Después de una monumental presentación, la banca del Gobernador y de participantes críticos al kirchnerismo perdió el rumbo y quedó en la nada
Lejos quedó aquel sábado de mayo de 2012 cuando, en que en la localidad de Los Toldos, la agrupación sciolista hacia su aparición en publico. Allá, en el tiempo, quedó aquel acto en donde todo el gabinete bonaerense había viajado a la tierra gobernada por Juan Carlos Bartolletti, opositor al espacio, con el afán de mostrarse unidos para contrarrestar los supuestos embates del kirchnerismo provincial. Más lejos aún está el documento que firmó la agrupación que encabezaba el ex intendente de Avellaneda y actual senador provincial Baldomero “Cacho” Alvarez.
El comunicado redactado en Los Toldos fue dirigido a los “oportunistas creadores de entelequias que comprobadamente llevaron al fracaso”; un claro mensaje para La Cámpora y las agrupaciones que integran el ala dura del kirchnerismo.
“Estamos convencidos de que la esencia del peronismo es la unidad en la diversidad”, expresaba el sciolismo, mientras algunas voces en off decían que Florencio Randazzo y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, fueron los encargados de frustrar la presencia de más jefes comunales.
Aquella tarde -cuentan los presentes- el jefe de Gabinete de la Provincia, Alberto Pérez, recibió el llamado de Daniel Scioli -quien controló todo desde su quinta de Benavídez- para agradecerle el apoyo.
De todo eso, nada quedó. La efervescencia no duró mucho. Tan solo un año y medio, como máximo. En esos tiempos la asociación sciolista promovía un peronismo sin los Kirchner. Sus mensajes tenían destinatarios directos dentro y fuera de la legislatura provincial.
Es que en apenas tres meses el bloque del Frente para la Victoria del Senado provincial aprobó dos comisiones investigadoras por el accionar del Ministerio de Seguridad ante los casos de Candela Rodríguez y de Luciano Arruga.
La decisión del Gobernador de quedarse en el FpV hizo que automáticamente se desintegrara el pacto del “Colorado” con La Juan Domingo, ya que esta agrupación había ingresado a la alianza con su chapa sciolista. Apurados por los tiempos electorales, los hombres y las mujeres de LJD iniciaron su proceso particular, viendo dónde podían hacer pie.
La mayoría buscó su rumbo en el armado massista, ya sea como candidatos o dentro de los equipos de trabajo. Otros, descreídos del Frente Renovador, moderan su ansiedad en espera de un escenario más cierto. Del formato Juan Domingo, en su versión original, la bonaerense, no quedó nada.
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