La Cámara de Diputados uruguaya aprobó el proyecto de ley para legalizar el cultivo de cannabis, en donde el estado podrá regular la producción y comercialización. Sin embargo, desde el 2006 se penaliza el tabaco, una medida que, lejos de reducir el consumo, hizo que el contrabando acapare el 30% del mercado.
Uruguay está por convertirse en el primer país de la región que legaliza el consumo de marihuana. El miércoles, la Cámara de Diputados uruguaya aprobó el proyecto de ley que permitirá la venta de cannabis en farmacias y habilita el autocultivo, una iniciativa que lanzó su presidente, José “Pepe” Mujica. Además, el estado podrá regular toda la cadena de producción; desde la importación de semillas hasta la distrubución de la cosecha.
Mientras tanto, el gobierno espera su aprobación definitiva en el Senado para antes de fin de año.
El oficialista Frente Amplio argumentó a favor del proyecto en base a la regulación del mercado y el aumento de derechos para consumidores. También hablaron de mejorar las condiciones de acceso a la droga, que hoy en día son adquiridas en bocas donde se vende pasta base y cocaína.
"Lo que estamos haciendo es regular una actividad lícita en nuestro país. De lo contrario estamos impulsando a los usuarios a ir al mercado negro, ir a una boca (punto de venta) y entrar en contacto con sustancias que son mas peligrosas, más nocivas para la salud y que generan más dependencia física", aseguró en el inicio de la sesión el diputado Sebastián Sabini, informante de la iniciativa promovida por Mujica.
"El consumo está allí, está allí, a las vueltas de las esquinas, y ha originado un mercado clandestino que por la clandestinidad tiene sus feroces reglas. Es un monopolio de mafiosos", opinó, por su parte, Mujica.
Marihuana sí, tabaco no
Sin embargo, lo que nadie señaló hasta ahora es la contradicción en la que incurre Uruguay legalizando la marihuana. Y es que desde el 2006 el gobierno uruguayo viene restringiendo el consumo de tabaco con excesivos impuestos y la censura a la venta de productos.
Lejos de desinflar la demanda de cigarrillos, las prohibiciones incrementaron el contrabando para suplir la caída en la oferta legal. Algunas estimaciones señalan que llegaría al 30% del mercado.
Cruzando el Río de la Plata las empresas de cigarrillos sólo pueden tener un producto por marca, a diferencia de lo que sucede en la Argentina. La excesiva carga impositiva que pesa sobre los cigarrillos vuelve más atractivo al mercado negro. Pero al estar fuera de los controles legales, la calidad es dudosa y puede contener agregados indeseados por el consumidor. Las restricciones generaron en el mercado de tabaco el mismo problema que denuncian que sucede con la marihuana porque su comercio es ilegal.
Por otro lado, la merma en los canales de distribución hizo caer la recaudación por este tributo, y el nivel de actividad del sector. La British American Tobacco (BAT) se retiró del mercado, y Philip Morris International (PMI) tuvo que cerrar la única planta que tenía en la República Oriental. A eso se le suma la leyenda de salud exagerada en los atados. En la Argentina, esa medida se implementó hace un par de años, regando las cajas con imágenes alusivas a las consecuencias que puede traer el cigarrillo.
Pero lo cierto es que a pesar de todas estas prohibiciones y regulaciones, el consumo se mantuvo estable durante todos estos años, por lo que, ante la merma en la producción, la única vía posible para suplirla fue mediante el contrabando.
La lucha contra el tabaco fue una bandera del ex presidente Tabaré Vázquez. Así, el país se convirtió en uno de los que más prohíbe su consumo en todo el mundo.
Regulación
El Frente Amplio informó en sala que las mismas restricciones que hay para el humo de tabaco serán aplicadas al humo de cannabis.
De convertirse en ley, la norma permitirá a los ciudadanos uruguayos mayores de edad cultivar marihuana en su casa o comprar legalmente hasta 40 gramos por mes de esa hierba.
La propuesta también faculta al Estado para controlar la producción y el comercio de cannabis, y autoriza los clubes de membresía. Cada persona podrá tener en su casa hasta seis plantas de marihuana, aunque antes deberá registrar la plantación en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).
Hasta el momento, la tenencia para consumo personal no estaba penalizada, por lo que si una persona era encontrada con marihuana, un juez debía determinar si iba preso o no a partir de la cantidad de gramos que tenía encima.
Mientras tanto, el gobierno espera su aprobación definitiva en el Senado para antes de fin de año.
El oficialista Frente Amplio argumentó a favor del proyecto en base a la regulación del mercado y el aumento de derechos para consumidores. También hablaron de mejorar las condiciones de acceso a la droga, que hoy en día son adquiridas en bocas donde se vende pasta base y cocaína.
"Lo que estamos haciendo es regular una actividad lícita en nuestro país. De lo contrario estamos impulsando a los usuarios a ir al mercado negro, ir a una boca (punto de venta) y entrar en contacto con sustancias que son mas peligrosas, más nocivas para la salud y que generan más dependencia física", aseguró en el inicio de la sesión el diputado Sebastián Sabini, informante de la iniciativa promovida por Mujica.
"El consumo está allí, está allí, a las vueltas de las esquinas, y ha originado un mercado clandestino que por la clandestinidad tiene sus feroces reglas. Es un monopolio de mafiosos", opinó, por su parte, Mujica.
Marihuana sí, tabaco no
Sin embargo, lo que nadie señaló hasta ahora es la contradicción en la que incurre Uruguay legalizando la marihuana. Y es que desde el 2006 el gobierno uruguayo viene restringiendo el consumo de tabaco con excesivos impuestos y la censura a la venta de productos.
Lejos de desinflar la demanda de cigarrillos, las prohibiciones incrementaron el contrabando para suplir la caída en la oferta legal. Algunas estimaciones señalan que llegaría al 30% del mercado.
Cruzando el Río de la Plata las empresas de cigarrillos sólo pueden tener un producto por marca, a diferencia de lo que sucede en la Argentina. La excesiva carga impositiva que pesa sobre los cigarrillos vuelve más atractivo al mercado negro. Pero al estar fuera de los controles legales, la calidad es dudosa y puede contener agregados indeseados por el consumidor. Las restricciones generaron en el mercado de tabaco el mismo problema que denuncian que sucede con la marihuana porque su comercio es ilegal.
Por otro lado, la merma en los canales de distribución hizo caer la recaudación por este tributo, y el nivel de actividad del sector. La British American Tobacco (BAT) se retiró del mercado, y Philip Morris International (PMI) tuvo que cerrar la única planta que tenía en la República Oriental. A eso se le suma la leyenda de salud exagerada en los atados. En la Argentina, esa medida se implementó hace un par de años, regando las cajas con imágenes alusivas a las consecuencias que puede traer el cigarrillo.
Pero lo cierto es que a pesar de todas estas prohibiciones y regulaciones, el consumo se mantuvo estable durante todos estos años, por lo que, ante la merma en la producción, la única vía posible para suplirla fue mediante el contrabando.
La lucha contra el tabaco fue una bandera del ex presidente Tabaré Vázquez. Así, el país se convirtió en uno de los que más prohíbe su consumo en todo el mundo.
Regulación
El Frente Amplio informó en sala que las mismas restricciones que hay para el humo de tabaco serán aplicadas al humo de cannabis.
De convertirse en ley, la norma permitirá a los ciudadanos uruguayos mayores de edad cultivar marihuana en su casa o comprar legalmente hasta 40 gramos por mes de esa hierba.
La propuesta también faculta al Estado para controlar la producción y el comercio de cannabis, y autoriza los clubes de membresía. Cada persona podrá tener en su casa hasta seis plantas de marihuana, aunque antes deberá registrar la plantación en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).
Hasta el momento, la tenencia para consumo personal no estaba penalizada, por lo que si una persona era encontrada con marihuana, un juez debía determinar si iba preso o no a partir de la cantidad de gramos que tenía encima.
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