La calma y frialdad de los números reinaba ayer en el Congreso, donde el gobierno fue a
defender el proyecto que deroga las normas denominadas Ley Cerrojo y de Pago Sobera
no y que además solicita autorización para emitir US$ 15 mil millones de dólares, de los
cuales 11.684 millones se utilizarán para cancelar la deuda a 85% de los holdouts (o fon
dos buitres) que aceptaron la propuesta del Ejecutivo, que contempla una quita promedio
de 25% sobre la deuda.
En ese contexto, el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y el secretario de Finanzas,
Luis Caputo, explicaron frente a los diputados de las comisiones de Presupuesto y Hacien
da y de Finanzas los detalles de la Ley de Normalización de la Deuda Pública y Acceso al
Crédito Público que se remitió al Parlamento para su tratamiento. La exposición mantenía
su cauce hasta que entró en escena el exministro de Economía, Axel Kicillof, artífice del
desastre económico de la Argentina, para repetir el relato K: criticó el arreglo con los buit
res y la emisión de deuda que conllevaría el pago. A su vez, apuntó contra la contratación
de bancos internacionales para asesorar al gobierno en la emisión de bonos.
Enérgico, Prat-Gay le respondió: “Axel, los bancos son los mismos que vos contrataste en
su momento y les pagaste mucho más. La única negociación que cerraste fue con el Club
de París, y pagaste el 100% de la deuda, negociaste a tontas y a locas, en 48 horas. Pagaste
todos los punitorios y no entró una sola inversión”, al tiempo que manifestó que los K “les
facilitaron la vida a los buitres”.
“Ahora, Kicillof se preocupa por la inflación, y por la emisión de pesos. Pero no por los pe
sos que el Central le regalaba al Tesoro. Queremos evitar el ajuste de la inflación”, dijo el
ministro, mientras el exfuncionario reclamaba la palabra. Pero Prat-Gay le recordó: “Yo an
tes estuve en tu lugar y nunca pude hablar más de 2 minutos. Tomemos esto como un cam
bio de régimen”.
Fue tal el alboroto causado que el presidente de la Comisión de Hacienda, Luciano Las
pina, tuvo que cerrarle el micrófono a Kicillof y así, uno de los relatores de la década pa
sada se quedó con las ganas de replicar. Otra vez será.
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