ESCUCHANOS A TODO EL MUNDO

martes, 9 de febrero de 2021

Dolores: la cooperativa de chicas trans que da la pelea por la inclusión

 


Se juntaron para empezar a fabricar bolsas bordadas, aunque algu

nas no sabían ni enhebrar una aguja. Recibieron el reconocimiento

 del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. Contra la dis

criminación, solidaridad.

Comenzaron para Navidad, haciendo bolsas de tela bordadas. Vendie

ron todo lo producido y ahora esperan la llegada de una máquina in

dustrial y una bordadora para continuar con la producción. Son las

 integrantes de Lavanda, la cooperativa de chicas transgénero de Dolo

res que busca, de esta manera, superar las dificultades de inserción

 laboral que su condición tantas veces impone.

Jorgelina Martínez no deja de reír mientras cuenta de qué manera fue 

convocando a unas amigas. Ya había estado trabajando con el tema

 del cupo trans y cuando Celia Lorete, una dirigente sindical local, le

propuso armar la cooperativa, inmediatamente dijo que sí.

A su experiencia como costurera sumaron dos modistas profesionales,

 Malvina Esperatti y Cecilia Camarena, que además de su conocimien

to del oficio aportaron las máquinas con las que se cosen y bordan las

 bolsas.

Se presentaron en el Programa Potenciar Joven del Ministerio de Desa

rrollo Productivo de la Nación, destinado a apoyar micro emprendimien

tos y consiguieron las máquinas y algunos insumos para continuar su

 tarea. Hoy, el Ministerio da cuenta en su sitio web de esta historia como

 ejemplo de lucha contra la discriminación.

Mientras esperan que llegue una máquina industrial para retomar la ac

tividad, se manejan con las máquinas de las modistas y una overlock 

que le prestó la gente del club Ever Ready, del taller de costura de la 

comparsa Sheg Yenú.

Ahora, en las reuniones de los miércoles, aunque no supieran enhebrar 

una aguja están aprendiendo a cortar, a manejar las máquinas y a empe

zar a moverse en este oficio. Los planes implican seguir haciendo bolsas,

 incluyendo también bolsas para packaging en los comercios.

Todas arrastran historias de dolor y de discriminación, aunque Jorgelina

 cuente todo con un sentido del humor envidiable. Geraldine, que se su

ma a la charla poco después, relata que tuvo que dejar el secundario por

que no podía con las agresiones de sus compañeros. Ahora, se transfor

mó en la primera jugadora de fútbol trans de Dolores, que revista en las 

filas del club Sarmiento.

Una tras otra vienen las historias de las otras chicas, algunas expulsadas 

de sus casas, otras sin trabajo, varias sin escolaridad. Jorgelina dice que 

“en mi caso fue más fácil”, porque contó con la aceptación de su familia.

 “Siempre supe que me iba a costar conseguir trabajo así que siempre

 busqué armarme el mío propio”, señala.

Relata que comenzó a trabajar a los 13 años, por la temporada, en la

 distribuidora de alimentos de un familiar, pero debió irse por la discri

minación de los otros compañeros. Así que, viendo coser a una tía, en

contró su oficio allí. La gente del barrio comenzó a traerle costuras, fa

bricó peluches y los rifó, hizo mochilas y souvenirs, entre otros rebus

ques que fue encontrando.

“A mí todo me costó el triple pero cuando lo logré, lo disfruté por cinco”

, confiesa. Un cierre que es toda una declaración de principios y un

 buen augurio para los próximos tiempos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario