Ante la caída de Macri en las encuestas, la Gobernadora apela al corte
de boleta algo inédito en la Provincia.
Un artículo publicado en el Diario Clarin analiza el cambio que desde
hace algunas semanas a impulsado Mauricio Macri, con un estilo
enérgico y momentos de enojo y furia, queriendo imitar un perfil de
caudillo y no el de un dirigente lineal y moderado que siempre supo
ser. Ni en sus ocho años como jefe de la Ciudad ni en los tres
primeros de su presidencia filtró alguna vez la mutación de este
tiempo.
Pero existen interrogantes en torno a aquel cambio. ¿Obedece a
una nueva estrategia para afrontar un año electoral inundado de
adversidades? ¿Pretende irrumpir como un conductor implacable
para dar garantías frente a las dudas de sus seguidores? ¿O reac
ciona, como lo está haciendo, producto de la desesperación que le
estarían generando las señales de la realidad?
Lo cierto es que Macri sigue sin exhibir ningún repunte en las encues
tas. Al contrario, continúa goteando algún punto que, por su volumen,
podría computarse dentro del margen de error que posee cualquier
estudio de opinión pública.
No habría respondido a una casualidad que el Presidente haya mos
trado aquella máscara en plenarios que mantuvo con los gabinetes
de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Son los bastiones
de Cambiemos que también sufren más de la cuenta, a esta altura, por
la ausencia de un repunte de Macri. En ese sufrimiento podrían
computarse otro par de motivos. La persistencia de Cristina Fernández
, un arma de doble filo. La irrupción en la escena de Roberto Lavagna
que insinúa darle forma al espacio que el peronismo pretende edificar
para ofrecerle a la Argentina alguna salida de la grieta.
El mayor problema radica en Buenos Aires. Con el triunfo de Vidal en
ese distrito Macri dispuso en el 2015 del trampolín hacia la Casa
Rosada. Dicho trampolín ahora no se visualiza. Las últimas medicio
nes oficiales señalan que Cristina le arrancaría al Presidente a siete
meses de octubre entre 11 y 12 puntos de ventaja.
La gobernadora estaría obligada a descontar esa ventaja para conser
var el territorio principal. Una tarea, a simple vista homérica. Exigiría
un corte de boletas que carece de antecedentes en Buenos Aires.
Los milagros son difíciles de repetir. Vidal recortó siete puntos en
2015 debido a tres factores: la frescura de su personalidad; la nove
dad que en el plano nacional representaba Cambiemos; la presencia
de Aníbal Fernández que Cristina plantó como adversario. Ninguno
de esos factores pervive ahora aunque la gobernadora continúa siendo
la dirigente con mejor ponderación social del país
En Buenos Aires, el oficialismo está alarmado por algunas constata
ciones. La Primera Sección electoral ha sido siempre la fortaleza de
Cambiemos. Allí mantiene hoy supremacía sólo en Vicente López (in
tendente Jorge Macri) y San Isidro (intendente el radical Gustavo Posse).
En el global, Cristina le sacaría 11 puntos de ventaja a Macri. Desolación
para Vidal. La fotografía de la Tercera Sección (La Matanza) no puede sor
prender. Allí la ex presidenta duplica los valores del Presidente. En el res
to de la provincia Macri acumula una ventaja de tres puntos sobre Cristina
. El balance arroja por ahora una derrota.
Pese a la adversidad la gobernadora conserva margen para dar la pelea y
la realidad indica que uno de cada diez ciudadanos debería recurrir al
corte de
boleta para que Vidal consiga la reelección.
En este sentido, Vidal está molesta por el brete en que se encuentra. Co
mo Rodríguez Larreta en la Ciudad. Pero son incapaces de hacerlo públi
co por la consideración que tienen hacia Macri.
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