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martes, 9 de julio de 2013

La ilusión de los partidos más chicos

Los denominados partidos chicos comenzaron su campaña de cara a las PASO. Con escaso poder adquisitivo, buscan alternativas para llegar a la sociedad y captar votos
“Es un tradicional pero humilde equipo de barrio que, para este campeonato, contó con un escaso presupuesto pero con un proyecto definido”. De esta forma comienza cualquier crónica de fútbol que hace referencia a algún club “modesto” de nuestro país. Pero esta introducción también vale para trazar y explicar la vivencia de los partidos políticos denominados “chicos”, que lucharán por lugares que, prácticamente, el oficialismo ha atesorado desde hace largo tiempo.

Sin grandes inversiones de dinero, los partidos modestos, como el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, de Néstor Pitrola y Jorge Altamira; el Podemos, de Víctor De Gennaro, el FE, de Gerónimo Venegas; y el Compromiso Federal, de los hermanos Rodríguez Saá, se muestran confiados y dispuestos a pelear por esos escaños que en las próximas elecciones el oficialismo pondrá en juego.

Sin presupuestos onerosos, la dinámica de la política doméstica encierra a los partidos “chicos” a jugar con desiguales armas. Los representantes partidarios esbozan sus tácticas de acuerdo con los recursos con los que cuentan e intentan adaptarse al contexto social e institucional en el que compiten.

El problema de estos partidos radica en que no cuentan con el aparato estatal, económico y mediático que sí posee el kirchnerismo. El oficialismo tiene a disposición la televisión pública y las radios del Estado, que se convierten en esquemas propagandísticos. No obstante, los representantes de las fuerzas opositoras tienen la posibilidad de desarrollar sus ideas en algunos de los medios antes citados.

Con esto surge el interrogante acerca de cómo hacen y cómo harán las fuerzas políticas opositoras para consolidar una estrategia comunicacional y principalmente electoral que atraiga al elector, sabiendo que no tienen los fondos y los recursos que sí poseen el FpV, la UCR y ahora el FAP, que se ha convertido en el “tercer grande”.

Sin más recursos que su historia, la izquierda enrolada en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores “camina” la Provincia en busca de un nuevo “milagro”. Sin la posibilidad de hacer grandes desembolsos de dinero, el FIT intenta captar el voto mediante el “boca a boca”, y en los lugares donde la clase trabajadora transcurre cierta parte de su día, como lo son las estaciones de trenes o las terminales de colectivos.

Distinta es la realidad de Compromiso Federal. Los hermanos Rodríguez Saá cuentan con un capital económico mucho más oneroso que el de la izquierda. La base obtenida por la gobernabilidad de San Luis les da un espaldarazo importante a la hora de instalar algún candidato en la sociedad. No obstante, está muy por debajo de los partidos “grandes”.

Víctor De Gennaro pegó el portazo y armó el Podemos (Frente Popular, Democrático y Social). Este frente, integrado por Unidad Popular, Partido de los Trabajadores y del Pueblo, MST, Nuevo Partido y Partido Social, surgió de la ruptura del histórico dirigente de la CTA y los integrantes de FAP. Al ser un partido nuevo, la base económica esta definiéndose, aunque la propaganda diaria en la calle es una de las principales armas de captación que propone el espacio de De Gennaro.

Por último aparece el FE, de Gerónimo Venegas. El partido del “Momo” tiene como base las estructuras que le brinda la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE). Ese sustento económico es vital para salir al ruedo, aunque a la hora de la comparación está demasiado lejos de los espacios tradicionales.

En fin, los partidos “chicos” se preparan para afrontar una elección legislativa con la austeridad y la modestia como principales armas. Después de las PASO se sabrá si el dinero lo es todo.

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