El Mundial culminó y muchos trapitos extrafutbolísticos salieron al sol. Entradas a nombre de los Grondona en manos de extraños. Una filmación en la que tres dirigentes de la AFA aparecen en una negociación sospechosa. Un empresario vinculado a la FIFA que se fuga por la puerta de servicio de un hotel al ser acusado de liderar una presunta red ilegal de venta de tickets.
Brasil 2014 estuvo surcado por la intensa demanda de entradas en el lucrativo mercado negro de la reventa. La invasión de argentinos en las ciudades cariocas llevó a que los revendedores se abusen de los fanáticos desesperados. Lo triste fue que alguno de los que se aprovecharon fueron dirigentes de la AFA.
En algunas páginas de internet se llegó a pedir 129 mil pesos por un ticket con la “garantía” de que iban a entrar en el estadio. Originalmente, las entradas más baratas arrancaban desde los 484 dólares (3420 pesos). Sin embargo, en suelo brasileño se pudieron conseguir desde las 1000 dólares (8160 pesos) hasta los 4000 dólares (32640 pesos).
En medio de este berenjenal, la cúpula de la AFA se empantanó en una serie de episodios que nubló de credibilidad el circuito oficial de las entradas. En el mercado de la reventa aparecieron tickets con los nombres de los Grondona, tanto de Juliocomo de su hijo Humberto.
Pero quizás lo más grave fue la investigación que divulgó recientemente la cadena ESPN de Brasil. En el informe (http:/bit.ly/1tJxNPi) se observa a tres personas de jerarquía de la AFA en una presunta comercialización de entradas. Los dirigentes que aparecen en las imágenes son Omar Souto (gerente de selecciones), Alberto Capuchetti (jefe de seguridad del plantel) y Luis Segura (vicepresidente).
"Los dirigentes vendimos entradas a gente que nos pedía. Pero una cosa es vender y otra revender", se defendió ayer Segura.
Durante el Mundial, la AFA comercializó por su cuenta 700 entradas por cada partido. Esa es la cantidad de ingresos que la FIFA le otorga a cada federación. A veces hubo más boletos porque en el mismo circuito estaban los ingresos para los familiares de los jugadores y los dirigentes de los clubes agrupados en la AFA. Los tickets se vendieron al valor original.
"Las entradas son para atender las relaciones [públicas] y a los sponsors", explicó hace unos días Emilio Vázquez, jefe de administración de entradas de la AFA. Sin embargo, muchos particulares sin relación alguna con la entidad ni con los auspiciantes, adquirieron entradas en diferentes sedes en las que jugó el seleccionado.
Para la semifinal y la final, la AFA restringió al máximo la venta e incluso habría habido cortocircuitos con algunos jugadores que habían solicitado más entradas que las que finalmente se les concediera para sus familiares y/o amigos.
La polémica que involucra a la AFA y a los Grondona es apenas un eslabón más de la saga de irregularidades que causa un terremoto institucional en el corazón de la FIFA. La policía brasileña y el Ministerio Público de Río desbarataron una banda liderada por el argelino Mohamadou Lamine Fofana, quien habría montado una red ilegal de venta de entradas que facturaba hasta 450.000 dólares por partido.
Por este escándalo, se entregó ayer a la justicia brasileña Raymond Whelan, director de Match Services, una empresa asociada de la FIFA y vinculada a uno de los sobrinos del presidente de la máxima entidad futbolística, Joseph Blatter. Whelan y otras 11 personas están acusadas de revender boletos del Mundial de manera ilegal. Hace dos días, el empresario inglés se había fugado de la policía por la puerta de servicio del Copacabana Palace, el hotel donde se hospedó la cúpula de la FIFA durante la Copa del Mundo.
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