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viernes, 12 de mayo de 2017

Malestar en el peronismo por el impacto del escándalo entre Scioli y Gisela Berger

LPO (La Plata)Recuerdan que en la campaña de 2015 se manifestó
 en contra del aborto.
"Gisela está embarazada. Estamos esperando un bebé". El impac
tante anuncio de Daniel Scioli en el programa de Jorge Rial buscó
 salir por arriba del escándalo de mujeres en el que había quedado
 atrapado, con la épica de la vida y el reencuentro que tanto usó 
en su carrera política.
La confesión de Scioli ante Rial no sólo dejó con la boca abierta al
 conductor -o al menos simuló con maestría la sorpresa- sino
 también al peronismo, que en ese momento se volcaba masiva
mente a la calle en medio de una histórica movilización contra el
 2x1 a los genocidas.Pero duró poco la magia, esta mañana su ex
 novia Gisela Berger destrozó esa imagen idílica que buscó trans
mitir Scioli, revelando que el ex gobernador la presionó para que
 abortara y que a veces la dejaba sola durante horas, casi recluida,
 en su famosa quinta de La Ñata.
Importantes dirigentes del peronismo consultados por LPO recono
cieron que en toda esta telenovela hubo dos momentos. El primero
 fue el posterior al programa de Rial, tras la entrevista en la que con
tó que Gisela Berger estaba embarazada de tres meses. Era un Scioli 
tranquilo, seguro, sonriente, que desestimaba los chats hot con 
Sofía Clérici que habían aparecido horas antes: "Solo somos amigos",
 decía con sorna.
En ese momento hubo optimismo en algunos sectores del peronis
mo. "Era el auténtico Daniel Scioli. Esa mezcla entre política y farán
dula que de algún modo fue la fórmula de su éxito", dijo a LPO un 
operador del Conurbano. En ese primer momento, el ex gobernador 
aparecía enchufado en la campaña, ganando espacio mediático,
recordando su accidente, ante nuevos desafíos (ser padre a los 60 
años). Algunos incluso se ilusionaban con recuperar al líder que fue 
alguna vez.


Pero todo cambió hoy, cuando trascendieron las primeras declaracio
nes de Berger. La modelo aseguró que a Scioli no le cayó nada bien
 la noticia del embarazo e incluso le pidió que abortara. Ese es el
 segundo momento. "Cuando la chica salió a contar eso, todo cambió",
 reconocieron en el PJ.
Es que esa revelación mostró el lado menos agradable de Scioli, su 
duplicidad. Es que el ex gobernador siempre se mostró como un 
hombre de la Iglesia Católica e incluso muy cercano a los sectores 
más conservares que encabezaba el obispo de La Plata, monseñor
 Héctor Aguer. En esos extremos, en su campaña por la reelección 
no dudó en hacer una publicidad junto a su esposa de entonces, Ka
rina Rabollini, orando en un banco de Iglesia.
La revelación de
 Gislea Berger golpeó
 fuerte la credibilidad
 de Scioli, porque
 durante toda su ca
rrera se mostró como
 un católico conven
cido, muy cercano a 
los sectores más con
servadores. Se pro
nunció incluso contra 
el aborto.
Y en esa sintonía durante la pasada campaña presidencial mostró una fuerte postura en contra del aborto. "No estoy de acuerdo con la legalización del aborto", dijo el entonces candidato.
Esas declaraciones -en días en que se define una estrategia para enfrentar a Cambiemos- toman ahora otra dimensión. Scioli era visto como el candidato más taquillero para encabezar la boleta, en caso que Cristina Kirchner decidiera no competir.
Desde un sector del Grupo Esmeralda coinciden en que el escenario cambio por completo en las últimas 48 horas. "Cuando sale Gisela, cambió todo", explican, aunque no descartan que se pueda sobreponer al escándalo. Scioli ya demostró que es bastante incombustible.
"Es el escenario donde mejor se mueve. Va a poder sortear ese obs
táculo. Seguramente va a lograr un acuerdo con Gisela y en el pico 
de la campaña se van a mostrar juntos en las revistas del corazón 
con frases del tipo ‘estamos muy felices con la llegada del chico'", 
agregaron las fuentes consultadas.
Es cierto que Scioli construyó su carrera política buceando el mundo
 de la farándula. Y la derrota de 2015 puso bajo la lupa algunas deci
siones que luego pasaron a la polémica.
En julio de 2015 y ya en campaña, Scioli viajó a Cuba para mostrarse
 con Raúl Castro. La Justicia comprobó que en ese avión viajaba
 Gisela Berger. Eran días en que Karina Rabolini se paseaba por los 
canales elogiando las aptitudes del entonces candidato como pareja.


Una de las tantas fotos idílicas que distribuía la campaña de Scioli
 en el 2015, junto a su hija y Rabollini.

Hubo otros episodios, como el de mostrar a su hija durante la cam
paña. Durante esos meses, Lorena Scioli recorrió el país como aban
derada de la Fundación DAR, la encargada de elaborar las propues
tas electorales de su padre.
El caso es que Scioli tardó 15 años en reconocerla como su hija. 
Ella habló por primera vez con su padre cuando tenía 11 años, 
Scioli la llamó y le dijo que no la reconocería y que la quería lejos
 de su vida.
Este jueves, Lorena reaccionó ante el escándalo y publicó en
Twitter una foto de su hijo menor, Felipe, con un sugestivo men
saje: "Parece que hoy prefiere no mirar ni escuchar".


Otro sector del peronismo se muestra más duro. "La que mide es Cristina. Scioli ya perdió", dicen en un sector más cercano a la ex presidenta. Desde allí agregan que el ex gobernador tiene problemas con la Justicia y que no contuvo a su tropa tras la debacle de 2015.
De manera previsible, aquellos que hoy están con Florencio Randazzo son todavía más duros. "El hecho de que Scioli vaya a ser padre a los 60 y si eso le ayuda o no para la campaña, era un buen tema de debate anoche. Pero hoy, con todo lo que dijo Berger ya no hay discusión posible", afirmó a LPO un diputado peronista de ese sector. Y agregó: "Scioli eligió el momento. Mientras el pueblo estaba en una movilización histórica en contra de los genocidas, él se fue un canal a contar que iba a ser padre".
En La Cámpora se resisten a hacer declaraciones. "Nuestra postura es no hablar de temas personales". Por supuesto que tampoco reflexionan sobre si este escándalo puede tener algún efecto sobre la campaña o la perfomance del peronismo en la elección. "Nuestra discusión política no pasa por los nombres sino por la construcción del peronismo. Para eso hacemos reuniones todos los martes, y allí hablamos de todo, menos de temas personales", dicen.
Pero el recuerdo del caso de José Ottavis agiganta el ruido en La Cámpora. La farandulización extrema del diputado provincial no cayó bien ni siquiera en Máximo Kirchner y fue el inicio de su ostracismo político de estos
 días. Su relación con Victoria Xipolitakis, sus apariciones públicas
 luego difundiendo un presunto romance con Moria Casán, sus
extravagantes clases de baile, hicieron que el legislador perdiera
 dentro del bloque camporista el respaldo de quienes parecían
incondicionales. Un espejo inquietante que Scioli seguramente 
elegirá no mirar.

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