Lejos de las cámaras y los flashes, el líder piquetero continúa con su trabajo de militancia junto a los sectores más empobrecidos. Raúl Castells adelanta que será candidato a Presidente, le pega duro al Gobierno y resalta que, de los candidatos con chances, se queda con Binner
-¿Cómo cree que el argentino medio va a pasar las Fiestas que se avecinan?
-Profundamente complicado. Así como están las cosas, y sin que el Gobierno haya entregado alimentos en el mes de noviembre prácticamente en todo el país, el panorama es más que es incierto. La gente no se aguanta un 24 de diciembre sin nada en la mesa. Son muchísimas las personas que se van a dormir con hambre.
-Mucho se habla de que se generen disturbios o saqueos para fin de año. ¿Existe realmente esta posibilidad?
-En cuanto al clima social, la miseria y el hambre que hay, éste es el momento más parecido a 2001. Nunca antes las condiciones estuvieron más cercanas para que suceda algo así. Ando entre 12 mil y 15 mil kilómetros por mes. No recorro Palermo Hollywood ni Recoleta, recorro las provincias. No se puede predecir lo que va a pasar, pero al hambre se sumaron el aumento del desempleo y la bronca. Hay un gran rechazo a la corrupción.
-En el Gobierno se habla década ganada, y la oposición habla de década perdida.
-Para los cincuenta grandes grupos económicos que se adueñaron de la Argentina, seguramente sea una década ganada, se han hecho multimillonarios. Los Kirchner, Cristóbal López, Lázaro Báez, Rudy Ulloa y Berni, entre tantos otros, han tenido una década ganada. Pero lo que se ve en Formosa nada tiene que ver con una década ganada. Un chico de esa zona no sabe lo que es un yogur. Miles y miles de personas se alimentan con lagartijas, iguanas y sapos. No hay para comer.
-¿Rescata algo de este Gobierno o todo lo considera negativo?
-Me parece que algunas cosas han sido positivas. Por ejemplo: avanzar y darles continuidad a los juicios contra la dictadura militar. El canal Encuentro, el mejor del país, también es muy positivo, más allá de que a veces muestran muy manipulada la historia argentina. No se puede decir que todo lo que se ha hecho en estos once años es malo, hay cosas que han servido. Hay provincias, como Chaco y Santiago del Estero, en las que es notorio cómo se ha progresado en esta década. Pero junto con eso está todo lo malo, que es lo que termina pe-sando. Por eso, tres de cada cuatro votantes no apoyan a este Gobierno.
-¿Es necesario que se cambie de modelo?
-Sin dudas. Los amigos van y vienen, pero los enemigos se acumulan uno a uno. Si este Gobierno dejó tantos heridos, se ganó tantos enemigos y tanto odio en tanta gente, ya no puede seguir. Como decía Raúl Alfonsín, no se puede gobernar con el 50 por ciento de la población en contra. Y este gobierno tiene las tres cuartas partes de la población en contra. Yo mismo, bajo este Gobierno, tuve que hacer huelgas de cuarenta y sesenta días para quedar en libertad. Me metían preso nada más porque en 2003 me negué a aceptar en dos oportunidades cargos en el Ministerio de Desarrollo Social. A continuación sufrí persecuciones y encarcelamientos. ¿Qué te imaginás que puedo pensar yo de este Gobierno? Por el simple hecho de no convertirme en un D’Elía me hicieron lo imaginable y lo no inimaginable.
-Se iba a reunir con el Papa, pero finalmente no viajó. ¿Qué pasó?
-El Papa nos invitó al Vaticano, pero el Gobierno no quiere que vayamos. Ya hace más de cuatro meses que no nos dan el pasaporte; ni a mí, ni al compañero aborigen Pablo Aranda, ni a la compañera campesina sin tierra Ramona Rajoy. No quieren que hablemos con Francisco de nuestra visión crítica hacia el Gobierno. Tendríamos que haber estado en el Vaticano el 18 de octubre, con Evo Morales y diferentes movimientos sociales; pero no pudo ser, no nos dejaron.
-Si tiene que elegir a uno de los presidenciables que van a pelear la elección, ¿con cuál se queda?
-Por afinidad ideológica, me quedaría con Binner, aunque tampoco considero que ha-ya hecho las cosas bien. Todo el Gran Rosa-rio es una inmensa villa miseria. Santa Fe es la capital de la droga.
-¿Cree que Scioli se va a despegar del kirchnerismo en caso que sea Presidente?
-No va a ser Presidente. Nadie va a sacar el 45 por ciento de los votos. La elección va a ser en cuartos, para Macri, Scioli, Massa y Unen. Al igual que en 2003, el que entre en segunda vuelta contra Scioli va a ser el ga-nador de la elección. La gran mayoría del pueblo se va a unificar en el rechazo al kirchnerismo. Nosotros mismos, que somos gente de izquierda, en la segunda vuelta va-mos a votar en contra del candidato del Go-bierno. El odio es muy profundo en mucha gente. Es similiar al odio que se generó en septiembre del ‘55, donde un montón de gente salió armada a cazar peronistas. Ade-más de ese caso, fue la dictadura militar la que generó un odio tan grande como el que se genera en la actualidad.
-¿Cuál es la idea del MIJD en 2015? ¿Usted va a ser candidato a Presidente?
-Nosotros tenemos congreso nacional el 21 y 22 de febrero en Paraná. Ahí vamos a definir si vamos con lista propia o si formamos un frente con los Rodríguez Saá. En principio, en las elecciones internas que hicimos en septiembre, los compañeros me eligieron para que vaya como Presidente.
-Pero hasta ahora, los Rodríguez Saá no se han movido como presidenciables.
-Sí, es verdad. A Adolfo lo han operado del corazón y el futuro político es incierto. Por eso, lo más factible, casi seguro, es que me presente como candidato a Presidente.
-¿Cómo quedaron las cosas con Nina Peloso, más allá de que no sean pareja?
-Por supuesto que sigue en el MIJD, y se ha recibido de profesora de Biología y Cien-cias Naturales. Es un orgullo para nosotros que una chica campesina de Corrientes y con quince hermanos haya terminado la primaria, después la secundaria y haya hecho un profesorado. Junto con el doctor Adrián Morales es la principal referente
del MIJD en Buenos Aires. La idea es que Morales vaya como Gobernador y Nina co-mo mi compañera de fórmula.
-¿Cómo le gustaría que lo recordaran después de muerto?
-Atahualpa Yupanqui decía que aspiraba a morir con el respeto de los otros. Eso es lo que quiero, más allá de que el otro no piense ni parecido a como pienso yo.
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