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martes, 26 de abril de 2016

Fastidio en la Rosada con el hombre de Techint que hizo el proyecto de Primer Empleo

LPOA Miguel Punte le tuvieron que intervenir el proyecto. De apuro, Macri
 presentó algunas líneas porque no estaba listo.
En la Casa Rosada hay bronca con el secretario de Empleo, Miguel Ángel Punte, por el proyecto de Primer Empleo que le presentó a Mauricio Macri tras semanas de demoras y que tuvo que ser modificado de apuro, lo que
 obligó al Presidente a presentar algunas líneas generales sin tener la letra
 definitiva.
Punte es un ex director de Recursos Humanos de Ternium Siderar, una de 
las firmas del Grupo Techint de Paolo Rocca, que llegó a la administración
 pública en diciembre pasado como tantos otros ejecutivos de grandes em
presas.
La relación entre Rocca y Punte tuvo idas y vueltas, al punto que el empre
sario italiano lo habría echado y vuelto a contratar en un par de oportuni
dades. El ahora funcionario es considerado una especie de filósofo, muy 
culto (acaso porque también es profesor en la UBA), al que Rocca metió 
en Recursos Humanos como una especie de coach, un motivador. Bien al 
estilo PRO.
Pero Punte no es abogado ni experto en políticas de empleo, como requie
re su cargo. Esto quedó en claro apenas tuvo que cumplir con el primer en
cargo que le hizo Macri apenas asumió: el programa de primer empleo que había prometido durante la campaña.

Miguel Punte habla en un acto del Ministerio de Trabajo

Tras casi cinco meses de gestión, a Punte lo apuraron en los últimos días
 para que entregue el proyecto, que Macri necesitaba para contrarrestar el 
embate del kirchnerismo y el Frente Renovador con las leyes para suspen
der despidos. El ex Techint entró en crisis y presentó un texto que repetía
 en líneas generales uno que en 2008 lanzó el kirchnerismo.
El que más se enojó fue el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, que tiene
 a cargo la coordinación del Ministerio de Trabajo. Quintana le reprochó a
 Punte que el proyecto tenía errores básicos y no tenía ninguna idea nue
va, ya que el texto solo planteaba algunas exenciones impositivas y con
donar multas a empresas que tuvieran trabajadores en negro.
Tras cinco meses dando
le vueltas al tema, Quinta
na estalló y le exigió a
 Punte que le entregue 
el proyecto, que era po
co más que un refrito de
 una mala ley del kirchne
rismo del 2008.
Ante el fastidio de Quintana y el apuro de Macri, el ministro Jorge Triaca tuvo que intervenir y encargarle a su equipo que haga un proyecto nuevo, casi de urgencia. De hecho, el texto definitivo todavía no estaría terminado, aunque en la cartera laboral dijeron a LPO que está tarde ingresará al Congreso.
Esa es la razón por la que ayer en la presentación Macri apenas dio unas líneas generales, sin precisiones sobre los detalles del programa. No las tenía. Tampoco esas precisiones fueron informadas luego por Presidencia, algo que hace habitualmente cuando se presenta un pro
yecto.
Por caso, no se habrían hecho los cálculos del costo fiscal del programa
 -"esfuerzo" como le gusta decir a los funcionarios del PRO-, un tema cla
ve para finiquitar los beneficios reales que tendrá. Se trata de un punto 
sobre el que el aparato comunicacional del Gobierno suele hacer hinca
pié cada vez que anuncia beneficios sociales, pero en esta oportunidad
 no se mencionó. La razón es que ni Hacienda ni la AFIP lo habrían ana
lizado.
Así las cosas, en la cartera laboral y las otras dependencias afectadas 
están trabajando contrarreloj para llevar el texto final al Parlamento y
 no dejar en ridículo el pedido que Macri le hizo ayer a los legisladores:
 “Espero que el Congreso trate este proyecto lo antes posible”.

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