“Ojalá les hubiera pegado. Lamentablemente tuve mala puntería”, se lamentaba hace unos catorce años el intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, recientemente nombrado ministro de Seguridad, luego de tirotearse con tres delincuentes que aparentemente intentaron asaltar su casa, un casco de estancia en la localidad de Tristán Suárez
En el enfrentamiento, el jefe comunal sufrió la fractura de un dedo de su mano derecha por un disparo.
Su esposa, la diputada nacional y candidata a renovar, Dulce Granados, escapó por el techo para buscar ayuda y al saltar desde un primer piso se esguinzó un tobillo.
La información indica que mientras Granados se tiroteaba con los dos asaltantes en la planta superior de la casa, su hija de 11 años permanecía en su dormitorio.
“Ellos me tiraban a matar y yo les tiraba a matar. Les tiré con toda la puntería que tuve. Ojalá les hubiera pegado”, se lamentaba el jefe comunal.
“Me apuntaron con una escopeta de dos caños y me pidieron que les diera la plata. Yo les dije que no tenía, que les daba mi (reloj) Rolex”, relataba el por entonces amigo de Carlos Menem.
No hay comentarios:
Publicar un comentario