El obispo de Quilmes y presidente de Cáritas Argentina toca todos
los temas y dice que “en la Iglesia hay personas que no se dan
cuenta de la emergencia que hay”. También habla el auxiliar Marcelo
Margni.
la Argentina; cinco personas rezan a la hora de la siesta; el obispo
titular de la Diócesis de Quilmes y presidente de Cáritas, Carlos
José Tissera, invita a recorrer el templo, se detiene ante la tumba
de monseñor Jorge Novak y busca un lugar donde se apaguen los
agudos sonidos del órgano para hablar con La Tecla de pobreza
, política, la propia Iglesia y temas como el aborto.
-¿Por cree qué se llegó a esta situación social?
-Son malas políticas, a veces muy enfocadas exclusivamente en
las finanzas; políticas que no han tenido como centro el desarrollo
integral de las personas, sino el beneficio de algún sector de la so
ciedad. Lo que hemos vivido con la falta de fuentes de trabajo ha
ido generando también un debilitamiento del tejido social. Lo que
iba a ser algo temporario, como los planes sociales, llegaron para
los planes sociales, pero eso es algo que, más que enorgullecer, de
nota una falta de políticas públicas donde se garanticen los dere
chos mínimos de cualquier ser humano.
-¿Se abre una esperanza ahora?
-Yo entiendo que sí, por lo que he escuchado de tantas personas que
están sentadas en esa mesa (del Consejo Federal contra el hambre).
Hay un deseo de colaborar todos con ideas y poniendo a disposición
renuncias a ciertas ventajas que puedan dar las políticas económi
cas para profundizar políticas de bienestar social, ponerlo al servicio
de las políticas públicas sociales para la población, empezando por
los más pobres, que necesitan y que no tienen para comer. Nunca ha
bíamos pensado que podíamos llegar a los niveles de hambre a los
que se ha llegado últimamente.
-¿Sólo por política económica se llega a que un país como este tenga
más del 40% de pobres y más del 50% de los niños padeciendo pro
blemas de alimentación?
-La economía es una parte, pero hay cosas que están en la Constitu
ción Nacional, como es el hecho de comer, de trabajar, de te-ner una
vivienda, de tener acceso a la educación, a la salud, que se han ido
deteriorando mucho. La de alimentos es una de las cosas, pero tam
bién pasa que la economía basada nada más que en materias primas
no es suficiente para este país, tiene que contemplar el valor agrega
do de nuestros productos exportables, que es lo que trae divisas y
crea fuentes de trabajo.
-Juan Grabois dijo que “no hay más margen”. ¿Coincide?
-No sé en qué contexto lo habrá dicho; él está en contacto con la rea
lidad de los más pobres, pero hasta el propio Presidente dijo que esto
no puede esperar más. Yo estoy de acuerdo con el plan de la Tarjeta
Alimentaria, pero no es lo único; esa tarjeta es una parte. Incluso no
se llega a mucha gente porque hay muchos que ni siquiera tienen un
documento. Entonces, ahí está la tarea de los municipios, que son
los que están más cerca de esas poblaciones. Un niño, no sólo tiene
que alimentarse bien, sino ir a la escuela, tener sus vacunas, su con
trol de peso y de talla, necesita vivir en un lugar digno. Hay chicos que
crecen, como decimos, a la buena de Dios, y no tienen dónde apoyar
un cuaderno para hacer los deberes, no conocen un baño. Y todo eso,
también, va unido al poder adquisitivo y al trabajo, que es articulador
en la vida de una sociedad.
-¿Cómo está Cáritas?
-Cáritas está acompañando a la gente con sus voluntarios, que
son miles en todo el país, y tenemos algunos proyectos que arti
culan con los distintos gobiernos. Aspiramos a que eso se manten
ga. En la Iglesia tenemos, y hay que decirlo con mucha humildad,
personas que no se dan cuenta de la emergencia que hay en el país,
y Cáritas lo tiene muy claro a eso. Hay miembros de la Iglesia para
los cuales, por el pensamiento que tiene acerca de los pobres y del
desarrollo de los pueblos, el Papa Francisco es mal visto. Esas son
las cosas que tiene la Iglesia y debe procurar la búsqueda de cami
nos para darnos cuenta de que no podemos predicar el Evangelio
en medio de tanta gente que tiene su panza vacía.
-¿Alcanza la ayuda que recibe Cáritas del Estado?
-Lo de Cáritas es una gota de agua en el mar, nunca alcanza. Cáritas
Quilmes, por ejemplo, está asistiendo a diez mil niños, pero lo que
estamos recibiendo, tanto de aportes nacionales como provinciales
, llega a cubrir apenas a cinco mil o seis mil chicos, el resto es el apor
te de los fieles. Pero es cierto que muchos de los que donan, última
mente están perjudicados por la misma crisis. Por eso hay muchas
capillas o parroquias que no pueden pagar la luz.
-¿Hay sectores de la Iglesia que están preocupados por cosas más
mundanas que por la pobreza?
-Sí, hay algunos sectores, un tanto ideologizados, que piensan que
ocuparse de los pobres es cosa de un cierto partido político. Enton
ces creen que cuando un obispo o un cura está dedicándose a estas
cosas, denunciando esta realidad, está haciendo política, aunque yo
pienso que todo ser humano hace política. Pienso que hay sectores
muy cómodos, pero no sólo en este tema de lo social, sino en la mis
ma tarea evangelizadora. Por ahí nos hemos quedado encerrados en
ciertos grupos, no hemos ido a la gran masa de la gente para ver sus
necesidades. Desde hace unos años, la Iglesia en Latinoamérica veía
cómo crecían los evangélicos y los obispos comenzaron a lamentar
se porque perdían fieles; y esta gente decía que recibían a la gente
porque en sus iglesias no los habían recibido, que no se han senti
do parte. Por eso va también el mea culpa nuestro.
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