En Dolores se sucedieron varias marchas pidiendo justicia por la vecina dolorense.
Este sábado, mientras se conmemora el Día de la No Violencia
contra las Mujeres, se cumplen cuatro años del asesinato de Sandra
Demare a manos de su ex pareja, un femicidio que conmocionó a
Dolores y a toda la zona. En 2016, Víctor Fernández fue condenado
por este hecho a prisión perpetua por el Tribunal Oral Nº 1 de Dolores.
Sandra era peluquera y estuvo en pareja con Fernández durante un
año y medio, en una relación que incluyó episodios de violencia
doméstica. Cuando ella decidió terminar la relación, el acoso fue
peor, al punto de entrar en verdadero estado de pánico, tal como lo
demostraron los mensajes de texto que intercambiaba con su agresor
y lo relatado por amigos y familiares. Este estado de pánico la llevó a
intentar irse a vivir a Chascomús y, finalmente, hacer una denuncia en
la Comisaría de la Mujer de esa ciudad, veinte días antes de su trágico
final. La justicia impuso una restricción de acercamiento que Fernán
dez violó sistemáticamente hasta que, a las 00.40 del 25 de noviembre
de 2013 decidió matarla.
Esa noche Fernández se descolgó del techo hacia el patio que comu
nicaba la casa de Sandra con su peluquería. Llegó a ese lugar armado
con un fusil Máuser 765, un arma de caza de alto poder de fuego. En
su casa, Sandra estaban una amiga, sus dos hijos y un tercer adoles
cente, amigo del mayor. Fue la amiga la que llamó a la policía: dos
efectivos policiales entraron a la casa, sacaron a los menores y, cuando
se acercaron al patio donde se desarrollaba la escena de gritos y
amenazas, recibieron un disparo que partió una reja y que, de no haber
sido por ello, le hubiera costado la vida a alguien más.
Fernández acribilló a Sandra –se encontraron en el patio siete vainas
servidas- y luego salió a la calle, desde donde disparó nuevamente a
la policía: el último disparo se trabó y eso selló su captura.
Desde la casa, Fernández se tiroteó con la policía hasta que, finalmen
te, pudieron reducirlo aprovechando el instante en que recargaba su
arma. En el lugar yacía muerta Sandra de un tiro.
Varios testigos insistieron en que Sandra Demare, de profesión
peluquera, había hecho varias denuncias contra los malos tratos
de Fernández y que en los últimos días estaba preocupada,
temiendo posibles agresiones. Fuentes policiales confirmaron que
el hombre tenía un impedimento de acercamiento derivado de una
decisión judicial a partir de esas denuncias.
Fernández utilizó una escopeta de grueso calibre, no automática,
utilizada habitualmente en la caza de jabalíes y ciervos, y según
algunos de los participantes en la refriega, la utilizaba con habilidad
de cazador. El tiempo de espera en la recarga habilitó a los policías
a detenerlo y evitar que continuara con la balacera. El hombre fue
trasladado a dependencias policiales y puesto a disposición de la
fiscalía Nº 1 a cargo del doctor Gustavo García.
El hecho se produjo a las 0.40 del 25 de noviembre, que ha sido
declarado por las Naciones Unidas como Día Internacional de la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Según el organismo
internacional, hasta un 70% de las mujeres sufren violencia en su
vida. El caso de Sandra Demare, lamentablemente, confirma el
horror y la necesidad de tomar conciencia sobre esta realidad.
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