Hubo cruces con el massismo y el albertismo. En La Cámpora se
quejan por el plan productivo.
La rebelión de los movimientos sociales contra la Tarjeta Alimentar relan
zada por el Gobierno el viernes agarró a Alberto Fernández en el medio
de la gira europea con la que buscaba evadirse de la crisis abierta por la
renuncia fallida de Federico Basualdo.
La coalición de gobierno sumó otra tensión luego de los tironeos entre el
kirchnerismo y Martín Guzmán por los aumentos de la tarifa eléctrica. El
presidente se llevó a Guzmán a Europa para respaldarlo ante el desgaste
del ministro de Economía que no pudo echar a un simple subsecretario y
quedó desacreditado y con versiones de reemplazo en medio de las nego
ciaciones con el FMI.
Pero la falta de coordinación del gabinete le abrió a Alberto otro foco de
conflicto interno que jamás había esperado cuando el viernes anunció que
triplicaría los fondos para la Tarjeta Alimentar que se encuadran en los 300
mil millones de pesos que destinará para la asistencia social en medio de la
segunda ola del coronavirus, un anuncio con el que esperaba irse tranquilo
a verse con un rey de España, el Papa y varios mandatarios del primer mun
do.
Juan Grabois, el referente de los movimientos sociales más cercano a Cris
tina, dijo que "del presupuesto de 300 mil millones de pesos, un punto y me
dio se va a la patria financiera, eso es un escándalo, es terrible".
"Tendría que darles vergüenza una foto con la tarjeta de alimentos", dijo
Grabois y advirtió que "es estúpida la manera en la que se aplican los
fondos asistenciales".
El fastidio de Grabois ya repercutió en la gira europea de Alberto: según an
ticipó Clarín, el dirigente social no estará el viernes en el Vaticano en el se
minario que organiza el obispo Marcelo Sánchez Sorondo y del que parti
cipará Guzmán junto a Kristalina Georgieva, directora del FMI. Grabois
, amigo del Papa Francisco, integra el dicasterio de Desarrollo Humano
Integral del Vaticano como asesor y estuvo en paneles anteriores, pero esta
vez avisó que tiene cosas más importantes que hacer.
La bronca de los movimientos sociales es concreta: la tarjeta Alimentar les
quita la posibilidad del control del padrón de los beneficiados, como el plan
Potenciar que impulsa proyectos productivos y maneja Pérsico.
Es tan grande la bronca que iincluso fue expresada por uno de los dirigentes
que habló el viernes en el acto de Alberto. Esteban "Gringo" Castro, secre
tario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep),
dijo que "cada vez que el gobierno asiste se lo come el aumento de tarifas y
de alimentos".
"Esto ya nos está generando tensiones con el gobierno" reconoció Castro
en un reportaje con FM La Patriada. No es una advertencia que pasa de la
go para el Gobierno: Alberto necesita como nunca la estabilidad en la rela
ción con los movimientos sociales ante la llegada del frío y cuando el plan
de vacunación aún no llegó ni al 10 por ciento de los argentinos.
Pero el "fuego amigo" llegó al punto cúlmine con las críticas de Emilio
Pérsico, que a diferencia de Grabois y Castro es funcionario del Gobier
no y había compartido el mismo viernes el acto con Alberto por los 102
años de Evita.
"Nos escuchan pero no nos ven", dijo Pérsico horas después del anun
cio del viernes y advirtió que "la tarjeta es pan para hoy y hambre para
mañana". "El gasto en ayuda directa, la tarjeta Alimentar, nos incluye
como consumidores, pero eso no es inclusión social, la única inclusión
es el trabajo. No resuelve el problema de la inflación, porque se la come la
inflación", dijo Pérsico, que le reclamó a Alberto invertir en el programa
Potenciar Trabajo, que administra él mismo.
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