El Gobernador se embarcó en una tarea en la que tratará de convencer de su proyecto a quienes forman parte del FpV pero todavía no acompañan su pos
tulación para la Presidencia
tulación para la Presidencia
que tenía hoy, ¿no?”, pregunta
Jorge Telerman sobre la agenda
del jefe de Gabinete. “Quedate tranquilo, eso está en marcha”, responde, también enigmático,
uno de los hombres de confianza
de Alberto Pérez, mientras hace
zapping en busca del encuentro
entre Karina Rabolini y el candi
dato porteño Mariano Recalde.
El breve diálogo se da en el bún
ker sciolista del tercer piso de San Martín 140. La reunión en cues
tión es en otro lado, y con un kirchnerista de paladar negro, de ésos que toda
vía reniegan del Gobernador como “el candidato” del espacio.
Es que Daniel Scioli se embarcó en un operativo de seducción interna en bus
ca de convencer a quienes dudan de su “compromiso con el proyecto”; mien
tras tanto, hacia fuera fortalece su imagen, alienta el juego de casi todos los candidatos a gobernador por la Provincia (nunca se sabe cómo serán las co
sas y quién será el ungido), se saca fotos con cuanto sector o dirigente lo pro
ponga y se muestra con cada uno de los aspirantes del FpV a gobernar otros distritos del país, tengan chances o no.
“Esta etapa, hasta el cierre de listas, nos va a encontrar centrados en explicar
le a la sociedad por qué tiene que apostar por una oferta del Frente para la Vic
toria en las PASO y por qué Daniel Scioli es la mejor oferta”, asegura a La Te
cla uno de los voceros de la campaña.
El hombre aclara: “Eso es para los que no están convencidos; y para los que
están convencidos de que el mejor proyecto es el FpV, buscaremos borrar los fantasmas de la duda sobre si es conveniente apoyar a Daniel o no”. La tarea
va más allá de los votantes, apunta fundamentalmente a los dirigentes.
En la última semana, varios de los que miraron siempre al Gobernador con re
celo salieron a defenderlo de los ininterrumpidos ataques de Florencio Randa
zzo. Va-rios unificaron el discurso sobre “evitar las críticas a un compañero”
, pero quedaron resaltadas las expresiones de los diputados nacionales Dia
na Conti y Carlos Kunkel, otrora mordaces críticos del mandatario. Pesca satisfactoria en el revoltoso mar de los gestos, donde Scioli navega con como
didad.
La apuesta sube a medida que el universo de de desconfiados se reduce. Opti
mistas desde el ADN, los sciolistas vociferan que “un 20 por ciento (de los dirigentes) es lo que tenemos que convencer, el resto está con nosotros”. La
tarea está en manos de Pérez y del propio Scioli, quien en persona se ha reu
nido, y se reunirá, con kirchneristas de paladar negro para contenerlos en su
redil. Prometen tomarse todo el tiempo para reunirse con cada dirigente en la búsqueda de ese objetivo “para contarle lo que vamos a hacer”.
El operativo seducción va desde los me-nos díscolos hasta los más intransi
gentes, que siempre vieron a Scioli como sapo de otro pozo, en el cual nunca abrevarían ellos. La lista incluye, entre otros, a Martín Sabbatella, Luis D’Elía,
Carlos Heller y hasta la mismísima Hebe de Bonafini.
“Queremos contarles lo que vamos a hacer y asegurarles que vamos a conti
nuar con el proyecto de Cristina, y que lo queremos continuar con ellos”,
cuentan en el búnker que está a pasos del Banco Provincia y un piso debajo
de la fundación DAR, donde suelen llegar políticos del más diverso pelaje.
Dentro de esa lógica encuadra el discurso hiperkirchnerista adoptado por el mandatario bonaerense, quien, además, da claras señales de subordinación
total a la conducción de Cristina Fernández.
“El cierre de listas lo va a hacer la Presidenta; es la jefa política, y eso no se
discute”, remarca cuanto sciolista se consulta al respecto.
La señal que les arrancó la mejor sonrisa fue la declaración de Máximo Kirch
ner. Para los hombres de la comarca naranja, que el hijo de la Presidenta y je
fe de La Cámpora incluyera a todos los presidenciables en la lista de posi
bles le censuró a Randazzo la frase “soy el candidato de Cristina”.
En el sciolismo se cuidan de opinar sobre las posibles candidaturas de Máx
imo y de la jefa de Estado. “Eso lo van a decidir ellos en su momento”, dicen,
para eludir cualquier compromiso que ponga en riesgo la relación que, siem
pre pe
ndular, atraviesa por un momento de tensa calma.
Un escenario propicio para ponerle levadura a la sensación de que Scioli se
rá el candidato que se quede con la boleta (en principio, tras las PASO), y pa
ra buscar el cariño de aquellos que siempre se han mostrado críticos y dis
tantes.
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