La exposición de artesanías y las demostraciones del tandilense cauti
varon a los presentes.
varon a los presentes.
El sol y la buena temperatura ayudaron para que el picapedrero Ariel
Díaz acomode sus trabajos en el ingreso del Museo Histórico y todo
este marco sirvió para que el artista pudiese sentarse con algunas pie
dras y le explique a los visitantes como es el arte de esculpir y de darle
forma a una piedra.
Alrededor de Díaz había figuras de su autoría: la escultura de una mu
jer, una mamá con sus cerditos, una pesada mesa, la imagen de la vir
gen de Luján o una talla de la virgen de Guadalupe.
Según comentó, algunos de los trabajos llevan más tiempo de elabora
ción que otros. Pero lo más importante es siempre pegar el golpe con
la fuerza exacta o hacerlo en reiteradas oportunidades hasta que el for
món y la masa logren vencer la dureza de la piedra.
La demostración lo llevó a tomar un adoquín y a prometer un corte exac
to en el medio para dividirlo por la mitad. Parecía difícil pero mientras
hablaba y explicaba la técnica lo logró en menos de dos minutos ante
la mirada y la sorpresa de quienes lo rodeaban.
El arte de este tandilense lleva años y su objetivo es transmitírselo a
quienes se acercan para ponderar su trabajo, el cual requiere de tiem
po, templanza, dedicación, esfuerzo, paciencia y concentración.
Tal es el compromiso de este hombre que esta actividad es una de
las principales en su vida y eso lo ha llevado a comprar su propio ca
mión con un brazo hidráulico para usarlo a la hora de ir a la cantera a
elegir las pesadas piedras.
Así, los visitantes al Museo Histórico vivieron una tarde diferente y
observaron uno de los oficios más antiguos del mundo.
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