Tras los hechos ocurridos en los últimos meses, a Mar del Plata la llaman “la pequeña Rosario”. Alertado por la creciente inseguridad en la ciudad balnearia, el Gobernador jugó sus fichas
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“El Gobernador es candidato a presidente de la Nación; en lo que él llama su ciudad estrella (por Mar del Plata) no puede permitir que, en pleno Operativo Sol, y además, todavía con la emergencia en seguridad, como hemos tenido hasta el 4 de abril, se produzca la cantidad de delitos que hemos vivido”, expresó Cristina Coria, presidenta del bloque de concejales de la Unión Cívica Radical.
Si bien en el área política del gobierno bonaerense afirmaron que la decisión fue consensuada con el intendente Gustavo Pulti, desde el municipio indican que fue resolución exclusiva del jefe comunal. No obstante, ante la consulta de La Tecla, en el ministerio de Seguridad fueron tajantes: “Fue una intervención”, dijo un alto funcionario de la cartera conducida por Alejandro Granados.
Rodolfo Iriart trató de moderar esta disputa, y señaló que “el que pidió por mí es el intendente Pulti, con el cual tenemos una estrecha relación; yo fui candidato a concejal en su lista”; y agregó: “El Gober-nador me dio su respaldo; estamos en contacto permanente con el ministro y con Matzkin, el jefe de Policía”.
La ola de asaltos y muertes ya había dado el alerta en la Provincia antes del cambio. En el ministerio de Seguridad recuerdan que una semana antes se había mandado a Mar del Plata a Néstor Franco, un asesor de extrema confianza de Grana-dos, para que tomara el control de la Poli-cía. A este funcionario provincial se le asignó el rango de subsecretario de Coor-dinación de Políticas de Seguridad, para que tuviera la facultad de ejercer el mando directo sobre los jefes departamentales. Pese a la llegada de Iriart, Franco permanecerá en la ciudad balnearia, por lo me-nos hasta que la situación mejore.
De este modo, la intervención provincial apuntó a la fuerza policial y al Municipio. Si bien Pulti sigue siendo un aliado político de Scioli, cerca de Granados dicen que el distrito se le fue de las manos. Y señalan como responsable al secretario de Seguri-dad saliente, Adrián Alviolite, protegido del alcalde pero cuestionado por vastos sectores de la sociedad y la Policía.
Desde la oposición expresaron que “Alviolite ha llevado adelante procedimientos que le exceden en sus funciones municipales, y cuando le preguntaban siempre decía que no podía confiar en la Bonaerense y sus kioscos”. Asimismo, afirmaron que “los concejales pultistas, al defender el proyecto de Policía Local en el HCD hablaban de la ‘maldita Policía’”.
Ahora Alviolite fue designado como subsecretario de Gobierno; para “esconderlo de los escándalos judiciales y la inminente interpelación, ya que afronta un juicio oral por los delitos de abuso de autoridad y falsificación de instrumento público, en otras causas, como el escándalo de las licencias truchas, que lo tiene en el ojo de la tormenta”, indicó el bloque radical en un comunicado.
Si algo sacó de las casillas a Granados y cayó muy mal en Seguridad fue que el propio Pulti saliera a pedir públicamente la
intervención de fuerzas federales en el distrito. “Eso se replicó en los medios nacionales, ayudó a que creciera la sensación de que todo era un caos y se creó una bola imparable”, confió a La Tecla una fuente cercana a la conducción del ministerio.
El dato es impactante. Desde enero hubo 29 muertos por hechos que merecieron la actuación policial. En el ministerio afirmaron que sólo 6 fueron en situación de robo, y que los 23 restantes correspondieron a riñas, peleas entre vecinos o cuestiones de género, que, aunque se traten de hechos violentos, no constituyen para la estadística de hechos de inseguridad.
“Hay manipulación”, señaló Iriart sobre este tema, y resaltó: “Ahora la impronta es la de estar con los vecinos, más que nada poniendo la cara, poniéndome a disposición, viendo las cámaras, haciendo los monitoreos de los sospechosos de haber cometido los ilícitos”.
Scioli apuesta mucho a la seguridad en la campaña presidencial, montado en la creación de las policías locales y en la
cantidad de efectivos que se suman a la Bonaerense. Los resultados del Opera-tivo Sol en la costa fueron una satisfacción para el Gobernador, que no se puede permitir ahora que desde Mar del Plata lleguen las noticias más perniciosas para su objetivo. Por eso, el tema de las muertes en esa ciudad disparó el enojo
del mandatario y el pedido de rápida intervención
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