El intendente de La Matanza estuvo reunido con Carlos Zannini en la Casa Rosada y será el candidato a presidente del PJ bonaerense por el oficialismo. Competirá contra el rebelde Mario Ishii. El Gobierno no tuvo margen para resistir su pstulación avalada por el grueso de los intendentes. La Cámpora metió presión. La pelea sección por sección.
Fernando Espinoza entró al despacho de Carlos Zannini en la Casa Rosada con una sonrisa en el rosto. Sabía que venía de ganar una pluseada brava. El poderoso secretario Legal y Técnico lo esperaba con los líderes de La Cámpora, Andrés Larrqoue, Wado de Pedro y José Ottavis.
El kirchnerismo, como no le ocurrió en casi una década en el poder, vivió la resolución de la nueva conducción del peronismo bonaerense casi como un espectador. Enredado en los problemas que le causa la ausencia de Cristina Kirchner y todavía golpeado por los resultados de octubre, no supo anticipar esta discusión y cuando se desencadenó tampoco logró enhebrar una estrategia coherente.
Ante el hecho consumado de Espinoza que se lanzó por el partido sin consultar, con el aval de Daniel Scioli y el grueso de los intendentes peronistas, la Casa Rosada primero intentó contraponer al propio Scioli, luego el de Martín Insaurralde y sobre el cierre de listas -a la despererada- arrojó el nombre del ministro de Planificación, Julio de Vido.
Ya era tarde. El certificado de defunción de esas maniobras lo presentó por la mañana el intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, que anunció por su cuenta que Espinoza era el nuevo presidente del PJ bonaerense. Un gesto inédito en años de verticalismo kirchnerista y una pequeña venganza de este alcalde que perdió su distrito mal por las colectoras de Nuevo Encuentro que le armó Zannini con Sabbatella.
Igual, Espinoza todavía tiene que pasar un escollo para sentarse en el sillón de su viejo amigo Alberto Balestrini. Deberá competir contra Mario Ishii, el ex intendente de José C. Paz y senador electo, quien logró sortear las chicanas del oficialismo y pudo presentar su lista antes de la medianoche.
La presión de los alcaldes fue clave porque la Casa Rosada finalmente decidió no intervenir, luego de evaluar ayer imponer un nombre a último momento, amparados en la decisión de la Presidenta. Circuló el nombre de Julio de Vido, quien había pedido un lugar como consejero de la segunda sección electoral, pero luego se enteraron que no estaba afliado.
“Tenemos demasiados problemas más importantes como para pelearlos con los intendentes por el Partido Justicialista”, se consolaron fuentes de la Casa Rosada.
Descalzo se burló de esas intentonas: "No encontré a nadie que dijera que no, está de acuerdo el Gobernador, los dirigentes, es un compañero valioso y lo vamos a acompañar todos, se dicen tantas cosas a veces y hasta ahora el va a ser nuestro candidato a Presidente del Partido”.
El más perjudicado por esta decisión es Martín Insaurralde. No le gustó nada quedar subsumido al matancero e inició una embestida para frenar su avance, pero no lo logró. Es que la pelea por el PJ es el escenario en el que empieza a debatirse la candidatura a gobernador para el 2015. En este segundo round -el primero fue la definición del primer candidato a diputado nacional-, Espinoza le sacó un cuerpo a su colega de Lomas de Zamora.
El kirchnerismo, como no le ocurrió en casi una década en el poder, vivió la resolución de la nueva conducción del peronismo bonaerense casi como un espectador. Enredado en los problemas que le causa la ausencia de Cristina Kirchner y todavía golpeado por los resultados de octubre, no supo anticipar esta discusión y cuando se desencadenó tampoco logró enhebrar una estrategia coherente.
Ante el hecho consumado de Espinoza que se lanzó por el partido sin consultar, con el aval de Daniel Scioli y el grueso de los intendentes peronistas, la Casa Rosada primero intentó contraponer al propio Scioli, luego el de Martín Insaurralde y sobre el cierre de listas -a la despererada- arrojó el nombre del ministro de Planificación, Julio de Vido.
Ya era tarde. El certificado de defunción de esas maniobras lo presentó por la mañana el intendente de Ituzaingó, Alberto Descalzo, que anunció por su cuenta que Espinoza era el nuevo presidente del PJ bonaerense. Un gesto inédito en años de verticalismo kirchnerista y una pequeña venganza de este alcalde que perdió su distrito mal por las colectoras de Nuevo Encuentro que le armó Zannini con Sabbatella.
Igual, Espinoza todavía tiene que pasar un escollo para sentarse en el sillón de su viejo amigo Alberto Balestrini. Deberá competir contra Mario Ishii, el ex intendente de José C. Paz y senador electo, quien logró sortear las chicanas del oficialismo y pudo presentar su lista antes de la medianoche.
La presión de los alcaldes fue clave porque la Casa Rosada finalmente decidió no intervenir, luego de evaluar ayer imponer un nombre a último momento, amparados en la decisión de la Presidenta. Circuló el nombre de Julio de Vido, quien había pedido un lugar como consejero de la segunda sección electoral, pero luego se enteraron que no estaba afliado.
“Tenemos demasiados problemas más importantes como para pelearlos con los intendentes por el Partido Justicialista”, se consolaron fuentes de la Casa Rosada.
Descalzo se burló de esas intentonas: "No encontré a nadie que dijera que no, está de acuerdo el Gobernador, los dirigentes, es un compañero valioso y lo vamos a acompañar todos, se dicen tantas cosas a veces y hasta ahora el va a ser nuestro candidato a Presidente del Partido”.
El más perjudicado por esta decisión es Martín Insaurralde. No le gustó nada quedar subsumido al matancero e inició una embestida para frenar su avance, pero no lo logró. Es que la pelea por el PJ es el escenario en el que empieza a debatirse la candidatura a gobernador para el 2015. En este segundo round -el primero fue la definición del primer candidato a diputado nacional-, Espinoza le sacó un cuerpo a su colega de Lomas de Zamora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario