos y Organizados se mostraron en José León Suárez, donde recordaron el asesinato de dos jóvenes. Hubo silbidos para el gobernador y Ricardo Casal. La hermana de Cristina, una de las asistentes.
En medio de la tensión entre el sciolismo y la Casa Rosada, Unidos y Organizados desembarcó ayer en La Cárcova, una villa de la localidad de José León Suárez, para exigir justicia por la muerte de dos jóvenes, asesinados allí por la policía bonaerense hace exactamente dos años, según informó La Nación
Si bien no hubo críticas directas Daniel Scioli, durante el acto se leyó un documento y mensajes de familiares de las víctimas, en los que se cuestionó duramente la política de seguridad de la provincia de Buenos Aires. El ministro del área, Ricardo Casal, y el propio gobernador fueron blanco de silbidos de los militantes.
"No queremos más muertes de pibes ni de personas por la necedad y la prepotencia de las fuerzas de seguridad", se sostuvo en el documento presentado en el acto, en el que también se calificaron los crímenes como un caso de "gatillo fácil". Las víctimas, Franco Almirón y Mauricio Ramos, eran dos cartoneros que fueron acribillados por la policía bonaerense el 3 de febrero de 2011, cuando, junto con cientos de vecinos, se acercaron para ver qué se podía rescatar de un tren carguero que había descarrilado frente a la villa. En un primer momento, el ministro Casal sostuvo que se había tratado de un descarrilamiento intencional con el objetivo del saqueo, pero los peritajes judiciales demostraron que no había habido un ataque y que los jóvenes fueron asesinados cuando intentaban escapar de la represión, según afirma un documento del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
El gobierno provincial nunca ratificó su versión de los hechos, pero tras las denuncias de las agrupaciones kirchneristas, en especial del Movimiento Evita, descabezó la cúpula de la policía provincial e intervino la comisaría a cargo del operativo.
Como ocurrió hace un año, cuando se conmemoró el primer aniversario de los crímenes y la tensión entre el sciolismo y el kirchnerismo había alcanzado su punto más alto, el acto contó con la presencia del vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. El dirigente evitó confrontar con Scioli, pero destacó las reformas que se habían impulsado desde el Senado provincial, que él preside, para que casos como el que se conmemoró ayer no se repitieran.
El vicegobernador compartió el escenario con los dirigentes que encabezan UyO. Estuvieron el "Cuervo" Andrés Larroque, secretario general de La Cámpora y máxima referencia de UyO; el diputado nacional Leonardo Grosso, líder del JP Evita, brazo juvenil del Movimiento Evita; Andrés La Blunda, secretario general de Kolina; el diputado Edgardo Depetri, del Frente Transversal, y Héctor "Gallego" Fernández, de Peronismo Militante, entre otros.
"La policía bonaerense es asesina y hasta acá el gobierno de la provincia no se hizo cargo, porque ni siquiera recibió a los familiares. Pero más nos preocupa la situación de la Justicia, porque el tribunal que va a juzgar a los policías dio por sentado que había habido un descarrilamiento intencional, algo que después fue negado por la Corte Suprema", dijo Grosso.
La presencia que más llamó la atención en el acto fue la de Giselle Fernández, hermana de la presidenta Cristina Kirchner. Llegó con Mariotto, vestida con una remera de La Cámpora, con la cara de Néstor Kirchner estampada en el pecho. "Soy del movimiento nacional y popular", respondió cuando La Nación le consultó si militaba en la agrupación juvenil del kirchnerismo.
Si bien no hubo críticas directas Daniel Scioli, durante el acto se leyó un documento y mensajes de familiares de las víctimas, en los que se cuestionó duramente la política de seguridad de la provincia de Buenos Aires. El ministro del área, Ricardo Casal, y el propio gobernador fueron blanco de silbidos de los militantes.
"No queremos más muertes de pibes ni de personas por la necedad y la prepotencia de las fuerzas de seguridad", se sostuvo en el documento presentado en el acto, en el que también se calificaron los crímenes como un caso de "gatillo fácil". Las víctimas, Franco Almirón y Mauricio Ramos, eran dos cartoneros que fueron acribillados por la policía bonaerense el 3 de febrero de 2011, cuando, junto con cientos de vecinos, se acercaron para ver qué se podía rescatar de un tren carguero que había descarrilado frente a la villa. En un primer momento, el ministro Casal sostuvo que se había tratado de un descarrilamiento intencional con el objetivo del saqueo, pero los peritajes judiciales demostraron que no había habido un ataque y que los jóvenes fueron asesinados cuando intentaban escapar de la represión, según afirma un documento del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
El gobierno provincial nunca ratificó su versión de los hechos, pero tras las denuncias de las agrupaciones kirchneristas, en especial del Movimiento Evita, descabezó la cúpula de la policía provincial e intervino la comisaría a cargo del operativo.
Como ocurrió hace un año, cuando se conmemoró el primer aniversario de los crímenes y la tensión entre el sciolismo y el kirchnerismo había alcanzado su punto más alto, el acto contó con la presencia del vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. El dirigente evitó confrontar con Scioli, pero destacó las reformas que se habían impulsado desde el Senado provincial, que él preside, para que casos como el que se conmemoró ayer no se repitieran.
El vicegobernador compartió el escenario con los dirigentes que encabezan UyO. Estuvieron el "Cuervo" Andrés Larroque, secretario general de La Cámpora y máxima referencia de UyO; el diputado nacional Leonardo Grosso, líder del JP Evita, brazo juvenil del Movimiento Evita; Andrés La Blunda, secretario general de Kolina; el diputado Edgardo Depetri, del Frente Transversal, y Héctor "Gallego" Fernández, de Peronismo Militante, entre otros.
"La policía bonaerense es asesina y hasta acá el gobierno de la provincia no se hizo cargo, porque ni siquiera recibió a los familiares. Pero más nos preocupa la situación de la Justicia, porque el tribunal que va a juzgar a los policías dio por sentado que había habido un descarrilamiento intencional, algo que después fue negado por la Corte Suprema", dijo Grosso.
La presencia que más llamó la atención en el acto fue la de Giselle Fernández, hermana de la presidenta Cristina Kirchner. Llegó con Mariotto, vestida con una remera de La Cámpora, con la cara de Néstor Kirchner estampada en el pecho. "Soy del movimiento nacional y popular", respondió cuando La Nación le consultó si militaba en la agrupación juvenil del kirchnerismo.
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