La pelea entre el diputado nacional Juan Cabandié y el legislador
porteño Mariano Recalde llegó a un punto de no retorno. Todavía
no hubo ruptura por parte del primero, pero ya son varios los que
especulan que eso podría suceder más temprano que tarde. El
juego de Andrés Larroque.
no hubo ruptura por parte del primero, pero ya son varios los que
especulan que eso podría suceder más temprano que tarde. El
juego de Andrés Larroque.
mento. Una entrevista radial generó una implosión como nunca antes
había sufrido la agrupación juvenil del kirchnerismo en territorio por
teño. Ahora, los tres principales referentes, los diputados nacionales
Juan Cabandié y Andrés “Cuervo” Larroque, y el legislador porteño
Mariano Recalde, se miran con recelo, enojados por las decisiones
que tomaron los demás, y cada uno con el horizonte puesto en que
darse con el protagonismo.
Las peleas y divisiones internas, si bien eran conocidas, terminaron
de exteriorizarse cuando Cabandié hizo pública su postura de hacer
una autocrítica sobre los resultados electorales de 2015 y 2017, en
donde Cambiemos derrotó a los candidatos más fuertes que tenían
en ese entonces. Los comicios del último año también trajeron el con
dimento de la derrota de la expresidenta Cristina Fernández de Kirch
ner a manos de Esteban Bullrich.
En ese punto, con la caída de quien se consideraba imbatible, Cabandié
comenzó a reclamar un cambio de estrategia. “Hay que terminar con el
discurso del “Vamos a volver”, porque no vamos a volver nada en un
tiempo corto”, analizó puertas adentro en los últimos días. Dicha frase
cayó como un baldazo de agua fría. Allegados a Cabandié explicaron
que lo que busca el diputado nacional es que el kirchnerismo, en espe
cial en la Ciudad, dé cuenta de sus errores para corregirlos y volverse
una opción electoral competitiva.
Sobre todo, que pueda perforar el techo histórico de 20 puntos. Recalde,
por su parte, apunta a que la conducción tiene que seguir el camino de
la espera a que el oficialismo se debilite. Sin embargo, ya tiene algunas
bajas. Allí es donde entra en juego Larroque. Siempre con bastante auto
nomía por su relación con Máximo Kirchner, el “Cuervo” empezó a darle
vía libre a lo que ve como un seguro para continuar en la política porteña:
el armado del presidente de San Lorenzo, Matías Lammens.
Lammens y Larroque, que se conocieron en el Nacional de Buenos Aires
primero, y que luego cruzaron sus caminos nuevamente por el fútbol, se
encuentran trabajando juntos desde principios de 2016, cuando el manda
más del club de Boedo tomó la decisión de meterse en la política. Allí
comenzó el juego de nombres, aliados, armadores, fuentes de financia
miento y candidatos. Cabandié sabe que cuenta, además, con una vía de
escape si en algún momento llega a romper con el kirchnerismo.
Desde su época en la Legislatura porteña, en donde ingresó en 2007, Ca
bandié supo formar una buena relación con uno de los principales arma
dores po-líticos del peronismo, el exlegislador y expresidente del Conse
jo de la Magistratura, Juan Manuel Olmos. Desde el entorno de este últi
mo, indicaron: “Que tienen una buena relación, no se puede dudar, como
tampoco cabe duda alguna de que, si llega a irse Juan del kirchnerismo,
el paso siguiente sería armar algo con Olmos, pero todavía no hay nada”.
El fantasma de la ruptura es algo que tampoco quiere alentar Cabandié;
por el contrario, fuentes cercanas a él remarcaron varias veces que no
hay ruptura alguna. “Fue una publicación con mala intención y que dista
de ser una realidad. No se rompió. Lo que sí continúa es la mala relación
que hubo siempre con algunos sectores”, precisaron. En el entorno de
Recalde, la situación tampoco es diferente. Las heridas por las internas
que hubo desde 2015 no solo que no sanaron, sino que “se les echó sal
encima”, según afirman.
El expresidente de Aerolíneas busca seguir siendo la cara visible de La
Cámpora en la Ciudad. Es por eso que ya comenzó a comportarse como
un virtual jefe de bloque, incluso por encima de Tomada.
Durante dicha campaña, en 2015, tanto Recalde como Cabandié
comenzaron a dejar entrever la falta de relación. Inclusive hubo repro
ches dentro del kirchnerismo después de las elecciones porteñas, y
de cara a las generales, para que el segundo saliera más a la cancha.
El malestar por la situación en la Ciudad llegó también a la conducción
central del kirchnerismo, en donde adelantaron que, por ahora, no es
una cuestión central, debido a que cada uno se encuentra inmerso en
temas diferentes. Lo que sí molestó fue la mencionada frase de Cabandié.
El enojo con Larroque no se debe a internas. Todo lo contrario. Con su
juego actual, con Lammens en varios ámbitos, comienzan a verlo
como un caso parecido al de Diego Bossio, el diputado nacional que
ingresó en la Cámara Baja con el kirchnerismo en 2015, pero que a los
pocos días de asumir pegó un volantazo y cerró su propio bloque.
Esa estrategia de Larroque, situación que sorprende a casi todo el
arco peronista cada vez que se menciona, es vista como una forma
de cuidar un espacio.
El problema es que todo indicaría que el partido que crearía Lammens
no iría a internas con el resto del peronismo. No son pocos tampoco
los que recuerdan que, en 2017, todo el espacio peronista fue a inter
nas bajo el nombre de Unidad Ciudadana, incluyendo parte del peronis
mo que rompió con el kirchnerismo. Por lo que, de haber divisiones, l
a competencia sería con internas. “Aunque haya diferencias, hay que
dirimirlas electoralmente”, adelantan.
En suma, el conflicto reside en ver hasta qué punto el kirchnerismo
puede continuar con los enfrentamientos entre ellos, considerando fundamentalmente la falta de un candidato que aglutine.
TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A RECALDE
La noticia sobre el abandono de La Campora del diputado nacional
por la Ciudad, Juan
Cabandié sorprendió a gran parte del sector del peronismo porteño
por dos motivos conectados. En las versiones difundidas Cabandié
y el ex presiente del Consejo de la Magistratura, Juan Manuel Olmos,
fueron los que habrían rubricado el pacto. Esta situación, que fue
negada por tres fuentes diferentes, fue vista por Cabandié como
un intento de gente que quiere que se vaya de la organización; por
lo que todos los caminos apuntan al legislador y ex presidente de
Aerolinas Argentinas, Mariano Recalde.
“Alguien operó y compraron la versión dos periodistas. Se puede
leer como una invitación para que se vaya del espacio”, analizaban
en los pasillos de la Legislatura.
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