Luego de la carta, el informe, la denuncia y las respuestas, la Goberna
dora María Eugenia Vidal y la diputada nacional Elisa Carrió manten
drían hoy un encuentro en el que sin duda, el tema central será el Jefe
de la Policía Bonaerense, Pablo Bressi.
dora María Eugenia Vidal y la diputada nacional Elisa Carrió manten
drían hoy un encuentro en el que sin duda, el tema central será el Jefe
de la Policía Bonaerense, Pablo Bressi.
provincial en Seguridad, desarrollo del narcotráfico en el Conurbano y
además la estabilidad del número uno de la fuerza provincial.
Tal como se viene informando, la ex candidata a presidenta había denun
ciado un presunto involucramiento de Bressi en actividad ilegal de dro
gas e informó de estos supuestos delitos a Vidal, en una carta pública.
La respuesta ya estaría. En un informe preliminar de Asuntos Internos
se indicaría que Bressi está limpio. “Nada hasta ahora”, es lo que surge
del informe preliminar. “No hay expediente negro”, se animan a decir
desde Justicia.
Además, en la reunión, Vidal expondría avances en materia de seguri
dad. A los operativos antidrogas y cierto reforzamiento en las zonas ca
lientes del Gran Buenos Aires, sumaría actuaciones de Asunto Inter
nos en Departamentales como La Plata.
Sin embargo, sorpresivamente, cuando ayer todo el mundo daba por
hecho el encuentro, pues así se había dejado trascender casi oficial
mente, apareció Lilita y dijo que "no sé nada de esa reunión, estoy con
tratamiento médico", sostuvo.
En las puertas del instituto Hanna Arendt, donde se presentó, algo debi
litada, para dar una clase para el curso Narcotráfico y Crimen Organiza
do; y afirmó: "no estoy recuperada: tengo para dos semanas (de repo
so por tratamiento médico), pero estoy intentando volver".
LA RESPUESTA PREVIA
"Tanto Lilita como yo, estamos en el mismo lugar, peleando contra las
mafias”, salía al cruce Vidal de las declaraciones de la diputada nacio
nal que denunciaban la connivencia del Jefe de la Policía, Pablo Bressi
, con sectores del narcotráfico.
En la misma sintonía, Vidal apostaba a calmar los ánimos de Carrio
que tras los rumores de un acercamiento de Stolbizer a la alianza Cam
biemos, comenzaba a esbozar críticas a la gestión de la Gobernadora.
“Lo que le tenga que decir, se lo voy a decir a ella directamente”, sen
tenciaba.
Asimismo, le mostraba sus trofeos a Lilita y enumeraba cada uno de
los casos de amedentramiento contra el Gobierno bonaerense.
“No quedan dudas de que ha habido una sucesión de hechos en los úl
timos meses que tiene que ver con la intrusión a mi despacho durante
la madrugada, la intrusión a la casa del ministro del Gobierno, un incen
dio intencional en el sótano del ministerio de Seguridad, ahora el caso
del ministerio de Salud, prueba que de verdad este Gobierno esta dan
do las peleas que tiene que dar”, expresaba Vidal.
A su vez, agregaba que “queda claro que ningún funcionario, ni el jefe
de policía, ni ningún otro que conviva con el delito va a permanecer en
su lugar”.
“Quedó en claro que nosotros peleamos contra las mafias, y es de pú
blico conocimiento que por darle curso a estas denuncias sucedió lo
que sucedió”, concluyó.
INSEGURIDAD EN LA PROVINCIA: LA BONAERENSE, LAS POLICIAS
LOCALES Y LOS VICIOS ETERNOS
¿La conducción política no puede controlar a la fuerza? Qué hay de
trás de una situación que para la oposición y muchos oficialistas se
ha desmadrado. La competencia por los negocios y el malestar de
los efectivos que se sienten presionados por una doble vía
Inseguridad en ascenso, hechos de corrupción que salen a la luz sin
mostrar un cambio de paradigma, mensajes con tintes mafiosos y
amenazas a denunciantes provocan una ascendente sensación de
desgobierno que envuelve a la Policía Bonaerense y pone en jaque
a su conducción, tanto policial como civil.
En un doble y confuso juego, por un lado aparece el enfrentamiento
con un gobierno que prometió limpieza, exige declaraciones juradas
y ha sacado a relucir hechos de corrupción. Por otro lado, en lo más
oscuro de la relación, la propia Policía acusa que se le exige una “ma
yor recaudación” para las cajas negras, sobre cuya terminal se abre
una nebulosa: ¿Los jefes de la Policía o el poder político? Por ahora
, el ministro Cristian Ritondo prefiere llamarse a silencio.
“El problema siempre es la economía”; triste ironía de un ex funciona
rio de Seguridad para comenzar a explicar que “hay un desmadre ab
soluto, con problemas entre la Bonaerense y las policías locales, que
se pisan los negocios entre ellas”.
La denuncia de Elisa Carrió a Pablo Bressi, el jefe de la Policía Bonae
rense, tiene algunos errores, como, por ejemplo, su presencia en la
Departamental Morón. Sin embargo, en el fondo de la cuestión los ca
ñones de “Lilita” van dirigidos más allá de la figura de Bressi y apun
tan a la mafia policial.
La Tecla consultó a políticos, ex miembros de la fuerza y policías en
actividad. Ninguno pudo negar la existencia de esas cajas negras.
Un efectivo de alto rango de la zona sur fue más allá. “Se exigió que
la recaudación aumente; es difícil hacerlo cuando a la vez te mandan
más auditorías y envían a Asuntos In-ternos hasta los puestos cami
neros, algo que nunca pasó antes”, se sinceró.
Según el uniformado, en una reunión que se habría producido en el mi
nisterio a principios de año, les dijeron a los altos jefes que “nada ha
cambiado, lo único que ha cambiado es que se debe recaudar el 30
por ciento más”. Otras fuentes policiales consultadas por este medio
ratificaron que se pide más “colaboración”.
En esa doble imposición parece centrarse el meollo del conflicto. “
Desde arriba les piden más, pero también los controlan más, y eso
ha generado un profundo malestar. Además, si el flujo para arriba cre
ce, queda menos en las comisarías y los de abajo no ligan nada; por
eso hay malestar en la tropa”, aduce un ex funcionario que aún man
tiene contactos con la fuerza.
Hay quienes desprenden a Bressi de esta situación y apuntan a su
segundo, el coordinador Operativo de Seguridad, Rubén Fabián “Pe
rro” Perroni, de enorme influencia sobre las segundas líneas.
La prostitución y el juego fueron los eternos negocios. En los últimos
años se agregó una peligrosa relación en muchos lugares con la dro
ga. ¿Y los secuestros?. “Por acción u omisión, en los secuestros
siempre hay responsabilidad de la Policía”, asevera un hombre que
vivió de cerca la “época donde los secuestros eran moneda corriente
, con el desencadenante del asesinato de Axel Blumberg”.
Según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, “en los prime
ros seis meses de 2016 hubo menos secuestros que en igual período
de 2015, registrándose este año 129 secuestros denunciados”; la ma
yoría en el Gran Buenos Aires y en Capital Federal, donde se registró
un aumento, que se atribuye a bandas que operan en el Conurbano.
Han crecido los asesinatos.
En círculos de la Bonaerense y del ámbito político reconocen que hay
demasiado bajo fondo y que la fuerza se le va de las manos a la con
ducción política. Los intendentes tampoco quedan exceptuados del
problema, porque el desorden también alcanza a la Policía Local.
“La nueva administración les sacó a los intendentes el control de la
Policía, y les dicen a los jefes que no les pasen información a los res
ponsables lo-cales, sólo a la cúpula”, afirma un funcionario de un dis
trito del sur.
“Yo no quería la Comunal, pero la verdad es que es una solución, una
Policía de proximidad que no está contaminada; pero hay que tenerla
controlada”, defiende un intendente peronista de la zona norte. Su
pronóstico es que “a veces los policías dejan hacer (a los delincuen
tes) para demostrar que ellos son necesarios, y acrecentar la fuerza
con la misma lógica que tiene ahora”.
Una de las cuestiones más discutidas cuando se instauraron las poli
cías locales fue si una vez puestas en funcionamiento no chocarían
con la Bonaerense. Aquello tan temido es un hecho concreto hoy. “En
muchos distritos, las locales son coordinadas por ex policías retira
dos, y se pisan una a la otra, van a tocar los mismos timbres”, coinci
den tres hombres que como civiles tienen contacto con la cartera con
ducida por Ritondo.
El agravante es que en esos casos, la Local tampoco funciona como
control de la Bonaerense, ya que si quien controla a la Policía de los mu
nicipios es un retirado activo, sigue bajo el ámbito del ministerio y de
Asuntos Internos. “Nadie se va a animar a denunciar a un alto jefe en ac
tividad”, apunta una de las fuentes consultadas.
La recaudación por los adicionales y las horas POLAD también es moti
vo de guerra interna. La Policía Local no puede hacer adicionales si no
es en edificios municipales, pero, por acuerdos entre jefes de una y
otra fuerza, efectivos de la Comunal suelen estar en lugares públicos o
privados no municipales. Ese dinero se deposita en las comisarías y
no en el ministerio.
Tampoco los adicionales deben hacerse durante las horas de servicio.
Sin embargo, a veces los comisarios mandan efectivos de turno a cu
brir oficinas públicas. Todo eso desprotege la calle, a la vez que suma
a las arcas.
El reproche a la falta de manejo político es que “la cana se dio cuenta
que son fáciles; no hay mando político, y Ritondo está condicionado
por la propia fuerza”. Lo curioso es que la crítica emerge tanto de la
oposición como desde adentro de Cambiemos.
“Las purgas no son la solución; la solución la debe tomar la conduc
ción política en plenitud, sin detenerse a analizar qué piensa al respec
to la estructura policial”, sentencia Walter Martello, quien siempre man
tuvo una lupa sobre el accionar de la Bonaerense.
Como si esto fuera poco, han recrudecido viejos enfrentamientos en
tre la Policía de la provincia de Buenos Aires y la Policía Federal. “El
problema, siempre, es la economía”, repite el ex funcionario, tras un
largo café en el centro de La Plata. Por la vereda, a paso lento, un uni
formado de azul claro mira de reojo el interior del bar.
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